Revista Política

Donald Tusk: “Me gustaría que la UE actuara siempre con el mismo rasero”

Publicado el 09 abril 2011 por Nestortazueco

(Juan Gómez, EL PAÍS, Varsovia, 08/04/2011)Donald Tusk: “Me gustaría que la UE actuara siempre con el mismo rasero”

Donald Tusk entró sonriente en la gran sala de la Cancillería en Varsovia. Es un hombre energético al que se le nota la afición a practicar deporte. El primer ministro polaco se enfrenta a momentos cruciales para su mandato. Se conmemora el domingo el primer aniversario del desastre aéreo de Smolensk, donde murieron el entonces presidente Lech Kaczynski y numerosas figuras de la primeralínea política y militar del país. Polonia, que ha atravesado la crisis económica sin abandonar el crecimiento mientras algunos de sus socios europeos encallaban en la recesión, sufre todavía graves desigualdades sociales. El liberal-conservador Tusk considera trazado que el camino hacia la equiparación con los grandes europeos. Con 38 millones de habitantes, Polonia disfrutó en 2010 de un crecimiento del 4% del Producto Interior Bruto (PIB). Se espera que crezca todavía más en 2011. Polonia asumirá la presidencia de turno de la Unión europea a partir del 1 de julio. Sus dirigentes planean aprovecharla para poner énfasis en la cooperación con sus vecinos orientales. En las calles de Varsovia, sobre todo entre los más jóvenes, se percibe un optimismo bastante novedoso. Tusk, primer ministro desde 2007, encara con pragmatismo estos meses decisivos que culminarán con las elecciones legislativas del 30 de octubre. El partido Plataforma Civica que él dirige aventaja en las encuestas al más conservador Ley y Justicia, de Jaroslaw Kaczynski. El miércoles, Tusk recibió a Le Monde, Der Spiegel, Gazeta Wyborcza, The Guardian y EL PAÍS.

Pregunta: Cuando se cumple el primer aniversario de Smolensk ¿Cómo afecta a la vida política de Polonia?

Respuesta: Smolensk seguirá teniendo una enorme influencia en la vida política de Polonia. La primera consecuencia es el duelo, porque perdimos allí a varias docenas de personas clave. Un verdadero duelo nacional y de Estado por unos hechos trágicos. Lo principal fue garantizar la continuidad del Gobierno y del Estado pese a la gravedad de la pérdida. También era importante preservar Polonia de la inseguridad que podía causar quedarse sin Presidente, del presidente del Banco central polaco y de los presidentes de ambas cámaras parlamentarias… Así que teníamos que actuar con prudencia pero, al mismo tiempo, con determinación. Creo que hemos logrado atravesar este período crítico sólidamente.

P: ¿Y las relaciones con Rusia?

R: Había que evitar que se deterioraran. Ni Rusia ni en Polonia han estado todos a la altura. Pese a aquellos sucesos críticos y pese a que las autoridades rusas no han reaccionado siempre con propiedad, hemos conseguido mejorar esas relaciones.

P: Jaroslav Kaczynski ha llegado a sugerir que usted es responsable del accidente. ¿Cree que esas teorías tendrán algún efecto en las próximas elecciones?

R: Los sucesos demostraron la solidez del Estado. Cuando la oposición trata de crear un clima de sospechas, solo logra confirmar esa solidez. Un hecho como el de Smolensk desata polémicas públicas en cualquier país. La opinión pública está dividida y el partido opositor está usándolo para atacar al Gobierno. Con todo, la mayoría de los polacos conservan una actitud racional tras los hechos. 

P: ¿Por qué no participó Polonia en la campaña de Libia?

R: Polonia participa en diversas misiones con la OTAN y con la UE. Estamos muy comprometidos en Afganistán y en Irak. No estamos plenamente convencidos de la justificación de las acciones militares en Libia. No todos los argumentos nos convencen ¿No había Gadafi tiroteado a su pueblo antes de marzo? ¿Acaso el régimen de Bahrein es más benévolo? Me gustaría que la UE actuara siempre con el mismo rasero. Los polacos no necesitamos lecciones sobre lo que significa sufrir una dictadura. Lo que necesitamos es unificar nuestros códigos de conducta. Las acciones en Libia están justificadas por la brutalidad de Gadafi, pero ¿no estaremos ante otro ejemplo de hipocresía europea, teniendo en cuenta cómo tratábamos a Gadafi hasta hace poco? 

P: ¿No se está dividiendo Europa y debilitando la posición de Polonia?

