Revista América Latina

Zucchero en La Habana: “Sería el hombre más feliz del mundo si ustedes me reservaran un pequeño lugar en su memoria”

Por Isa @ISA_Universidad

Zucchero en La Habana: “Sería el hombre más feliz del mundo si ustedes me reservaran un pequeño lugar en su memoria”

Posted on diciembre 3, 2012 by

Zucchero en La Habana: “Sería el hombre más feliz del mundo si ustedes me reservaran un pequeño lugar en su memoria”

El sábado 8 de diciembre, el ícono mayor del rock italiano protagonizará junto al maestro Frank Fernández y Buena Fe un megaconcierto en horas de la tarde en los predios de las Escuelas de Arte de Cubanacán

Por PEDRO DE LA HOZ

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El maestro de la escuela primaria de la villa reggioemiliana Roncocesi que renombró al pequeño Adelmo como Zucchero estaba lejos de imaginar que con ese apelativo unos años después el vástago de la familia Fornaciari haría historia en la música italiana.

Zucchero, a no dudarlo, es desde hace tres décadas el máximo exponente del rock peninsular y el de mayor anclaje en los escenarios internacionales. Desembarcó en La Habana a fines de noviembre, esta vez para cumplir un sueño: protagonizar un megaconcierto programado a partir de las 8:00 p.m. del próximo sábado 8 de diciembre en los predios de las Escuelas de Arte de Cubanacán, con acceso libre para todo el público. Allí estará con su banda a la que sumó voces e instrumentistas cubanos, entre ellos el reconocido maestro Frank Fernández, y alternará con el dúo Buena Fe, aunque no excluye otras participaciones. En el empeño intervienen los apoyos del Ministerio de Cultura de Cuba, el Instituto Cubano de la Música, la Embajada de Italia, la Asociación Recreativa Cultural Italiana (ARCI), cuyo directivo Daniele Lorenzi propició, junto a la manager de Zucchero, Laura, esta entrevista; el ISA y la Asociación Hermanos Saíz.

En medio de la preparación del espectáculo —los ensayos transcurren en los Estudios Abdala, de la Quinta Avenida—, Zucchero conversó con este redactor. Aquí están sus palabras:

PUNTOS DE PARTIDA

De una parte yo vengo de la música italiana, de la tradición del arte lírico musical, Verdi, sobre todo Puccini, pero en mi temprana juventud escuché lo mejor del blues y el soul norteamericano. No sé por qué me gustó siempre la música afronorteamericana, tal vez por mi voz, mucho más cercana a la de los negros de Memphis o Nueva Orleans que al de un cantante cultivado en la academia lírica.

Era muy difícil avanzar en la Italia de los setenta con esa estética; el blues y elrythm and blues se circunscribían a una elite. A muy pocos interesaba mi música. Por diez años no tuve contratos con casas discográficas.

Hice un disco con un presupuesto muy bajo, Un po’ di Zucchero en 1983 y no pasó nada. En San Remo un año después pegó una canción mía, Yo no te pido la luna, en la voz de Loretta Gigi, pero mi anhelo era que me conocieran como intérprete. La oportunidad llegó cuando en 1985, con Randy Jackson, presentamos en San Remo Donne, que se difundió mucho por la radio. La gente comenzó a reconocerme.

ORO, INCENSO & BIRRA

Cuando grabé en 1989 el disco Oro, incenso & birra sabía que tenía en la mano buenos materiales, pero no calculé lo que pasó después. Es el disco más vendido en la historia del pop-rock italiano. Todavía mantiene vitalidad en el mercado. Ocho millones de copias vendidas en el mundo no es poca cosa. En aquel disco conté con buenos músicos y eso es importante. Y luego no hablaba solamente de amor, sino de la vida misma. Incluso de la muerte, en una canción como Diamante, que escribí junto a Francesco de Gregori.

EL ROCK Y EL SISTEMA

El rock y los rockeros han cambiado desde entonces. Yo no creo que sea ahora mismo una música que vaya contra el sistema. Todo se ha convertido en algo políticamente correcto. Al menos en Italia es así. Mucha gente de mi generación está cansada, resignada. No me gusta el capitalismo ni la globalización que promueve. Las personas piensan más en sí mismas que en los demás. Observo falta de sentimientos solidarios, de autenticidad en las actitudes. Me duele que haya guerras, que aumente la pobreza. Sin embargo, confío en los jóvenes, en mi país siento que una generación comienza a cobrar conciencia de que es posible e imprescindible un mundo mejor.

