Revista Religión

Apuntes de HISTORIA DEL PERÚ CONTEMPORÁNEO. INDEPENDENCIA Y REPÚBLICA: 1780-1997

Por Joseantoniobenito

Apuntes de HISTORIA DEL PERÚ CONTEMPORÁNEO

INDEPENDENCIA Y REPÚBLICA: 1780-1997

José Antonio Benito Rodríguez[1]

Arequipa, junio 1997

O. INTRODUCCIÓN

1. La peruanidad

Cuando los españoles llegaron en 1532, al imperio de los incas, el Perú no existía; cuando se produce la batalla de Ayacucho en 1824, Perú sí existía.

A lo largo de 300 años se ha organizado una nueva sociedad nacida del mestizaje del mundo indígena y español, con aportaciones del mundo europeo y africano. Un millón de leyes promulgará la Corona castellana, plasmadas en instituciones jurídicas que darían forma a la nueva civilización. Desarrollo económico y cultural que hacen multiplicar por veinte el territorio hispano en América. Una misma lengua en patrias diferentes que nos lega la civilización criolla americana, pero con rasgos bien definidos en las nacionalidades emergentes como sucede con Perú. Hasta el punto que se plantea una "peruanidad" como identidad cultural y humana del Perú. Del amor al suelo natal surgió el sentimiento de la nacionalidad y el sentimiento patriótico que forja, en los peruanos de finales del S. XVIII, un sentimiento nacional distinto de la metrópoli española. Se puede afirmar que en esa época la patria peruana ya existía. Sin embargo, no debe olvidarse el sueño de Bolívar de crear una "patria grande". El S. XX nos ofrecerá una América tensa que lucha por afirmarse entre  revoluciones y dictaduras. En junio de 1991 se reunieron los dirigentes de los estados iberoamericanos en Guadalajara (México) para afirmar que: "comparten raíces y el rico patrimonio de una cultura fundada en la suma de pueblos, credos y sangres diversas".

2. Una realidad nueva, un espíritu diferente

Desde el momento del Descubrimiento y Conquista españoles, los peruanos no se resignan a una fatal derrota. Baste recordar el lance de Pizarro con Atahualpa en Cajamarca, la rebelión de Manco Inca en 1538, la resistencia en Vilcabamba hasta que el virrey Toledo ejecuta en 1572 al príncipe inca Túpac Amaru I. Este espíritu diferente no era patrimonio de los naturales de Perú sino que se observa en los propios españoles, tales como Almagro o Gonzalo Pizarro, que luchan contra la Corona.

En el siglo XVII tuvieron lugar las sublevaciones de los criollos José de Antequera en Paraguay y de los Hermanos Salcedo en Puno. Tanto los protagonistas de la primera como de la segunda acabaron siendo ejecutados.

Si postulamos que a partir del contacto social y cultural entre europeos y aborígenes en América y en el Perú se formó una nueva realidad, será más fácil comprender que ésa tenía un signo nuevo, vigoroso y diferente.

En medio de convulsiones y no exento de violencia, el proceso histórico se desarrolló dando lugar a una realidad original con elementos conformantes hispánicos e indígenas.

Esa realidad -una patria- se expresa a partir del siglo XVIII e intenta emanciparse. Tiene la conciencia en plena maduración, se siente diferente y un espíritu de rebeldía la sacude en busca de libertad e igualdad.

La independencia es así un proceso complejo en el que se manifestó el Perú. No es un hecho único ni un acto político aislado, es la maduración de la conciencia nacional de la nueva sociedad.

I. LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ COMO PROCESO HISTÓRICO: 1780-1825.

1. Los tres momentos del proceso:

a. 1780. La rebelión de Túpac Amaru II

No fue un hecho aislado, tenía un terreno abonado por la violencia desatada en la represión de la conspiración de Juan Santos Atahualpa hacia 1730. Hay que enmarcarla además dentro del momento histórico del Despotismo Ilustrado vivido en el Perú, a caballo entre la Independencia de los Estados Unidos (1776) y la Revolución Francesa (1789). Estalló en el pueblo de Tinta, al sureste de Cusco, la noche del 4 de noviembre de 1780 y fue acaudillada por el cacique mestizo de Pampamarca, Surimana y Tungasuca, José Gabriel Condorcanqui, el Inca Túpac Amaru II. Fue motivada por los abusos del visitador José Antonio de Areche en el cobro del tributo así como por las injusticias en el sistema de los repartimientos. Pedía la independencia, el establecimiento de una Audiencia en Cusco y reivindicaba los derechos y libertades de los indios y esclavos. Convocó a todos los grupos sociales. Fue una gran revolución social. Túpac Amaru apresó al  corregidor Antonio de Arriaga en Tinta, ejecutándolo en la plaza de Tungasuca como represalia por abusos cometidos con la población. Al frente de 15.000 indios prosiguió la lucha hacia el Norte, venciendo en Sagarara. Siguió por Lampa y al intentar atacar el Cusco choca con la oposición del coronel Gabriel Avilés destacado por el virrey Agustín de Jáuregui, quien obligó al cacique a replegarse hacia Tinta. Llegaron nuevos refuerzos al mando del Mariscal de Campo José del Valle, que unido a grupos indígenas enemistados con Túpac Amaru, precipitan la derrota del líder. Apresado en Langui fue conducido al Cusco con su esposa Micaela Bastidas, junto a sus hijos y parientes, siendo todos salvajemente ejecutados en la plaza pública del Cusco el 18 de mayo de 1781. La consecuencia más importante de ello fue la fractura del Perú. El dirigente quiso hacerlos comprender que en ese momento necesitaba unir a los peruanos, pero no podía impedir que sus fuerzas, básicamente indígenas, sobrepasaran su prédica. Por eso, cometió errores en la guerra: no atacó el Cusco a tiempo y, cuando pudo, no quiso invadir la ciudad. Sus fuerzas comenzaron a abandonarlo, y no todos los caciques estuvieron con él. Resulta que distintos grupos étnicos tenían rivalidades; fue el caso de los de Chinchero, encabezados por el cacique Pumacahua, quienes combatieron a Túpac Amaru II.

b. Rebelión a comienzos del siglo XIX

En todo el proceso emancipador que vive Hispanoamérica en su 1ª etapa (1810‑14), la cual acaba con un aparente triunfo de los independentistas, se extendió el levantamiento desde México hasta América del Sur, salvo América Central. Se crearon Juntas de Gobierno, al principio favorables a Fernando VII, que evolucionaron al separatismo. Muchos criollos no participaron o estuvieron en el lado realista; pero es evidente que del fidelismo se pasó al reformismo y de allí al franco separatismo. En el Perú se produjeron diversos esfuerzos por la independencia:

- En 1805, la rebelión de Aguilar y Ubalde, minero criollo, que en unión al abogado arequipeño, Manuel Ubalde y algunos amigos, conspiraron contra el gobierno español para formar un gobierno soberano en el Perú. Fueron descubiertos y condenados en diciembre de 1805. Revistió la forma de un sueño.

. 1811 Zela en Tacna. El primer grito libertador del Perú puede decirse que fue el protagonizado por el criollo tacneño Francisco Antonio de Zela y secundado por un numeroso grupo de criollos, mestizos e indios entre los que destacan los caciques José Ara y Ramón Copaja. La de 1811 fue una consecuencia de la revolución argentina de 1810, ya que desde Buenos Aires enviaron proclamas a los pueblos del sur del Perú. La noche del 20 de junio de 1811 Zela apresaba las autoridades realistas. Fueron derrotadas las tropas tacneñas y las argentinas en Huaqui, junto al Lago Titicaca, por Goyeneche.

. 1812, rebelión de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes

Fue protagonizada por indios y mestizos contra las abusivas autoridades españolas.

