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En profundidad: I Wish I Knew. Historias de Shangai

Publicado el 29 marzo 2012 por Pilarm

En profundidad: I Wish I Knew. Historias de Shangai

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Jian Zhang-Ke

Guión: Jia Zhang-Ke

Producción: Wang Tianyun, Ty Likwai, Meg Jin, Lin Ye, Xiong Yong

Fotografía: Yu Likwai

Sonido: Zhang Yang

Montaje: Zhang Jia

Argumento:

Shanghai, una metrópolis en rápida evolución, una ciudad portuaria donde las personas van y vienen.

Shanghai ha recibido todo tipo de personas: revolucionarios, capitalistas, políticos, soldados, artistas y mafiosos. También ha visto revoluciones, asesinatos e historias de amor.

Después de la victoria de los comunistas chinos en 1949, miles de personas de Shanghai marcharon a Hong Kong y Taiwán. Irse significaba separarse de sus hogares durante treinta años; quedarse significaba sufrimiento a través de la Revolución Cultural y otros desastres políticos de China.

Dieciocho personas de Shanghai, Taipei y Hong Kong recuerdan su vida en Shanghai. Sus testimonios, narrados como los dieciocho capítulos de una novela, reconstruyen la historia de esta ciudad desde 1930 hasta 2010. 

En profundidad: I Wish I Knew. Historias de Shangai

Cuando en un documental que pretende reflejar la historia y la vida de una ciudad tan cautivadora y especial como Shangai a lo largo de casi un siglo, lo que más destaca son las imágenes de la ciudad situadas entre testimonios como marco estético, es que algo falla.

Historias de Shangai nos presenta las historias de 18 personas que han vivído en Shangai desde el estallido de la Revolución Cultural china en los años 30, hasta 2010.  Y es que, aunque la poesía de las imágenes está ahí – como ya he dicho las tomas de la vida en la ciudad con una fotografía impresionista y atmosférica son bellísimas – sus excesos le juegan una mala pasada.

En profundidad: I Wish I Knew. Historias de Shangai

Y es que 1 hora y 55 minutos de metraje son muchos para mantener el tono tremendamente estático y monótono de los testimonios sin que al espectador le empiece a fallar la atención. Y, aunque al final nos quedamos con algunas historias conmovedoras y anécdotas graciosas, el esfuerzo que supone seguirlas todas no sé si merece la pena.

 


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