Nuestro viaje a Francia en 2007 comenzó en la preciosa ciudad de Toulouse, no muy lejos de la frontera con nuestro país. El vuelo salió de España a las 16:30 del 4 de agosto después de mucho estrés con los preparativos porque estuve trabajando hasta tarde el día anterior. Este era el comienzo de un viaje de tres semanas que nos llevaría principalmente a la Bretaña, aunque de camino íbamos a visitar Burdeos y Poitiers. Estaba muy ilusionada no sólo porque la Bretaña había sido uno de mis objetivos viajeros durante mucho tiempo, sino porque también iba a tener muchas oportunidades de practicar francés después de haber terminado el segundo curso en la Escuela Oficial de Idiomas.
Toulouse es la cuarta ciudad más grande de Francia en población. Está en el suroeste del país, entre el Mediterráneo y el Atlántico, a tan sólo 90 km de los Pirineos españoles. Es la capital del Alto Garona y de la provincia de Languedoc. Se la conoce como la Ciudad Rosa por el color dominante en los edificios antiguos. Está considerada como ciudad del Arte y la Historia por el gobierno francés por su abundante patrimonio arquitectónico que se encuentra principalmente en el casco histórico. Son muchos los edificios y monumentos para visitar aunque nosotras no íbamos a tener tiempo para verlo todo. Otro de sus atractivos es el canal du Midi, una vía navegable que une el río Garona en Tolouse con el mar Mediterráneo.
En el aeropuerto de Toulouse nos esperaba nuestra anfitriona de Hospitality Club, Elodie. Esta fue mi primera experiencia utilizando este tipo de plataformas de acogida a viajeros, una iniciativa muy interesante no sólo para ahorrar dinero sino también para conocer gente local. Sin embargo, si prefieres tener tu privacidad y tu espacio, puedes alquilar un apartamento para ti y tus acompañantes por un precio muy económico con HundredRooms. La ventaja que tiene utilizar esta plataforma es que comparan los precios de apartamentos de vacaciones entre más de 100 webs distintas, lo que te ahorrará mucho tiempo y esfuerzo. Una iniciativa que no conocía por entonces pero que sin duda me plantearía en un próximo viaje.
Elodie nos llevó en su coche a su apartamento que estaba en un edificio de tres plantas en las afueras de la ciudad. Ella tuvo la suerte de heredar este apartamento de sus abuelos con lo cual no tuvo que pagar nada por él. Gracias a ello podía llevar una vida muy libre en la que viajaba mucho pues trabajaba 6 meses al año y el resto se dedicaba a recorrer el mundo. No pudimos evitar sentir cierta envidia, por tener casa gratis de por vida y un trabajo tan flexible. Su casa estaba llena de fotos y postales de muchos países. También objetos de decoración y artesanía de distintas culturas. Nos contó que había viajado un año en Sudamérica y tres meses en India, entre otros viajes. Luego fuimos a dar una vuelta al centro y a cenar, terminando ahí nuestro primer día.
Al día siguiente nos levantamos temprano y fuimos al mercado de frutas y verduras cerca de la basílica de Saint-Sernin. Compramos comida para ese día y luego entramos a ver la basílica. Se trata del edificio románico más grande de Occidente y está declarado patrimonio mundial por la UNESCO. Se construyó en honor a Saint Saturnin, primer obispo de Toulouse. Es famoso por su bella nave, sus capiteles y su cripta. También contiene una estatua de Santiago ya que el Camino pasa por allí.
Después fuimos al Capitolio, emblemático edificio que hoy día es sede del Ayuntamiento y del Teatro Nacional del Capitole. Tiene 8 columnas de mármol rosado en la fachada y la “Sala de los Ilustres” con sus molduras doradas y sus tarjas pintadas. Hay varias salas con pinturas y esculturas exquisitas, pero además este edificio es la ópera de Toulouse. Tras visitarlo, fuimos a un sitio de alquiler de bicis que estaba enfrente pues queríamos alquilarlas para ese día. Nos dijeron que habían robado la noche anterior y no podíamos alquilar, así que nos quedamos con las ganas.
Después nos preparamos unos bocadillos y nos fuimos en coche hasta Jardin des Plantes, un parque público de 7 ha que antes fue un jardín botánico y que está cerca del Canal du Midi. A pesar de que el jardín botánico fue trasladado a otro lugar, aún quedan gran variedad de plantas por lo que es un lugar bonito de visitar. Cerca de allí estaban Jardin Royal y Jardin du Grand Rond, parques muy bonitos con estaques, riachuelos, cascaditas y puentes. Después de un rato caminando en los parques, nos sentamos en el césped a comer. Ese día hacía muchísimo calor y esto nos tenía agotadas.
A continuación fuimos a visitar la catedral de Saint-Etienne, pasando por algunos de los barrios antiguos con casas de ladrillo rojo. Esta catedral gótica tardó cinco siglos en ser construida, entre los siglos XIII y XVII, y por ello tiene una mezcla de estilos arquitectónicos. Tiene vidrieras, tapicerías, cuadros, un gran rosetón, un precioso órgano y 17 capillas. Después fuimos a casa de Elodie a descansar un rato antes de continuar nuestra visita.
Lo siguiente que visitamos fue el jardín japonés, una auténtica maravilla que nos dejó impresionadas. Está muy cerca de la ciudad administrativa y del centro de congresos Pierre Baudis. Destaca la casa del té y el estanque con el puente, y por supuesto las muchas plantas orientales que allí abundan. Al parecer está inspirado en el jardín de Kyoto. Después fuimos al jardín Raymond VI, uno de los más recientes de la ciudad, con una vista estupenda del río Garona. Contiene un jardín botánico, un viejo tiovivo de madera y varios juegos infantiles.
Por último fuimos a dar un paseo en la parte más céntrica del Canal du Midi. Fue una pena no haber podido alquilar las bicis pero algo pudimos ver. De ahí fuimos a la Prairie des Filtres, por donde pasa el río Garona. Este lugar fue primero pista de despegue, campo de rugby, huertas durante la guerra, y actualmente es un enorme lugar de ocio y fiesta. Elodie nos contó que son muchos los festivales y eventos que allí se organizaban durante el verano.
Al día siguiente, Elodie nos llevó temprano por la mañana a un pueblo a 10 km de Toulouse para hacer un pequeño recorrido a pie por el Canal du Midi. Era bonito caminar en aquella parte alejada de la ciudad y en pleno campo. Nos llamaban la atención los barcos de todo tipo donde vivía gente en el canal. Tuvimos casi dos horas para la caminata. A la 1 de la tarde fuimos a la estación de tren para viajar a nuestro siguiente destino: Burdeos. Allí nos despedimos de Elodie, la mejor anfitriona que podíamos haber tenido en Tolouse.