. 1813, en Tacna. El tres de octubre Enrique Paillardelle y el Alcalde de Tacna, Pedro Calderón de la Barca, se levantaron nuevamente, siendo sofocados por las tropas realistas de Arequipa, enviadas por el Intendente Moscoso y comandadas por el coronel García de Santiago.

1814. Los Hermanos Angulo y Pumacahua

Con motivo de elegir el Cabildo Constitucional del Cusco, tal como lo prescribía la Constitución de Cádiz de 1812, los Hermanos Angulo triunfaron el 7 de febrero de 1813, logrando una gran representación criolla, por lo que fueron considerados subversivos y llevados a prisión. La noche del dos de agosto de 1814 los soldados que los vigilaban se sublevaron con las fuerzas militares de la ciudad y suprimieron a las autoridades. Con el apoyo del Cabildo se formó una Junta de Gobierno ofreciendo el mando a Mateo Pumacahua, Brigadier de los ejércitos y nombrando a José Angulo como Capitán General. La rebelión fue apoyada por el pueblo y el clero. El ejército popular formó tres columnas para tomar la Paz, Huamanga y Arequipa. Sin embargo, el general Pezuela, comandante del ejército realista en el Alto Perú, destacó al general Juan Ramírez con un poderoso ejército que derrotó a los rebeldes en La Paz. Arequipa fue ocupada por los hermanos Angulo y Pumacahua en un célebre cabildo abierto. En esa ciudad el clérigo Mariano José de Arce planteó la independencia. En Umachiri fue derrotada por Ramírez el 11 de marzo de 1815; allí perdió la vida, fusilado, el joven poeta y patriota mistiano Mariano Melgar. Igual suerte corrieron los protagonistas de la rebelión.

La 2ª etapa. (1815‑20). Está caracterizada por la reacción realista, fortalecimiento de la postura española con el retorno de Fernando VII y visiblemente fuerte en el virreinato peruano por la acción del virrey Abascal, auténtico bastión del realismo en América. La fuerza de la obra de Abascal contra la revolución provocó una reacción contraproducente: se afirmó el separatismo y se contribuyó a definir la conciencia de los criollos a favor de la Independencia. Se lucha por la patria. Con el resurgimiento liberal, iniciado en 1820 con el pronunciamiento del General Riego en Andalucía, las tropas que estaba previsto vendrían a América quedan en España. Se consolidan los "grandes libertadores": Bolívar, San Martín, O'Higgins, Sucre... Importantes victorias sobre los realistas: Chile: O'Higgins y San Martín, victorias definitivas en Chacabuco (1817) y Maipú (1818); Nueva Granada: Bolívar, en Boyacá (1819).

El protagonista principal en este tercer momento fue el general José de San Martín. Nacido en 1778 cerca de Buenos Aires, pasa su infancia y juventud en España, participando en la defensa contra Napoleón. En 1811 conoció la formación de la Junta de Gobierno de Buenos Aires y en 1812 regresa a su patria. A la semana de llegar lo reconocieron como teniente coronel, encomendándole un regimiento de caballería, base de los "Granaderos a Caballo" y del "Ejército Libertador de los Andes". Nombrado Capitán General de Cuyo, convirtió Mendoza en "su capital", logrando la colaboración de la población y del gobierno de Buenos Aires. El 9 de julio de 1816 el Congreso reunido en Tucumán proclamó la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.  En enero de 1817 el Ejército de los Andes, dividido en tres divisiones -dos de ellas con San Martín y la otra con O´Higgins- marcharon por el paso de los Patos y Uspallata. Tras una marcha heroica de más de tres semanas por la cordillera de los Andes, las tres divisiones convergen sobre Chacabuco, en la Capitanía General de Chile, logrando el 12 de febrero de 1817 la primera gran victoria, que fue seguida de la de Maipú el 5 de abril, afirmando la independencia de Chile. San Martín es consciente de que la única manera de garantizar la independencia conseguida era ampliarla a Perú.

Se inicia en América una 3ª etapa (1820‑24) en la que se consolida el triunfo emancipador con decisivas victorias en Cochabamba, 1825, Venezuela (Carabobo 1821), Colombia (Pichincha 1822) y México (Plan de Iguala 1821). San Martín se dirigió -ayudado por el marino Lord Cochrane- hasta la costa peruana con más de 4.000 hombres, llegando a la Bahía de Paracas el 7 de septiembre de 1820. Desde allí avanza hacia Pisco, Chincha e Ica, llegando a Lima y sorprendiendo al virrey Pezuela. Simultáneamente envió al general Juan Antonio Álvarez de Arenales para insurreccionar la sierra central y la costa hasta Guayaquil. En Lima contará con el apoyo de patriotas como José de la Riva Agüero. Los jefes realistas deponen a Pezuela y designan al Teniente General José de La Serna. Éste conferencia con San Martín en la hacienda Punchauca, al norte de Lima, sin llegar a un acuerdo. Se convocó a Cabildo Abierto el 15 de julio de 1821 en el que se manifestó que la mayoría estaba por la libertad. El 28 de julio, San Martín proclamó la independencia de Perú con estas solemnes palabras: "El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende".

El 3 de agosto asume el cargo de Protector y, a través del Primer Congreso del Perú independiente, echó las bases de la nueva organización nacional. Entre otras medidas hay que destacar la abolición del tributo de los indios, declaración de libertad para todos los esclavos negros nacidos tras la Independencia, la abolición de la mita y la servidumbre, creación de la Orden del Sol, establecimiento de la primera Escuela Normal para la formación de profesores, Libertad de Imprenta, organización de la Hacienda Pública y reglamentación del comercio. Creó el Himno Nacional y la bandera del Perú, símbolos nacionales. Pidió apoyo a Bolívar, conferenciando con él en Guayaquil, el 14 de julio de 1822, sin éxito. En septiembre del mismo año instala el Primer Congreso y dimite. La Junta Gubernativa fue presidida por el Mariscal José de la Mar, quien tras un breve período se vio relevado por José de la Riva Agüero. Le sucedió a los pocos meses Torre Tagle, quien reclamó la presencia de Simón Bolívar. Éste debe hacer frente a los partidarios de Riva Agüero y, desde Pativilca, preparó las dos victorias decisivas: Junín y Ayacucho (1824). Al ser herido el Virrey La Serna, quedó como encargado del mando superior del Perú el general Canterac quien capituló el 9 de diciembre. Por último, el 22 de enero de 1826, el General José Ramón Rodil entregó las fortalezas del Real Felipe en el Callao.

CONSECUENCIAS de la INDEPENDENCIA

. La emancipación trajo consigo la supresión parcial del tributo indígena, la restricción de la esclavitud y de las calificaciones raciales, y la libertad de comercio y de ingreso de inmigrantes. Pero en la realidad, permanecen los privilegios sociales y de casta y aumenta la pobreza por iniciarse una economía liberal sin poder competir con otros países. Entra el Perú en una dependencia económica de Inglaterra y más tarde de Estados Unidos. 

. Fracasan los planes de integración de Bolívar, para crear una gran nación hispanoamericana, y se produce una fragmentación política de los antiguos dominios españoles.

. En estos países surgen caudillos, que controlarán el poder político y militar, y se convertirán en dictadores, gobernando frecuentemente durante largos períodos. así el militarismo es la primera fuerza política en las nacientes repúblicas.

2. Escuelas que intepretan la Independencia del Perú: la tradicional, la revisionista, el revisionismo analítico.

. La Tradicional establece como causa esencial de la Independencia la formación de la conciencia nacional de una patria mestiza.

 . La Revisionista plantea que la Independencia fue resultado de una coyuntura externa. Que la libertad nos fue concedida "desde fuera" y que la guerra de la emancipación tuvo el carácter de una contienda civil.

El revisionismo analítico siguió las líneas maestras trazadas por Jorge Basadre en su obra: El azar en la historia y sus límites. Aportan Flores Galindo, con un estudio sobre Lima en la coyuntura de la transición entre la crisis colonial y la República temprana y  ensayo titulado Independencia y Revolución donde estudia el problema de la naturaleza de la estructura de clases en Lima y el comportamiento político de diferentes grupos sociales.

