Revista Viajes

A zancadas por Tabasco

Por Inshalatravel @inshalablog
A unas semanas de la dura (dicen los que de esto saben) Maratón de Madrid, el aire ya huele a temporada de carreras, y ya se ve a esos locos amarillos de los que os hemos hablado en alguna ocasión, zapatilla en ristre, dejando kilómetros atrás como quien come pipas; sí, igual de adictivos son esos kilómetros gastados. Y si no, que se lo pregunten a Patxi, que se estrena hoy cono inshaler, pero que ya lleva varios maratones en sus pies. ¿Quién se lo iba a decir años atrás? Pues aquí le tenéis, contándonos su experiencia como runner en Tabasco (México), con la fresca...

Me gusta correr desde hace ya casi seis años, a veces lo disfruto, a veces lo odio y siempre lo necesito, la gran paradoja del corredor. Allá por 2001 cuando todavía hubiese llamado loco al que me pronosticase que 10 años más tarde correría mi primer maratón, comencé una estrecha relación con México, que me llevó a amar este país tanto como el que me vio nacer.

México es una república conformada por 31 estados y un distrito federal que hace las veces de capital. El azar me llevó hasta Tabasco, un estado del sudeste de la república, fronterizo con Campeche, Chiapas, Veracruz, la República de Guatemala y el Golfo de México.

De sofocante clima tropical húmedo, exuberante fauna y flora y crisol de culturas, Tabasco, conocido como el edén mexicano es sin embargo cruce obligado entre los núcleos más turísticos del país. Conecta la descomunal Ciudad de México con el precioso estado de Chiapas, con la península de Yucatán, con las playas de Cancún y con la República de Guatemala por el paso fronterizo de El Ceibo. Sin embargo posee una interesante entidad propia como destino turístico por sus enormes ríos, zonas pantanosas protegidas como los Pantanos de Centla, zonas de sierra mágicas en la zona de Teapa, con pueblos de ensueño como Tapijulapa y bonitas playas y zonas costeras en el Golfo de México como Paraíso o El Bellote.

¿Qué es lo que hace que Tabasco no sea tan conocido a nivel turístico? El petróleo. Tabasco es una de las zonas petroleras más relevantes de México, con abundantes pozos e infraestructuras. PEMEX, la empresa estatal petrolera mexicana, tiene gran parte de sus oficinas en Tabasco, lo cual ha hecho que otras industrias con potencial en la zona, como la turística o la ganadera, queden relegadas a un lugar residual.

Villahermosa, capital del estado, es una coqueta ciudad de unos 750.000 habitantes, fundada en 1564 por el español Diego de Quijada. Rodeada por los enormes ríos Grijalva y Carrizal, su vida gira en torno a PEMEX donde la gran mayoría de sus habitantes desempeña su trabajo, lo cual la sitúa con un nivel económico por encima de la media de la república, ya que los sueldos de la paraestatal son superiores a lo que es habitual en México. En 2007 sufrió unas terribles inundaciones que anegaron toda la ciudad al no ser capaces las enormes presas de Chiapas de contener todo el caudal provocado por las enormes lluvias que se dieron y que fue vertido sin control a los dos ríos que rodean la ciudad.

Villahermosa me ha acogido siempre como a uno más, el carácter afable y sincero de sus gentes hace que te sientas como en casa desde el primer minuto. Tras tantísimos años viajando allí, y aunque había corrido por sus parques en innumerables ocasiones, nunca había tenido la oportunidad de participar en ninguna carrera. Eso se solventó el año pasado durante mi estancia en la capital Tabasqueña.

Me llegan noticias de que el Instituto Mexicano de Contadores Públicos del estado de Tabasco organiza una carrera de 10 Kilómetros y sin dudarlo me apunto. Me acompaña mi inseparable Nery, tabasqueña de pura cepa, que además cumplía años ese día, lo cual hizo que todo fuese bastante especial.

La salida está anunciada a las 7 de la mañana, ya que el calor es sofocante en esta época del año. Aún así a esas horas ya hay 32 grados con una humedad relativa cercana al 90% lo cual hacía que sin hacer absolutamente nada ya estuvieses sudando. Para darle un toque un poco más épico al asunto, la proverbial impuntualidad mexicana hace que salgamos 45 minutos más tarde, cuando el sol calienta ya de manera brutal.

Pero da igual, el ambiente es magnífico, los mexicanos saben dar ese toque de alegría y fiesta a cualquier evento así que cuando tomo la salida lo hago con una sonrisa en la boca. Salgo a mi ritmo habitual, pero el calor y el hecho de que no he corrido apenas en estas vacaciones me ponen en mi sitio así que bajo el ritmo y me dispongo a disfrutar de lo que es correr a 8.500 kilómetros de casa.

En los avituallamientos de agua, no se si bebérmela o tirármela por encima, sudo como nunca, pero el ambiente de la carrera hace que me plante en meta con una sonrisa en la boca, donde me espera mi amiga Nery,

que me abraza. Podemos decir que cuando alguien te abraza y se alegra con sinceridad en esas condiciones, empapado de sudor, es que su amistad es sincera y te aprecia de verdad.

Disfruté como nunca, mi marca estuvo 10 minutos por encima de la que tengo en un 10.000, pero creedme que disfruté como diez veces más que el día que corrí tan rápido. Y es que cuando uno conjuga dos de sus aficiones más apasionadas, correr y viajar, nada puede salir mal.

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