Revista Cultura y Ocio

HISTORIA BEATLE [XXXI]: OTRA PERLA DE LA LEYENDA NEGRA. The Beatles en el ojo de la tormenta de las teorías conspirativas sobre el Nuevo Orden Mundial.

Por Lennon01

Era de esperarse que The Beatles cayeran en la volada también dentro de la maraña de intrincadas conspiraciones que vienen siendo anunciadas en las últimas décadas. En realidad, el conspiracionismo data de más lejos, pero la dinámica de los medios digitales de comunicación, ha hecho que florezca un tan nutrido como lucrativo espacio para la
conspiranoia. El final del siglo XIX y comienzos del XX dieron lugar a una de las teorías conspirativas más artificiosamente armada como también más persistente y recurrente de modo cíclico como es la del apócrifo texto Los Protocolos de los Sabios de Sion. La excelente novelización de esta cuestión anima la penúltima obra literaria de Umberto Eco, El Cementerio de Praga. Pero no fue la única. También surcaban esas aguas de la conspiranoia lo relativo a la infaltable conspiración judeo - masónica que tanto fue manipulada por las propagandas totalitarias nazi - fascista y comunista en el entorno de los años 30 y 40 del siglo XX. La Sinarquía fue otra teoría conspirativa de esa especie y tantas otras más.

Quizás en el despunte del presente siglo se haya hecho mucho más famosa la conspiración que tiene a los Illuminati como protagonistas [presuntos sucesores de los Iluminados de Baviera, sociedad fundada por Adam Weishaupt en el Reino de Baviera el 1º de mayo de 1776], a partir del best seller de Dan Brown, El Código Da Vinci. La lista sería de no terminar.

Pero hay otra conspiración en danza que también ha cobrado mucho vuelo entre los adeptos a la conspiranoia que implica incluso una forma de observar los hechos históricos, tanto presentes como pasados y que busca nexos posibles, con diversos grados de fantasía y realidad, que permitan ubicarlos en un mosaico que mostraría una historia de la Humanidad absolutamente preestablecida. Esa teoría es la que plantea la existencia de una conspiración llamada el Nuevo Orden Mundial. Si bien el uso de esta expresión puede rastrearse hasta los documentos de la fundación de la Sociedad de Naciones en 1919 y especialmente a los famosos 14 puntos del presidente norteamericano Woodrow Wilson, no será sino hasta los años '70 en que se hable acerca de una conspiración al respecto, a partir del periodista y escritor conservador norteamericano Gary Allen quien sindica esta conspiración a una élite internacional secreta que intenta la destrucción de los gobiernos particulares en favor de un único gobierno mundial. Allen se formó en la Universidad de Stanford, California y escribió discursos para el político, dos veces Gobernador de Alabama y candidato presidencial por el Partido Americano Independiente, George Wallace. [A pesar de pertenecer al Partido Demócrata de John Kennedy, Wallace fue un férreo racista segregacionista que no dudó en apartarse de las filas de su partido para presentarse como candidato a Presidente en 1968].


Esta conspiración del Nuevo Orden Mundial ha cobrado cuerpo en los últimos decenios como una especie de compendio de todas las conspiraciones, ya que quienes postulan su existencia remontan los antecedentes a los Iluminados de Baviera, a la Masonería, a la conspiración judía implícita en los Protocolos de los Sabios de Sion, a la Sinarquía y engloba a toda conspiración mundial que ande en la vuelta. Globalización de conspiraciones globales, la conjura del Nuevo Orden Mundial viene a ocupar un lugar de ordenamiento de tanta idea entrecruzada acerca de aspiraciones de dominio universal. Era de esperar que el proceso de globalización también alcanzara a la conspiranoia. A partir de ahora es mucho más fácil argüir acerca de complots universales, todos están emparentados y forman parte de una misma cosa. O eso es lo que se pretende actualmente por parte de los autores de libros de un género que rinde tan buenos dividendos.

No se trata solamente de la globalización, sino que en el presente se hace más difícil explicar la realidad por medio de designios divinos, aunque permanecen fundamentalismos que niegan el Big Bang, la evolución y hasta el libre albedrío. Este conspiracionismo global sustituye a la voluntad divina por la cual se explicaban los hechos humanos. Si no hay plan divino, entonces, debe haber otro tipo de plan, humano pero super poderoso, terrenal pero irrefrenable, activo pero secreto, tanto como los arcanos divinos lo eran antes. En consecuencia, aquellos espíritus que se sienten huérfanos ante la ausencia divina, pueden aferrarse a la existencia de una entidad que tiene el dominio de los hilos ocultos, una entidad que tanto atrae como genera temor. La literatura de los últimos 30 años ha sido un despeñadero de novelas que exponen las más variopintas conspiraciones - algunas con base en complots enunciados previamente, otras inventando los suyos propios - desde obras de fuste literario que recopilan de modo crítico las principales teorías, como El Péndulo de Foucault, de Umberto Eco, hasta los variados Códigos [Da Vinci, Vivaldi, Blanes (en Uruguay), etc] y Claves [Gaudí, por ejemplo] que engrosan estantes de teorías de dominio universal [por lo común desbaratadas por los protagonistas] que oportunamente se valen del mundo de las artes para plantear sus enigmas, que necesariamente debieran anularse unas a otras, ya que su existencia simultánea sería imposible.