La música no cambia el mundo, pero ayuda a comprender realidades mediante la emoción. Puede sensibilizar y enseñar caminos de futuro.

MISERERE

Te has percatado que en ciertas ocasiones comparto grabaciones y escena con otros músicos. No es algo que busco por razones comerciales, sino que responde a un hecho: hay canciones que entre dos salen mejor que si las cantara yo mismo. Me preguntas por Miserere. A inicios de los noventa estaba deprimido por razones sentimentales. No quería saber de nada y me aislé a orillas del mar a escuchar música clásica. Un día me senté al piano y salió Miserere, que como bien has notado tiene un aire pucciniano.

Al armar mi quinto álbum, la propuse a los productores, quienes dijeron: hace falta un tenor, ¿estás pensando en alguien? Respondí: Pavarotti. Creyeron que deliraba. Llamé a casa de Luciano y salió la hija, fanática a mis canciones. Pavarotti me invitó a almorzar y al final pedí escuchara el tema en un casete. Al ver que le gustaba, dije que solo él podía interpretarla. Me dijo: estás loco, yo no sé cantar en el estilo pop. Pues si no eres tú, no vale la pena, riposté, y en un arranque operático que había estudiado, arrojé el casete al fuego. ¿Qué has hecho?, exclamó el tenor, ¡cómo voy a cantarla ahora! El problema es hallar tiempo para hacerlo. No hay problema, traemos un estudio móvil el día que tú digas. Lo demás se conoce; Luciano, que era un hombre muy abierto, subió la meta y concibió poco después los conciertos Pavarotti y sus amigos. Él fichaba a los líricos y yo a la gente del pop.

POR QUÉ CUBA

Tengo el sueño de actuar en Cuba desde hace 22 años. El 8 de diciembre de 1990 canté en Moscú. Creo que nunca antes un rockero lo había hecho en el Kremlin. Pero ya se veía venir la debacle de la Unión Soviética, aquello estaba cambiando y me dije entonces que la próxima vez que hiciera un concierto en un país socialista tenía que ser en Cuba. Claro que había una razón ideológica. Mi padre era afiliado al Partido Comunista Italiano desde la época de Palmiro Togliatti. Lo que me entra por la piel me llega al corazón. Cuando estaba en la universidad, y éramos jóvenes y bellos, como alguien ha dicho, vivíamos la épica de la Revolución Cubana, por Fidel y el Che, que era ya un símbolo, por Camilo Cienfuegos. Admirábamos la resistencia y la dignidad del pueblo cubano. Luego me encantó la cultura. No pude hacer el concierto tan pronto como deseaba, pues estaba siempre en giras, con espectáculos programados con mucha antelación y yo quería hacerlo en grande, con todas las condiciones técnicas requeridas, para el mayor público posible.

Claro que he conocido a Cuba desde mucho antes. Esta es mi cuarta visita a la Isla. La primera vez fue en ocasión de uno de esos fabulosos Festivales del Habano en los años noventa. Encontré a Chucho Valdés, a los músicos de Buena Vista Social Club. En el 2005 regresé a filmar dos videos. Uno con la canción Cuba Libre y otro con Bacco Perbacco. Y luego grabé en junio de este año aquí el disco La sesión cubana, que voy a interpretar en el concierto del sábado con músicos de ustedes.

La casa disquera mía en Italia, una transnacional que comenzó siendo Polygram y ahora es parte del consorcio Universal, me advirtió desde hace tiempo que si yo hacía un concierto o grababa en Cuba podía tener problemas en el mercado de Estados Unidos. Les dije que no me importaba. Nadie puede entrometerse en mis convicciones.

POR SANTIAGO ESPERANDO EL SÁBADO

Aunque el concierto del sábado próximo sea en La Habana, cantaré pensando en el pueblo de Santiago de Cuba y de otras regiones afectadas por el reciente huracán. Es mi modesta manera de mostrar solidaridad y admiración por la forma en que ustedes encaran las dificultades y se levantan. En Italia, los grandes medios solo llamaron la atención de los embates de Sandy sobre la costa este de Estados Unidos y apenas una palabra sobre Cuba.

Yo vengo con un gran amor por el público cubano. Sería el hombre más feliz del mundo si ustedes me reservaran un pequeño lugar en su memoria.

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