El silencio del 7

Ayer se calzó las botas por última vez como profesional uno de los grandes de la historia del Real Madrid y por ende del fútbol español. Raúl González Blanco puso fin a su periplo americano y a su carrera en el partido disputado entre su club el Cosmos y el Ottawa Fury de Canadá, el cual a la postre le sirvió para ganar su título número dieciocho en sus 21 temporadas como futbolista.

Son muchos los momentos para el recuerdo que ha dejado el delantero madrileño, sin embargo hay uno que por lo menos al que escribe, sea porque soy culé o porque cuando sucedió tenía 15 años, le impactó sobremanera.

Jornada séptima de la temporada 1999/2000, Liga que finalmente ganaría el F.C.Barcelona. No obstante, aquel 13 de octubre de 1999 los aficionados culés fueron al Camp Nou con el convencimiento de que su equipo, líder con 15 puntos, no solo ganaría sino que arrasaría a un Madrid que en tan solo 6 jornadas de campeonato ya había perdido siete puntos situándose en la octava posición con 9 puntos.

Aquel día, ambos conjuntos saltaron al césped con las siguientes alineaciones:

F.C. Barcelona R. Madrid

Ruud HESP

Bodo ILLGNER

Michael REIZIGER

Michel SALGADO

ABELARDO Fernández

Aitor KARANKA

SERGI Barjuan

JULIO CÉSAR

Luis FIGO

IVÁN CAMPO

Boudewijn ZENDEN

SAVIO Bortolini

Philip COCU

Fernando REDONDO (C)

Josep GUARDIOLA (C)

GEREMI

RIVALDO

Nicolás ANELKA

LUIS ENRIQUE Martínez

Fernando MORIENTES

Patrick KLUIVERT

RAÚL González Blanco (C)

Louis Van Gaal (E)

John Benjamin Toshack (E)

El Barcelona dominaba por 2-1 en el marcador merced a los goles de Rivaldo y Luis Figo. Así encaraba los últimos minutos del encuentro consciente de que la "estocada" que le podía meter al eterno rival colocándolo a nueve puntos estaba cerca de cumplirse.

Sin embargo, en el minuto 41 de la segunda parte, Redondo robó el balón, Savio pasó el balón entre dos jugadores blaugrana a un Raúl que picó con su característica vaselina ante el portero holandés Hesp marcando el que fue su segundo gol del encuentro que acabaría en empate a dos.

El Madrid, no solo no claudicó en el Camp Nou aquella noche sino que su número siete mandó callar a todo el estadio en una de las imágenes que forman ya parte, como su protagonista, de la historia del fútbol español.