Revista Cine

Blitz (U.S.A., 2011)

Publicado el 21 junio 2011 por Manuelmarquez
Blitz (U.S.A., 2011)“La ley termina donde empieza lajusticia”. Una película cuya slogan promocional pregona talaserto, está haciendo apología descarada del fascismo. Pero muchome temo que esa judicatura que tan diligente anduvo para buscarle lascosquillas a Ángel Sala, director del festival de Sitges, por laexhibición de “A serbian film”, no va a mostrar tales niveles desensibilidad y diligencia como para impedir que este engendro termineestrenándose en su fecha prevista, el próximo 24 de junio. Me estoyrefiriendo a “Blitz”, el último vehículo para lucimiento de laestrella de acción Jason Statham, ese émulo de los míticosBronson, Norris, Stallone o Van Damme, de los cuales no solo recuperasu hieratismo descerebrado, sino sus modos espasmódicamenteviolentos al servicio de personajes que hacen de la exaltación de laviolencia como método de resolución de problemas su leit motivexistencial. Francamente, uno pensaba, en su ingenuidad, que esoformaba parte de un pretérito cinematográfico para el que ya nohabía cabida en el cine actual, pero está claro que todo nicho demercado (y éste, sin duda, lo es) termina encontrando a sussuministradores, eficientes y puntuales.
La historia, desde luego, no viene aofrecer excesivos elementos novedosos: un asesino en serie taninsaciable como escurridizo, cuya única particularidad es la dehacer objeto de su inagotable sed de sangre a miembros del cuerpo depolicía; y, para hacerle frente (y, como no podía ser de otramanera, acabar con él...), un policía problemático y con pocosescrúpulos en lo que se refiere a métodos, mecanismos y sistemas:todo vale si funciona. A lo largo del camino: ejecuciones sumariasllenas de efectismo y truculencia; persecuciones espídicas einverosímiles por los sitios más inimaginables; y, como presuntotelón de fondo dramático (buff...), el enfrentamiento entre nuestrohéroe, más machote que un Geyperman hormonado, y su mando superiorinmediato, que, desgracias de la vida, es “rarito”, además detener reparos con esas tonterías de las normas, las leyes y otrasestupideces y estorbos varios. Como pueden apreciar, amigos lectores,un ejemplar canónico, en tanto que no le falta ni uno de loselementos constitutivos del “género” ¿Qué más se podríacontar? Pues nada, que ahí queda eso. En fin...
* Apuntes sobre el cine que viene LX.-

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