Scarlet O´Phelan sitúa la independencia en el marco andino, que excede al peruano, que le concede unidad sociohistórica. Destaca el hecho de que existe una conexión histórica ente los levantamientos indígenas del S. XVIII y la independencia. Además, a partir de las reformas borbónicas, los sectores criollos y mestizos comenzaron a buscar insistentemente una salida alternativa al gobierno de la metrópoli, tratando de obtener provecho de coyunturas 'propicias' para lograr su intento.

Va emergiendo una visión más matizada. En el proceso se hallan comportamientos diferenciados de uno y otro sector social, como lo muestra la oposición extrema entre la opción realista de la burguesía mercantil limeña y el masivo concurso de los indígenas organizados en guerrillas y montoneras en la sierra central, demostrando participación popular. Un complejo de factores explican el proceso histórico de la Independencia del Perú. Ni lo económico exclusivamente, ni lo ideológico o lo social; se van relacionando en una estructura más amplia elementos externos de la situación española con los internos de la nueva realidad peruana y americana.

II. LOS IDEALES QUE APORTA LA INDEPENDENCIA A LA REPÚBLICA PARA SU CONFORMACIÓN.

1. La promesa de la vida peruana

Es innegable el interés despertado por el tema de la Independencia. Existe una abundancia excesiva de estudios, pues de los 50.000 títulos registrados recientemente por P. Chaunu acerca de bibliografía hispanoamericana, el 30% se refiere a esta temática.

Este interés se debe en gran medida a "la promesa de la vida peruana que la Independencia significó" una esperanza. Esta esperanza se concretó -según J. Basadre- en "un ideal de superación individual y colectiva que debía ser obtenido por el desarrrollo integral de cada país, la explotación de sus riquezas, la defensa y acrecentamiento de su población, la creación de un 'mínimum' de bienestar para cada ciudadano y de oportunidades adecuadas para ellos". En nuestra nación se produjo también un anhelo de concierto y de comunidad, un fermento igualitario como se plasmó en el "Somos Libres" del Himno Nacional. Y a pesar de las dificultades, el aliento de la promesa siguió fermentando en los mejores espíritus peruanos; no siempre a la par, unidos, sino de dos modos, por desgracia enfrentados y sin conseguir complementarse, por el debate planteado entre las ideas de libertad y autoridad, así como el afán de acelerar el progreso material. Estas ideas explican el aporte histórico de la Independencia como ideal y como anhelo.

2. La explicación de por qué se fundó la República.

J. Basadre afirma que se fundó "para cumplir la promesa que en ella se simbolizó". Las formas de materializarla fueron dos: la preocupación ideológica, espiritual, tendente a la afirmación patriótica de la nacionalidad; y la búsqueda del desarrollo material del país.

En el fondo no se trata únicamente de un acto político sino de algo más complejo: llevar a la práctica un ideal que alienta en la historia.

III. LA ESTRUCTURA HISTÓRICA DE LA REPÚBLICA: UN ESTADO NUEVO SOBRE UN PAÍS ANTIGUO.

Un nuevo ser resultaba la nación peruana. Su desarrollo fue un parto doloroso y produjo una "patria en conflicto". Aunque el Estado fuese "nuevo", el país era "muy antiguo", remontando sus orígenes hasta el legendario imperio de los Incas, seguido del virreinato español. Por ello no es de extrañar que en algunos grabados peninsulares el emperador Carlos I de España o V de Alemania se le considerase XIII de Perú, pues resultaría el sucesor décimo tercero del Inca Atahualpa. La creación del Virreinato de Buenos Aires modificó mucho el territorio ya que lo dividió en dos al desgajar Puno y el Alto Perú del Virreinato peruano. Hubo intentos de crear un virreinato sur peruano con La Paz, Arequipa y Cusco como ejes. Sobre este territorio "movedizo", con una población no sólidamente armónica de la que emergen como cabeza política los criollos, un Estado en crisis -el español- se formará el nuevo estado peruano; estado que vivirá "continuidades y rupturas en el tránsito de la sociedad colonial a la republicana" y que sólo podremos comprender estudiando su "herencia colonial" y las grandes paradojas de la historia republicana, la más evidente quizá la "existencia de una república sin ciudadanos, donde una minoría se sentía la encarnación de la nación, con el derecho de excluir a las grandes mayorías, consideradas ajenas al país", originándose que en el Perú se fundase "el Estado allí donde no había nación".

A pesar de estos hechos difíciles, la república unitaria y democrática surgió de la voluntad legislativa del grupo dirigente peruano en 1822.

IV. PERIODIFICACIÓN DE LA HISTORIA DE LA REPÚBLICA DEL PERÚ.

Seguimos la de Jorge Basadre.

1° Determinación de la nacionalidad (1820-1842)

Predominan las cuestiones geográfico-políticas internacionales. Políticamente se plantea la lucha entre los monarquistas o autoritarios y los republicanos o liberales. Entre los primeros destacan Luna Pizarro, Sánchez Carrión, F.J. Mariátegui; entre los segundos José María Pando. La primera Constitución, 1823, es liberal; la segunda, 1826, de Bolívar, autoritaria; la tercera, 1828, como la de 1823; la cuarta, 1834, es un preámbulo a la confederación perú-boliviana; en la quinta, 1839, autoritaria.

Si atendemos a la política internacional vemos que Perú se va definiendo lentamente frente a interferencias extranjeras. En 1828 se realiza hay una campaña contra Bolivia con el fin de eliminar a los colombianos y a Sucre de esa república. En 1829 guerra con Colombia. De este año hasta 1834 hay conatos de guerra contra Bolivia; de 1835 a 1842 campañas bélicas junto a Bolivia

La rivalidad militar está representada por los caudillos Gamarra y Santa Cruz.

Desde el punto de vista económico y fiscal cabe destacar la pobreza reinante, manifestada en la decadencia de la minería y de la agricultura.

a. 1820. Aparición del Perú como Estado libre ocasiona la guerra de la emancipación hasta 1824.

b. 1822. En el Congreso Constituyente se adopta la forma republicana de gobierno.

c. 1827. Entre formar parte de otra república o un Estado soberano se resuelve el ser una República peruana.

d. 1827. El presidente no será vitalicio como quería Bolívar sino temporal.

e. 1835-42. Etapa de incertidumbre geográfico-política con Bolivia, resuelta en 1842 con la paz de Puno, donde quedó definida la personalidad política del país, luego de la experiencia fallida de la confederación Perú-Boliviana.

2° Auge: 1842-1866

Generación liberal de José Gálvez y M.T. Ureta; autoritarios: Bartolomé Herrera.

La sexta constitución, 1856, es la más liberal; la 7a., 1860, moderada; la 8a., 1867, más avanzada incluso que la 6a.

Hay una especie de "romanticismo internacional" por la política americanista, centrada en los dos Congresos de Lima.

Tras la etapa de la determinación, llega una de prosperidad que recuerda los mejores tiempos del virreinato y del incanato. Está basada en el negocio del guano. Desde el punto de vista bélico, el Perú declara y triunfa en dos guerras; la primera contra el Ecuador que culmina con el tratado de Mapasingue, y la segunda, contra España, el dos de mayo de 1866, en que lideró la alianza de Chile, Ecuador y Bolivia para este objetivo.

Hay prosperidad económica, debida en buena medida al guano, que mal aprovechado se convierte en una ilusión falaz. No sirvió como base para el desarrollo nacional.

Los caudillos enfrentados son Castilla y Vivanco.

3° Crisis. 1867-1883.

Desaparecen los ideólogos, predominan inquietudes pragmáticas, político-económicas. Política de alianzas internacionales y guerra del Pacífico con Chile que termina en la gran catástrofe nacional. Bancarrota privada y pública, guerra internacional, desastre militar con Chile; se intenta resolver el problema de la mala gestión administrativa del guano con el salitre. Es una etapa de grave repercusión para el país en lo político, internacional, social, económico y fiscal. Queda el Perú yacente.