Y algo así ocurre con la teoría del Nuevo Orden Mundial ya que tratando de dar marco común y secuenciación histórica a las más conocidas y repetidas de esas conspiraciones, se encuentra con contradicciones difíciles de sortear. Por ejemplo, la asignación del papel central en esta conspiración global del Nuevo Orden Mundial: al menos hay dos organizaciones que han sido sindicadas como las que manipulan el conjunto. Una es el Comité de los 300, la otra, el Grupo Bilderberg. Hay una tendencia menor a describir la conjura de igual modo pero poniendo en el centro de la misma a los Illuminati, pero solamente se ha difundido a través de Internet en publicaciones que se copian unas a otras. Alrededor, una serie de satélites, léase, Instituto Tavistock, Universidad de Stanford, Escuela de Frankfurt, la Trilateral, el Club de Roma, el Council On Foreign Relations, CIA, MI6, Fundación Rockefeller, Instituto Carnegie, etc. y empresas como EMI, RCA, CBS e infinidad más. Desde luego, también Estados y gobernantes, tanto Presidentes y Primeros Ministros como Reyes. La mente conspiranoica concibe que esta dispersión favorece los planes globales de la conspiración y que hay una metamorfosis de una en otra, de tal modo que, cuando se plantean las teorías se salta de una a otra por medio de nexos simples que usan la propiedad transitiva: Si fulano está en la Institución X y trabajó junto a mengano y éste a su vez es allegado [o lo fue] de zutano, entonces, fulano y zutano tienen fines comunes. Y alegando alborozados que esto es tan evidente como que dos más dos son cuatro, validan suposiciones que nunca quedan debidamente documentadas [luego veremos por qué]. El problema es que el centro de una conspiración global puede ser uno solo y, según el expositor que sea, será el Comité de los 300 o el Bilderberg, que no son lo mismo, aunque se adjudique una serie de participantes en común. Pero incluso, acerca del Comité de los 300 no existen certezas de su existencia como tal, sino conjeturas. El llamado Club Bilderberg tiene existencia, pero tan solo conjeturas acerca de lo que se trata [y de qué modo] en sus reuniones periódicas.

El Comité de los 300 es un grupo al cual se atribuye haber sido creado en 1727 por la aristocracia británica. Su existencia cobra visos de posibilidad a comienzos del siglo XX, en 1909 a partir de la declaración de Walther Rathenau, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Weimar, asesinado en 1922, también empresario fundador de la AEG (la principal industria energética alemana) y escritor. Dijo: "Trescientos hombres, todos conocidos entre sí, que dirijan el destino económico de los continentes y elijan a sus sucesores entre ellos mismos". Como era judío, se popularizó la idea de que los 300 eran judíos y, en aquel contexto de antisemitismo manifiesto, se asoció inmediatamente con la conspiración judeo - masónica, los Sabios de Sion y la Sinarquía, dando paso a la sospecha de que existiera realmente ese comité que Rathenau había enunciado parabólicamente como la única forma de un consenso mundial en una época tan inestable y volátil. Tan instable y volátil que media década después, estallaba la guerra más grande y devastadora que se conoció hasta entonces.

El grupo Bilderberg es muy posterior en su formación, data de 1954. De él se dice que reúne a las principales figuras de los poderes político, económico y de comunicación del mundo en reuniones anuales donde se decidiría el rumbo del planeta, siempre con el objetivo de implantar el Nuevo Orden Mundial, un gobierno global, basado en la economía capitalista. Su nombre deriva del hotel donde se realizó la primera reunión en 1954, en los Países Bajos. Dentro de quienes defienden la veracidad de esta teoría hay de todo un poco, desde personajes claramente alineados con las posiciones más conservadoras como la John Birch Society (ultraderecha de USA, anticomunista, y anti ONU) hasta quienes adoptan posiciones de izquierda, tal como Lyndon LaRouche, político y economista del partido Demócrata que previamente había fundado el Partido Laborista, acercándose al marxismo y al trotskismo, aunque también se lo ha definido por sus detractores como fascista y antisemita. También se halla dentro de los epígonos de los anteriores, el ruso Daniel Estulin, escritor e investigador y ex agente del contraespionaje del Servicio Federal de Seguridad [inteligencia rusa]. Los estudios de este último sobre el Club Bilderberg recibieron los elogios de Fidel Castro, quien comentó y reprodujo partes del libro, que más adelante comentaremos, en las páginas de
Granma, en dos entregas [Ver 1 - 2].