R: El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy estaba verdaderamente conmovido por la situación en Libia. La cuestión de la hipocresía atañe al conjunto de Europa, no a sus líderes. Si reaccionamos así ante una violación de los Derechos Humanos, tendremos que hacerlo siempre igual. No sólo cuando sea cómodo o cuando haya petróleo en juego. Si sólo lo hacemos cuando da beneficios, cuando es cómodo y no encierra peligro, nos perderemos el respeto a nosotros mismos. 

P: En cuanto al euro: ¿no está Polonia intentando embarcar en una nave que hace agua?

R: Si la vida fuera tan simple, todos los países del euro abandonarían ese barco que usted dice que se hunde. El euro no es ningún impedimento para salir de la crisis. A Eslovaquia, por ejemplo, le va bastante bien. Queremos el euro no solo por los tratados que ya hemos firmado, sino porque estamos seguros de que beneficiará tanto a Polonia como al resto de Europa. Lo del barco que se hunde es una metáfora poco afortunada: atraviesa una tempestad. Quizás algunos piensen que lo mejor sea escapar del barco en momentos de dificultad, pero sólo un tonto cree que el euro es garantía contra cualquier crisis. Más interesante es observar qué tienen en común los países que, con euro o sin él, han superado bien la crisis, como Alemania, Suecia y Polonia. 

P: ¿Para cuando la entrada en el euro?

R: Nunca hubo un entusiasmo muy vivo entre los polacos por entrar en el euro. Menos aún cuando ven como les ha ido a algunos países durante la crisis. Hay un escepticismo bastante racional. Queremos el euro, pero no tenemos ninguna prisa. Prevemos que en 2015 cumpliremos los criterios del Maastricht. Ya los cumplimos mejor que algunos países del euro. No hay que exagerar el efecto positivo de haber tenido el zloty durante la crisis. Nos sirvió en un momento puntual para prevenir algunas especulaciones brutales contra nuestra moneda. Podemos cumplir tranquilamente los criterios del Pacto de Competitividad. 

P: Cuentan que usted se enfadó con Merkel en febrero, cuando se negociaba el Pacto, y que le gritó: “¿Por qué quiere dividir Europa? ¡Nos está humillando!” ¿Era su reacción contra la Europa de dos velocidades?

R: Si se refiere a las emociones que se desprenden de esas palabras, no las tengo. Pero las palabras sí que las dije. Soy absolutamente incapaz de enfadarme con Angela Merkel, pero estoy convencido de que no se puede dividir Europa en clubes diferentes. Es una equivocación. 

P: La propia Merkel le describió a usted como un político decidido, de acción. ¿Falta liderazgo en Europa? 

R: Eso da para escribir un libro. Para Polonia es importante que Europa recupere la fe en su propia fuerza y en sus capacidades. No se trata de instaurar una feria de vanidades para aspirantes a líder. Es clave para presidencia de turno que Europa avance en su integración y en reforzar la colaboración política. La UE no se fundó sólo para los buenos tiempos. Al contrario: su gran atractivo descansa en el principio de solidaridad entre los todos, cosa que los nuevos socios parecen entender mejor que algunos veteranos.

P: La atención de la Unión Europea se concentra ahora en el Mediterráneo

R: No podemos ignorar que los retos más importantes de la UE están ahora al sur. No vamos a cerrar los ojos. Pero África no debe bloquear la futura ampliación. No hay que abandonar las negociaciones. No veo por qué Croacia va a sufrir las consecuencias de lo que hace Gadafi. Tampoco debemos abandonar las negociaciones con Turquía. Muchos europeos viven hoy fuera de los límites de la UE. Así que la asociación con el Este va a ser clave. Moldavia es un gran ejemplo de lo que se puede conseguir con poco esfuerzo económico en un país de esa región.

P: Entonces ¿Bielorusia y Ucrania son un ejemplo de lo que puede ir mal?

R: No. Imagínense que se hubiera dicho esto mismo hace 30 años, cuando se prohibió el sindicato Solidaridad y se declaró el estado de excepción en Polonia. ¿Quién cree, a fin de cuestas, que en Irak y en Afganistán se puede instaurar una democracia al estilo occidental? Si actuamos bien, es mucho más probable que lo logremos en países como Moldavia o Ucrania y en los Balcanes.

P: ¿Se ha convertido Polonia en un país aburrido, en el buen sentido de la palabra?

R: Tengo una aversión contra la ideologización excesiva de la vida política. Prefiero el sentido común. Polonia demuestra que un aburrido liberalismo es mil veces mejor que el excitante socialismo o el totalitarismo de derecha.


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