4° Reconstrucción a través de la reorganización del sistema tributario (1884-1919). Impuestos de exportación, auge del algodón, azúcar y, posteriormente, del petróleo y el cobre. Se inicia tímidamente la formación de los partidos políticos aunque sigan predominando los caudillos (Cáceres o Piérola) cuando no son grupos de políticos profesionales (Unión Cívica, de Valcárcel), una clase social (civilismo) o ideólogos aislados (Unión Nacional).

Los caudillos en pugna son Cáceres y Piérola.

5° La época contemporánea

La influencia económica británica va siendo reemplazada por la norteamericana. Se realiza la desastrosa experiencia del gobierno de A.B. Leguía, "La patria nueva". Aparecen los partidos políticos de masas. El APRA y el Socialismo, la Unión Revolucionaria. La oligarquía de origen aristocrático es reemplazada por grupos de poder económico.

V. FACTORES HISTÓRICOS QUE HAN TENIDO MAYOR RELEVANCIA EN LA EVOLUCIÓN REPUBLICANA DEL PERÚ EN EL S. XIX

5.1 Internacionales: fronteras y guerras

Como todo nuevo Estado naciente, el Perú debió definir  su territorio fijando sus fronteras con los países vecinos. Esto dio lugar a guerras dolorosas. Las causas fueron la ambigüedad de las fronteras coloniales que se convirtieron en zonas de tensión republicana, los celos y rencores acumulados en la guerra de la Emancipación y las rivalidades internacionales por el predominio político y económico.

a. Ecuador. Este país sostuvo desde 1830 hasta 1942 un problema para la fijación de límites. A pesar de los títulos históricos que exhibe el Perú y del largo proceso de relaciones internacionales con el país del norte, las dificultades para definir la frontera han sido constantes. Momento álgido de este proceso fue la guerra de 1856-60, provocada por la cesión de territorio peruano amazónico - márgenes del río Bobonaza- a unos acreedores ingleses del Ecuador. El ejército peruano mandado por Castilla ocupó Guayaquil y consiguió la anulación de la cesión y el reconocimiento de los territorios como peruanos por Ecuador en el Tratado de Mapasingue. 

b. Colombia

Para fijar los límites en el río Yapurá o Caquetá según Perú y el Putumayo según Colombia. Se disputaba la zona de las misiones mercedarias del Putumayo. El presidente Leguía cedió en 1922 a Colombia el "trapecio amazónico" -zona entre el Putumayo y el Amazonas.

c. Brasil. Territorios del triángulo formado por la desembocadura del río Yapurá o Caquetá en el Amazonas y el mismo Amazonas aguas arriba hasta Tabatinga, así como por los territorios comprendidos entre el Ucayali y el Madera, especialmente por los de las cuencias de los ríos Yuruá y Purús. La frontera en el Yavarí fue respetada como algo tradicional desde los tiempos de la dominación española y protuguesa; se definió también el problema de la navegación en el Amazonas, única vía de comunicación amazónica con el mundo.

d. Bolivia

Fijación de la frontera al norte del Lago Titicaca hasta la frontera con Brasil, tal como correspondía por los límites de las antiguas audiencias de Lima y Charcas. Hubo conatos de guerra desde 1829. Con motivo de la Confederación Perú-Boliviana también. Durante los gobiernos de Castilla y de Echenique se desarrollaron  incidentes con Bolivia en la zona fronteriza del Desaguadero y Puno, generalmente provocados por el contrabando. Hasta 1841 la situación con Bolivia era tensa.

e. Chile.

Hasta 1883 no tuvo el Perú frontera con Chile. El Tratado de Ancón, 1883, luego de la Guerra del Pacífico, creó una en Tarapacá y generó un problema con Tacna y Arica.

f. La guerra con España es el último saldo de la Independencia que fue recién reconocida luego del triunfo del 2 de mayo de 1866.

5.2 Políticos e ideológicos. Jurídicos y filosóficos

A la hora de diseñar la forma de gobierno los padres de la nueva patria peruana van a considerar tres modelos:

a. Republicano liberal, adoptado por los Estados Unidos, que a su vez estaba influido por la  revolución francesa. Fue el que se impuso debido al ambiente espiritual y cultural creado.

b. Monárquico-constitucional cuyo origen es el parlamentarismo inglés del S. XVII. Fue seguido por Monteagudo y parte de la nobleza peruana entre 1820 y 1821. En la Sociedad Patriótica se rechazó esta posibilidad por obra de Arce y Luna Pizarro.

c. Gobierno autoritario personalista de corte napoleónico. Fue la fórmula adoptada por Bolívar en la constitución vitalicia.

Resulta esencial considerar que la forma de gobierno constituyó una discusión de naturaleza política y filosófica, llevada a sus máximas consecuencias al decidir aprobar la república representativa y unitaria con división de poderes.

La influencia sobre los grupos doctrinarios provenía de  Francia, Estados Unidos y España, a pesar que el debate en el Perú se relacionó con las ideas liberales y conservadoras o autoritarias. La cuestión ideológica resultó importante pero dentro de la concepción republicana de gobierno.

5.4 Sociales: el abismo entre los dos Perúes

Hay un divorcio evidente entre el Perú "oficial", el político, el diplomático, el que gobierna, el que tiene la riqueza en sus manos, el de los criollos; y el Perú "real", el andino, el trabajador, formado por los indios, mestizos, negros y mulatos. Habrá un intento de conseguir una igualdad legal; de este modo San Martín declaró la libertad de todos los hijos de esclavos nacidos tras la independencia; se abolieron los títulos de nobleza en 1823, así como otros principios que privilegiaban a grupos sociales; con Castilla, finalmente, se abolió por completo la esclavitud. Sin embargo, la diversidad racial siguió conllevando profundas desigualdades culturales y económicas entre los criollos blancos, los grupos de poder (político y económico), y el resto (indios, negros, mestizos), en buena parte analfabeta, pero, sobre todo, sin acceso directo al poder ni al gobierno. La república surgió sobre un abismo social.

5.4 Económicos: el guano y su engañosa riqueza; los FFCC y su ilusión; los proyectos de los grupos de poder; el progreso material.

El guano es un fertilizante natural depositado por diversas aves a lo largo de la costa de Perú. En el incanato y la época colonial fue utilizado por las comunidades indígenas, pequeños agricultores y grandes hacendados. Su "revolución" data del "descubrimiento" efectuado por Europa en el siglo XIX que lo reclamaron como rico fertilizante para la agricultura mundial; por esta razón se convirtió en codiciado producto de exportación. Entre 1854 y 1869 se exportó 6.697.431 toneladas, lo que suponía unos 353.759.740 millones de soles. Ésta se convirtió en una riqueza "falaz", por haber sido mal administrada, ya que al final de esta etapa el Perú tenía una deuda de 45.000.000 millones de soles y un déficit de 15.000.000 soles, pues lo que ingresó al estado fue mal utilizado.

La explotación del guano propició la emigración china, un 10% de la migración total para trabajar en plantaciones en diversas partes del mundo entre los años 1837 a 1877.

La exportación del guano envenenó la vida fiscal peruana, ya que hizo depender todo de su venta, convirtiéndose en la primera renta estatal.

Los gastos de Estado se orientaron a la defensa nacional y al control administrativo.

Hubo tímidos intentos de desarrollo industrial textil en Lima, Ancash y Cusco; de papel, cristales, fósforos y azufre en Lima...Pero todo quedó en proyecto debido a la falta de protección estatal y la ausencia de un mercado interno. El guano fue una riqueza transitoria.

Otra de las claves económicas del Perú del XIX es la construcción de ferrocarriles. De 1840 a 1850 se instalan en la capital (Lima-Callao-Chorrillos) y en algunas ciudades (Arica-Tacna, islas de Chincha), y de 1860 a 1870, en los enclaves mineros. En el sur se desarrolló uno de Mollendo a Puno y Cusco. Los ferrocarriles fueron una inversión sin rentabilidad.

5.5 La Guerra del Pacífico, su significado y sus consecuencias hasta el presente

El descubrimiento del guano y el salitre, así como plata, en Atacama y Tarapacá convirtieron dos territorios, antes inhóspitos, en fuentes de riqueza. Los países beneficiarios serían Perú y Bolivia. Chile quiso acceder a ellos reclamando diferencias territoriales con Bolivia y fomentando la infiltración de trabajadores y capitales chilenos en las empresas explotadoras de la zona. Bolivia, débil políticamente, buscó el apoyo del Perú, suscribiendo una alianza en 1873 que fue tomada como pretexto por Chile para declarar la guerra en 1879. Perú, en honor al compromiso de la alianza, respaldó a Bolivia. La guerra naval favoreció a Chile, que en seis meses se apoderó del mar en el combate de Angamos, octubre 1879. Esto permitió a su ejército desembarcar en la costa peruana y avanzar hacia Lima. La resistencia peruana fue heroica pero en condiciones difíciles y en plena crisis económica y fiscal. De este modo, tras sucesivas batallas: Tarapacá, Tacna y Arica, y Lima, cayó su capital en 1881. En condiciones de derrota militar grave, el Perú suscribió el Tratado de Ancón (1883) por el cual Tarapacá fue cedido a Chile. Otras cláusulas humillaban al Perú. La nación quedó, no sólo carente de recursos económicos y financieros, sino que estaba postrada con una fuerte depresión moral y política, de la que le costó mucho recuperarse y reconstruirse. La situación era la de un país yacente que, sin embargo se dispuso a luchar para levantarse. A pesar de la saña con que el invasor hurtó y destruyó todo a su paso, la fe en el destino del Perú pudo más. La promesa de la vida peruana estaba en pie como un anhelo por realizar.

En la Guerra del Pacífico desembocaron los errores de los primeros períodos de la vida republicana. Mostró la falta de previsión peruana ante las amenazas exteriores, así como la engañosa prosperidad del guano y del salitre.

La ineptitud de la clase dirigente, el empirismo del estado, la amplitud del abismo social, se reflejaron crudamente en el espejo de la guerra. La devastación, la muerte, la humillación, fueron una cuota terrible que debió pagar el Perú del XIX ante la dura realidad de errores, oportunidades perdidas e incapacidades manifiestas. El desarrollo de la guerra puso de manifiesto deficiencias de naturaleza estructural, mostrando "en toda su miseria y desnudez la situación profunda de la sociedad, la economía y la política internas del Perú". Junto a la falta de preparación hay que señalar los difíciles problemas internos puestos en evidencia al estallar la crisis bélica. Como elemento positivo cabe destacar la eclosión del patriotismo heroico volcado en todos, sin distinción de clase social o racial. Héroes como Grau, Bolognesi y Cáceres se convirtieron en símbolos de la voluntad nacional por sobrevivir.

5.6 El militarismo y el caudillismo, su origen histórico, sus momentos y su presencia en la historia del Perú.

Basadre plantea la existencia de tres tipos de militarismo:

1. El que surge tras la victoria, entre 1825 y 1872.

2. El levantado en medio de la derrota como única institución relativamente fuerte para hacer frente a la crisis, entre 1884 y 1895.

3. El que surge en la transición, al liquidarse una dictadura o ante la amenaza de un revolución social, el de 1931 a 1939.

Una muestra bien palpable de la presencia militar en la historia de la República nos la da el hecho de que un 66% de sus presidentes han sido militares, puesto que sólo 20 de los 65 fueron civiles. El fusil está más presente que el sufragio.

El ejército cumplió una función democratizadora al posibilitar a indios y mestizos el ascenso en la jerarquía militar.

Fue un medio de promoción social, no excluyente, de carácter democrático. A la par, detentó el poder político apoyado en la fuerza de las armas y en su organización institucional. Este hecho atentó directamente contra el desarrollo de la sociedad civil y sus instituciones, favoreció el caudillismo, el caciquismo, la tiranía, la dictadura y el clientelismo.

La democracia resultó bloqueada y escarnecida con todas sus posibilidades y perspectivas. El poder político estuvo casi siempre en manos de la fuerza armada.

VI. EL SIGLO XX Y LA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA COMO EXPERIENCIA POLÍTICA. EL ONCENIO DE LEGUÍA, SIGNIFICADO.

Tras la postración sufrida en la Guerra del Pacífico, no fue fácil para el Perú hallar gobernantes empeñados en la reconstrucción del país. La posguerra se inició con un colapso económico motivado por la pérdida del guano y el salitre, así como la bancarrota fiscal y la pérdida del crédito exterior. La antigua plutocracia , incapaz de responsabilizarse del gobierno de la nación,  cedió el poder a los militares nuevamente.

En la sierra sur la guerra aceleró el proceso de consolidación del "poder gamonal" y la cristalización del desarrollo económico. El carácter "feudal" de la economía andina se reforzó; se crearon las condiciones para la expansión de la oligarquía arequipeña hacia el control directo de las haciendas laneras del sur, proceso iniciado hacia 1890; se sientan las bases para la expansión terrateniente que se extendió hasta la segunda década del siglo XX, sirviendo como detonante para la gran movilización campesina de la región entre 1911 y 1924, fecha en que el movimiento campesino es derrotado. La consolidación de una economía tradicional, al mismo tiempo, permitió la emergencia de nuevos grupos sociales como una pequeña burguesía vinculada a actividades comerciales y la expansión del aparato estatal. Surge vigorosamente el movimiento indigenista.

En esta situación, hay que destacar al gobernante Andrés Avelino Cáceres (1886-90) que derroca al impopular Iglesias y emprende el restablecimiento de un sistema monetario estable, liquidando la deuda exterior. La recuperación continuó con el general Morales Bermúdez (1890-94) gracias a la expansión de la agricultura de la costa, la ganadería serrana y la llegada del ferrocarril hasta La Oroya, que posibilitó la explotación minera de Junín. Este desarrollo regional tuvo como contrapartida el debilitamiento del poder central, fruto del pacto entre el gobierno y los caciques departamentales.

La burguesía peruana, y con ella el civilismo, encontraron en Nicolás de Piérola (1895-99) el gobernante capaz de resolver, con criterio financiero, la crisis hacendística, estableciendo el patrón de oro e imprimiento un fuerte impulso al progreso urbano. Piérola es un personaje histórico de renombre.

José Pardo (1904-08 y 1915-19) se preocupó principalmente de la renovación educativa a través de los nuevos sistemas de enseñanza y la formación profesional; apoyó la demanda laboral de las ocho horas.

Augusto B. Leguía ocupará un dilatado período determinante de la situación del Perú. Su primer gobierno (1908-12) trató de arreglar las cuestiones territoriales pendientes con Brasil, Chile y Bolivia. En su segundo mandato, llamado el "oncenio" (1919-30), accedió Leguía al poder mediante un golpe militar, nada novedoso. Promulgó una nueva Constitución política, se definieron los límites con Chile y Colombia, con sacrificio territorial y humano terribles para el Perú. Se potenciaron las obras públicas, especialmente las de irrigación en los desiertos costeros y se promueve demagógicamente una absurda "Patria Nueva", antiguo engaño de tiranos y dictadores.

En este período surgen el APRA de V. R. Haya de la Torre, en 1924, y el Partido Socialista de J. C. Mariátegui. La política autoritaria del gobernante impidió la evolución natural de esos partidos de masas, sin propiciar una madurez cívico política, trayendo consecuencias funestas: el cierre de la Universidad de san Marcos y la dura represión de manifestaciones obreras. En su mandato, se multiplicó por diez la deuda externa, mantuvo sumiso al ejército con dinero y privilegios; construyó carreteras y líneas férreas, modernizó los muelles, limpió los aeropuertos y mejoró las condiciones de la población campesina. La crisis de 1929 puso fin a la aparente prosperidad del país. Su personalismo, la depresión económica, los onerosos préstamos solicitados y la corrupción de algunos sectores que le apoyaban, propició el golpe militar de Sánchez Cerro, que desde Arequipa derrocó a Leguía en 1930, en gesto que honraba la tradición revolucionaria de la ciudad-caudillo.

VII. 1930: UN AÑO QUE MARCA LA HISTORIA DEL PERÚ DEL S. XX. LOS PARTIDOS POLÍTICOS DE MASAS Y SU ORIGEN SOCIAL E IDEOLÓGICO. LOS ESTUDIOS DE LOS PERUANISTAS.

1. Un año decisivo: 1930

La revolución tuvo lugar en agosto de 1930, en Arequipa. Al año siguiente, el general Luis M. Sánchez Cerro fue elegido para ocupar la presidencia. En el bienio de su mandato se produjeron continuos motines y  agitación interna. Debe acometer también el conflicto armado con Colombia, motivado por la reivindicación del trapecio de Leticia, cedido por el Perú, de conformidad con el arreglo de límites de 1922. Quiso atraerse a los partidarios del APRA con disposiciones sociales ventajosas. Cuando se disponía a revisar las tropas para enviar a Colombia, en 1933, fue asesinado por un exaltado. El Congreso confió el poder al general Óscar Benavides (1933-39, quien negoció el restablecimiento de las relaciones amistosas con Colombia, promulgó un nuevo Código Civil (1936) y desarrolló una amplia política laboral; gracias al orden público reinante pudieron acometerse sensibles mejoras viales e industriales.

2. Los partidos políticos de masas y su origen social e ideológico

El APRA, aunque surgido en el anterior gobierno, cobra fuerza. Se presentó como un partido de masas, renovador del marxismo y, al mismo tiempo, seguido de las doctrinas de Sun Yat Sen y de la Revolución mexicana, amalgama nacionalista, populista, indigenista y antiimperialista, acaudillado por V. R. Haya de la Torre. Apareció como un frente único de trabajadores manuales e intelectuales, surgidas de las clases medias y la clase obrera, que se declararon claramente en contra del civilismo, esgrimiendo una versión negativa de la historia del Perú republicano.

La violencia del discurso aprista provocó de igual modo una represión agresiva que llevó a la cárcel a buena parte de sus líderes.

El APRA se rodeó de prestigio intelectual, apoyándose también en las ideas del anarquista Manuel González Prada, verdadero mentor ideológico de ese partido.

Por su parte, José Carlos Mariátegui, fundó el Partido Socialista en 1928, que sería liderado por Eudocio Ravines, quien, respaldado por la Internacional Comunista, le dio una clara orientación pro soviética. Su importancia fue decisiva en el desarrollo de la Central de Trabajadores del Perú.


Las buenas relaciones de estos dos partidos en los comienzos se perciben claramente en la participación de Haya o de Mariétegui en sus publicaciones como la revista Amauta o en los mítines populares de los dos grupos. Los dos líderes se sentían hermanados por su filiación marxista. En 1927, Haya de la Torre sostuvo una fuerte polémica con Eudocio Ravines -a la sazón dirigente de la Tercera Internacional y sucesor de Mariétegui en la dirección del partido- en el congreso socialista de Bruselas. Al año siguiente, 1928, los apristas lanzaron la candidatura de Haya de la Torre a la presidencia, fundando el Partido Nacionalista Libertador. La acción fue criticada por Mariátegui al que pareció una medida precipitada y demagógica, y por supuesto nada beneficiosa para la clase obrera. Además de las divergencias estratégicas, se encontraban en diferencias básicas ante el régimen de Leguía. Mientras que Haya de la Torre consideraba que el capitalismo era necesario para el desarrollo del país, Mariétegui proclamará frente al lema aprista "somos revolucionarios porque somos antiimperialistas", el "somos antiimperialistas porque somos revolucionarios". Además, si Haya se sentía seducido por el ejemplo chino de Kuomingtang, Mariátegui constataba que el chino, fuera burgués o proletario, se sentía chino, por encima de todo tipo de clase, situación diferente en Perú, donde tanta influencia ejercía la condición racial, económica y social. Por último, existían diferencias a la hora de valorar la participación del campesinado en la futura revolución; para Mariátegui no sólo era un contingente de trabajadores con demandas económicas específicas, sino un sector social fundamental, tanto por ser el mayoritario del país como por representar una identidad cultural propia, con alto contenido revolucionario; además de su tradicional "comunismo incaico", había mantenido los rasgos colectivistas del ayllu y se encontraba en condiciones ideales para construir el socialismo peruano según el Amauta.

El debate fue abriendo hondas fisuras no sólo entre los dos líderes sino que terminó con la formación de partidos bien diferenciados. Si con Ravines el Partido Socialista se convirtió en Comunista, y la revista "Amauta" dejó de ser de "nueva generación" para transformarse en "revista socialista" y "de clase". Si los comunistas se aíslan y "condenan a la esterilidad",  los apristas se constituyen en la alternativa a la que se adhieren masivamente los sectores populares antioligárquicos. Los dos partidos significaron la movilización organizada de las masas populares a la lucha política.

3. Los estudios de los peruanistas

Todos están vinculados a lo que se le denominó "generación del novecientos" o "arielista" -por la influencia del libro de Enrique Rodó-. Figuras destacadas del grupo son F. García Calderón, José de la Riva Agüero, V. A. Belaúnde, José Gálvez, Julio C. Tello, Luis Alayza y Paz Soldán, Rubén Vargas Ugarte y Óscar Miró Quesada de la Guerra.

Riva Agüero, dentro de una línea renovadora y siguiendo los métodos de la historiografía  moderna, concibe el Perú como un país de síntesis, en el que las regiones físicas se compenetran, en relación constante entre el mar y los Andes y una tendencia histórica a la armonía y la fusión. El Perú es un país mestizo, conformado por la fusión de las dos razas esenciales: la indígena y la hispana. En 1905 y 1910 escribió dos tesis fundamentales para un mejor conocimiento del Perú: "Carácter de la Literatura en el Perú independiente" y "La historia en el Perú". Es uno de los aportes esenciales de esta generación al mejor conocimiento del país.

Esta generación aportó a la historia del Perú la superación del positivismo, la adhesión al neohumanismo espiritualista, la afirmación de las raíces nacionales y del destino ecuménico del hombre americano.

Con motivo del Centenario de la Independencia del Perú, surgió otra generación, que se denominó "Generación del Centenario" o  "Del Conversatorio Universitario".

Los protagonistas sociales de la época son V. R. Haya de la Torre y el APRA, por una parte, y el socialista José Carlos Mariátegui, por otra.

Dentro del mundo cultural conviene subrayar el polémico debate entre Mariátegui por su célebre libro Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana y V. A. Beláunde, con su obra La Realidad Nacional. Los dos buscan la identidad del Perú a través de la interpretación histórica; mientras que el primero lo hace desde una aguda intuición y su esquema marxista, en el que hay determinismo económico, el segundo lo hace desde una perspectiva humanista, peruanista, de reformismo católico, que le lleva a considerar al Perú como "una síntesis viviente" orgánica, mestiza, integradora y abierta.

Los historiadores surgidos de esta generación son fundamentales a la hora de construir la marcha de Perú. Son cuatro: R. Porras, J. Basadre, J. G. Leguía y Luis E. Valcárcel. Todo ellos se dedican a la Historia de manera exclusiva y especializada, con mayor aproximación a lo social, avance en el rigor del tratamiento de las fuentes y síntesis más amplias.

De la generación del Centenario destacan libros como "Perú. Problema y posibilidad" y "Tempestad en los Andes".

VIII. EN BUSCA DE LA DEMOCRACIA Y DEL ESTADO DE DERECHO, DE 1939 A 1948.

Dado que el General Benavides había gobernado al margen de lo prescrito por la Constitución, una creciente presión popular cívica solicitaba el reestablecimiento de la normalidad política. Debido a ello, el presidente convocó a elecciones que fueron ganadas por Manuel Prado Ugarteche, político conservador vinculado a los grupos financieros de la oligarquía. Simultáneamente estalló en Europa la Segunda Guerra Mundial, por lo que significó para el Perú ventajas de orden económico, gracias al auge de las exportaciones y por la obligada y rápida expansión de las industrias nacionales, que debieron suplir la dificultad de importar de las potencias extranjeras, inmersas en la conflagración bélica mundial.

En 1941, se enciende nuevamente el conflicto con el Ecuador, al que Perú contestó victoriosamente en el terreno militar. El Protocolo de Río de Janeiro de 1942 puso fin al problema.


Durante este período el país gozó de libertades políticas, tuvo lugar el Censo de la Población de 1940, se inauguró la planta siderúrgica de Chimbote, se construyeron el Colegio Militar "Leoncio Prado" y la Escuela Militar de Chorrillos.

En 1945 surgió el Frente Democrático Nacional, movimiento que aglutinaba al APRA, bajo el nombre de "Partido del Pueblo", al Partido Comunista, y diversas y numerosas agrupaciones con peso político que llevaron a la presidencia al doctor José Luis Bustamante y Rivero, eminente jurista católico arequipeño. Este austero jurisconsulto y diplomático hizo frente a una profunda crisis política motivada en parte por la actitud del APRA y la falta de apoyo de este partido. Bustamante, sitiado por el APRA y por la derecha, se veía acosado rápidamente por diversos levantamientos militares, alguno de ellos promovidos por los apristas en la marina. Uno de estos cuartelazos, encabezado por el general Manuel A. Odría, obligó a Bustamante a exiliarse en 1948, desterrado para la Argentina. Con él concluyeron tres años de lucha por la democracia y el estado de derecho en el Perú.

El talante democrático, así como su honradez a carta cabal, se ponen de manifiesto en estas declaraciones personales:

"A lo largo de mi administración, el país se ha debatido entre el asedio de dos fuerzas: la aprista, demagógica y hegemónica, y la feudal, retardataria y egocentrista. El Partido Único y la Oligarquía. La 'debilidad' de que tanto se tildó a mi gobierno consistió en no ceder ni ante la una ni ante la otra; en mantener hasta el fin su decisión de preservar al pueblo peruano de la amenaza del totalitarismo y de la vergüenza de un régimen de casta. Los contrincantes buscaron solución al problema en la alianza con unas u otras capas del Ejército. Más ducho, el grupo oligárquico se confabuló con altos jefes y el golpe armado se consumó".

IX. LA DICTADURA DE 1948 A 1956. "HECHOS Y NO PALABRAS". EL RETORNO A LA DEMOCRACIA.

La denominada revolución restauradora de Odría puso en  en escena el militarismo en la vida política, ya que el general, tras desempeñar la jefatura del Gobierno al frente de una Junta Militar, fue electo en las elecciones de 1950 para ocupar el poder hasta 1956. Su gobierno tuvo como prioridad una activa campaña de promoción educacional (campañas contra el analfabetismo, construcción de las Grandes Unidades Escolares) y la puesta en marcha de importantes complejos industriales, además de la iniciación de grandes explotaciones mineras como la de cobre en Toquepala.

En su mandato se construyeron los edificios de los ministerios de Hacienda, Educación, Trabajo, cuarteles y colegios; se dotó al ejército de armamento moderno, se desarrolló la Seguridad Social, se construyeron bibliotecas y nuevas universidades y propició una intensa campaña para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la sierra y de la selva; muchos de ellos inician el éxodo rural hacia las ciudades, comenzando la formación de las barriadas o pueblos jóvenes hacia 1950.

 El APRA, de nuevo, debe trabajar en la clandestinidad, pues la feroz persecución de Odría los mantuvo a raya.

En 1956 se celebran elecciones, con las mujeres como votantes por primera vez. Gana Manuel Prado, político conservador, colaborador con Estados Unidos y, al mismo tiempo, aliado del APRA, partido que vuelve a la legalidad. Se habían formado otros partidos como Acción Popular de Fernando Belaúnde Terry, la Democracia Cristiana y el Movimiento Social Progresista, con nuevas tendencias ideológicas.

En los seis años de gobierno se compromete a respetar las obligaciones del Protocolo de Río de Janeiro, respecto a las fronteras con Ecuador; concede libertad política a todos los partidos menos al comunista...Debe enfrentar graves problemas económicos, manifestados en las violentas huelgas de los obreros del ferrocarril y del petróleo, así como la agitación campesina en la sierra, debido al problema de la propiedad de la tierra. Tiene lugar el censo de la población de 1961 que da la cantidad de casi 10 millones, cuatro más que en el de 1940. La educación iba llegando a las masas, especialmente al mundo andino rural; era necesaria una nueva política.

Al llegar las elecciones de 1962, tres fuerzas se disputan el poder: el APRA con V. R. Haya de la Torre, Acción Popular con Belaúnde y la U.N.O. (Unión Nacional Odriísta) con el general M. Odría. Una Junta Militar depuso al presidente Prado. En el año de gobierno provisional la Junta promulgó la Ley de Bases de la Reforma Agraria. Las elecciones de 1963 llevan a la presidencia a Fernando Belaúnde, de Acción Popular, seguido del APRA, la Unión Nacional Odriísta y la Unión del Pueblo de M. Samamé. Su obra puede resumirse en los siguientes puntos: ley de elecciones municipales devolviendo a la ciudadanía el derecho de elegir a sus  representantes; libertad de prensa; construcciones de unidades vecinales, hospitales, escuelas y caminos; ley de reforma agraria con el otorgamiento de título de propiedad a los campesinos, expropiando grandes latifundios de la Costa y de la Sierra; adquisición de aviones franceses para las Fuerzas Armadas y armamento moderno para la seguridad nacional; construcción de la carretera marginal de la selva, fundamental para la integración económica de América del Sur; nacionalización de los yacimientos petrolíferos de Brea y Pariñas.

Las garantías constitucionales se restablecieron totalmente en enero de 1966, decreciendo la actividad guerrillera. A pesar de los innegables logros, la cuestión social no terminó de solucionarse. Ello provocó una división interna en el propio partido gobernante, el retiro del apoyo del ejército y el temor a que en las elecciones triunfase el APRA. En tal coyuntura, el ejército intervino nuevamente, obligando al presidente Belaúnde a dimitir.

X. LA REVOLUCIÓN MILITAR Y SU PROYECTO ENTRE 1968 Y 1980.

Encabezando una Junta Militar el general EP Juan Velasco Alvarado, el 3 de octubre de 1968, en acuerdo con los Comandantes de las FF.AA., se hace cargo del poder. Su propósito era acabar con la entrega de las riquezas peruanas al capital extranjero, así como acometer la reforma social y económica del país. Para lograrlo comienzan con la nacionalización y ocupación de la Brea, Pariñas y la refinería de Talara, logrando la total nacionalización de los bienes de la International Petroleum Company. Las reformas judicial, agraria, educativa y de la prensa, acometidas por la Junta Militar otorgaron gran popularidad al nuevo gobierno. De todos modos, sus políticas de nacionalizaciones serán contestadas tanto por la derecha como por la izquierda. Para lograr apoyo popular a la revolución, el gobierno creará el SINAMOS, Sistema nacional de Apoyo a la Movilización Social, organismo estatal que promoverá la participación popular mediante asociaciones y actividades sociales y comunales; el descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos en Amazonas se convirtió en motor del desarrollo económico.

En 1974, por la nacionalización de la prensa, el gobierno comenzó a alertar al país. En el transcurso de una reunión de los ministros de Relaciones Exteriores de los Países no Alineados, inaugurada por Velasco, se publicó un "Manifiesto", firmado por los comandantes de las regiones militares y los de la marina, fuerza aérea y fuerzas policiales. El nuevo presidente era el general Francisco Morales Bermúdez. El tránsito hacia la democracia se hacía difícil. En 1978 se convocó a elecciones para una Asamblea Constituyente; su presidente fue V. R. Haya de la Torre. Simultáneamente, la política económica entraba en crisis, viéndose obligado el gobierno militar a nombrar como Ministro de Economía al civil Javier Silva Ruete, que intentó resolver la situación mediante un fuerte ajuste fiscal.

La Asamblea Constituyente proporcionó un adecuado espacio político que facilitó el tránsito hacia un gobierno democrático. A pesar de todo, la sociedad civil no encontró los mecanismos para tomar decisiones que cambiasen las reformas militares; ello dio lugar a numerosas leyes que cubrieron, sin cancelar, las decisiones políticas del gobierno militar. De este modo, por ejemplo, la reforma agraria no pudo ser modificada; ni tampoco pudo superarse la organización de muchas empresas estatales, ni limitarse la excesiva participación estatal en la economía que caracterizó la revolución militar. Esta problemática permaneció oculta hasta que la crisis económica, desarrollada por las acciones desacertadas del gobierno militar. Suprimió los beneficios de la reforma agraria y arruinó la mayoría de las empresas estatales, lo primero por lo violento e incompleto de la misma, y lo segundo por su naturaleza burocrática de privilegio. Ausencia de criterios técnicos y exceso de política militarista perjudicaron esta experiencia.

XI. UN INTENTO DE RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA: LA CONSTITUCIÓN DE 1979.

La nueva Constitución fue recibida con júbilo y las elecciones de 1980 dieron el triunfo, nuevamente, a Fernando Belaúnde Terry. El nuevo gobierno del mandatario de Acción Popular pudo comprobar la existencia de sombras que oscurecían al Perú: la siniestra acción del grupo terrorista Sendero Luminoso, que desarrolló acciones horribles, llegando a cortar los dedos de la mano, a los votantes del pueblo de Chuschi, Ayacucho. El terror fue un medio inhumano de amedrentamiento.

Durante los cinco años de este gobierno, el país pagó el costo de las políticas económicas anteriores, sobre todo el causado por la disminución de las exportaciones, la pérdida de divisas, el incremento de la deuda externa y la inflación galopante de la década de los ochenta. Hay que añadir a ello la ausencia de generaciones nuevas en la vida política, por lo que, en 1980, aparecen en escena, prácticamente los mismos personajes de 1968. Éste es un efecto negativo de la revolución militar.

En 1985 triunfa al fin, el APRA, con un líder carismático: Alan García. El nuevo gobierno decidió no pagar la deuda externa, lo que causó que el Perú fuese relegado del sistema financiero mundial. En medio de políticas económicas improvisadas, unidas con decisiones demagógicas, como fue la nacionalización de la banca, el gobierno sumió a la nación en una grave crisis económica. La actitud personalista del presidente, junto a las públicas acusaciones de enriquecimiento ilícito de hombres fuertes del gobierno, sumieron al aparato aprista en notorios escándalos que desacreditaron su gestión política. Ataca a la clase media, amplió la brecha de la pobreza, se destruye la red vial y hospitalaria; lo mismo sucede con la pequeña y mediana minería; la policía nacional es presionada políticamente; se destruyen las empresas de servicios del Estado; se forma el grupo paramilitar "Rodrigo Franco", se incrementan la burocratización, la corrupción administrativa. Una inflación sin parangón de más del 1500 % se desarrolla en cinco años. La revista Caretas mencionaba al Presidente García Pérez los siguientes cargos: "enriquecimiento ilícito. La casa de Chacarilla y Naplo: 280.000 dólares; Informes fraudulentos Lara y Kroll, 50.000; depósitos de 260.000 dólares del depósito BCR en el BCCI de Panamá, involucrando en la comisión a dos funcionarios: Leonel Figueroa y Héctor Neyra y tres millones de soles. La adquisición de 14 Mirage y la venta de los mismos a un país árabe: 20 millones de dólares. Obras de irrigación de Chavimochic (pago por  39 millones de dólares. Dólares MUC a Zanatti: 1.250.000. El tren eléctrico pagó según Sergio Siragusa 1.040.000 dólares. Estos cargos son materia de denuncia judicial y se espera que el ex-presidente se ponga a derecho para deslindar responsabilidades.

XII. A PARTIR DE 1990: ¿DEMOCRACIA DIRECTA O AUTORITARISMO DIRECTO?

En medio de este caos, emerge una figura política, casi desconocida, el antiguo Rector de la Universidad Agraria, Alberto Fujimori. Su triunfo fue posible gracias al fracaso de la opción política planteada por el literato Mario Vargas Llosa, propulsor del Movimiento Libertad. Tal grupo surgió en 1987 cuando Alan García pretendió nacionalizar la banca privada; el objetivo fue plantear la idea de que un manejo más liberal de la economía de mercado, como única salida a la crisis económica; tal opinión convenció a los hombres de finanzas, pero no a los electores del pueblo, a los que se aterrorizó con la amenaza de un trauma económico.

Fujimori puso en práctica un programa económico con shock, ordenando la política fiscal, reduciendo la inflación, estabilizando la moneda y reinsertando al país en el sistema financiero mundial. Éste es el resultado de una paradoja: Vargas Llosa sale derrotado, pero su propuesta sale victoriosa. Una de las claves del éxito del grupo "Cambio '90" fue su carácter independiente, esto es, el alejamiento de las fórmulas de los tradicionales partidos políticos, a los que criticó sin piedad.

El 5 de abril de 1992, el nuevo presidente dirigió un "autogolpe", disolvió el Congreso y asumió poderes personales, con respaldo militar y la organización de un gobierno de emergencia nacional, al frente del cual colocó su gabinete ministerial, a excepción del presidente del Consejo de Ministros. Ante el rechazo internacional a esta medida, particularmente de la OEA, el gobierno peruano propuso la realización de elecciones para elegir una Asamblea Constituyente que elaborase una Constitución y volviese a la legalidad democrática. La nueva Constitución establece la reelección presidencial y reduce el Congreso a una sola Cámara; el Poder Ejecutivo interviene al Judicial, a través del Congreso. La crítica al funcionamiento lento de las instituciones identifica al gobierno como pragmático.

La justificación del gobierno fue lograr una política eficaz contra el terrorismo y la corrupción política.

Como cuestiones de principio eran fundamentales. Hoy nadie discute los evidentes logros económicos y políticos del mandatario Fujimori. Lo que sí es materia de crítica es la tendencia demagógica a ir anulando todo tipo de control a su gobierno, y su labor de zapa a muchas de las instituciones estatales, hoy desmanteladas, que hacen sospechar con muchos puntos de razón que más que una "democracia directa", estamos ante un "autoritarismo directo" que se propone como necesario para lograr eficacia en la acción de gobierno.

En todo caso el dinamismo que ha impuesto a sus actividades el presidente Fujimori, los intentos específicos de hacer cambios en sectores claves del gobierno, la privatización de empresas estatales y el franco propósito de obedecer al FMI, a pesar del desempleo, la extrema pobreza, el analfabetismo y la falta de incentivos económicos para producir, así como las dificultades financieras de la agricultura y del comercio, hacen que la obra de este gobierno esté sometida a una crítica contradictoria: unos la aplauden, otros la censuran. El año 2000 ¿pretenderá una nueva reelección Fujimori?



[1] Les comparto el presente resumen acerca del Perú Contemporáneo. Lo elaboré cuando vivía en Arequipa en 1997 y me lo revisó el maestro Dr. Eusebio Quiroz Paz-Soldán


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