Como hay muchísimos enfoques sobre esta Conspiración, reduciremos a dos los libros que trataremos aquí, uno que se centra en el Comité de los 300 y otro que lo hace en el Bilderberg. Son ellos:

  • Conspirator's Hierarchy: The Story of the Comittee of 300 [1992], de John Coleman, ex espía del MI6 y autor de libros sobre teorías conspirativas. En el caso de Coleman, su tendencia es más bien conservadora y eso se nota en el libro mencionado, pero también en otros títulos como One World Order: Socialist Dictatorship, también conocido como Socialism: The Road To Slavery.
  • Los Secretos del Club Bilderberg, [2006], de Daniel Estulin, arriba mencionado. Agreguemos que Estulin se dice expulsado de la URSS en 1980 y que su padre fue un disidente defensor de la libertad de expresión, aunque luego él trabajará como contraespía para la inteligencia rusa. Incluso actualmente posee un programa dentro de la cadena televisiva rusa Russia Today. Algunos lo presentan como ruso - español y otros como ruso - canadiense. Lo cierto es que tanto su espacio televisivo como sus libros son en español, lengua que domina. Buena parte del libro que mencionamos se apoya en el de Coleman, por ello elegimos ambos ya que se interrelacionan.
  • Existe un tercer texto que cita también a Coleman y a su vez es citado por Estulin, titulado The Satanic Roots Of Rock, presumiblemente publicado solo en Internet, ya que no hemos hallado referencias a una edición impresa. Sobre su autor, Donald Phau, se dice que es un allegado al arriba mencionado Lyndon LaRouche y sus posiciones. Al parecer el texto fue circulando de una página web a otra, siendo las más recurridas www.whale.to y www.konformist.com. El alcance de este texto va más allá de lo que tratamos aquí, aunque basa lo central de su tesis en esta conspiración global, pero, como su título indica, su derrotero final es otro, por lo que lo incluiremos en otro post junto con otras posturas de la misma especie. Por de pronto, las pocas informaciones disponibles sobre el autor se pueden hallar en Encyclopedia of American Loons.


Un problema es que los autores se basan unos en otros y validan planteos que difieren luego en lo esencial: cuál es el centro conductor de la conspiración. Coleman pone en el centro al Comité de los 300 y Estulin lo hace con el Bilderberg. A la inversa, Coleman y Estulin consideran como actores colaterales al Bilderberg y el Comité de los 300 respectivamente. Es bien claro que son dos organizaciones diferentes a las que se adjudica la misma conspiración, o al menos la centralidad en ella y es bien claro también que ambas no pueden ser verdaderas sino a medias y sin embargo comparten buena parte de las argumentaciones que, de ser válidas deberían validar a ambas posiciones, lo cual es, por definición, imposible. Algo no anda bien allí y eso es la lógica. También otras cosas.

Coleman dice:
Ambos autores comparten un aura de misterio al provenir de un mundo de dobleces y verdades ocultas, el del espionaje. O al menos dicen eso las breves notas biográficas que se pueden hallar sobre ellos. Y, como era esperable, ambos le dan ese tono al inicio de sus relatos. En los años de la segunda posguerra, otro espía, el británico Ian Fleming, aprovechó su conocimiento del mundo del espionaje y creó al personaje del género por antonomasia, el agente 007, con licencia para matar, James Bond. Claro, es ficción explícita y de algún modo, al haber producido una larga secuela en el género en otros autores, ese espacio está ya bastante saturado. El inicio de ambos libros es, a todas luces, novelesco.
Seguí mis investigaciones haciendo frente a severos riesgos, ataques a mi persona y a mi esposa, pérdidas financieras, contínuos hostigamientos, amenazas y calumnias, todo ello parte de un orquestado programa para desacreditarme, cuidadosamente elaborado, desarrollado por agentes gubernamentales e informantes, insertos en la llamada ala derecha cristiana, el Movimiento Identidad y el ala derecha de grupos 'patrióticos'. Estos agentes informantes están liderados y controlados por un grupo de homosexuales bien vistos y respetados por los conservadores políticos y religiosos a través de todo Estados Unidos. Su programa de calumnias, mentiras y odio, desinformación acerca de mi trabajo, incluso posteriormente atribuido a otros escritores, continúa aumentado pero no ha obtenido el efecto deseado. Continuaré con mi tarea hasta que finalmente haya desenmascarado totalmente el secreto de un gobierno paralelo supremo que dirige a Gran Bretaña y Estados Unidos.

Por su parte Estulin le da comienzo con un tono más abiertamentamente novelesco: También declara: Mi relación con el Club Bilderberg empezó un día de otoño en octubre de 1992, con una llamada telefónica de un emigrante ruso que residía en París. Había leído la historia sobre la huída de mi familia en un periódico ruso con sede en Nueva York [...] y deseaba reunirse conmigo para hablar de 'un asunto de gran importancia'. [...] Al cabo de varias semana, quedamos en un restaurante español de Toronto, bautizado elegamente con el nombre de 'Segovia'. [...] Cuando tomé la fatídica decisión de conocer al hombre cuya identidad debe permanecer en el anonimato pero al que llamaré simplemente Vladimir Vladimirovitch, entré en un universo paralelo [...] Llegué primero al Segovia, pedí una copa, me senté en un rincón y esperé. Al cabo de un rato, apareció Vladimir [...] Se sentó frente a mí [...] sacó un maletín de piel negra desgastado y se lo puso en el regazo. [...] Dentro había un montón de papeles ordenados en carpetas de varios colores, que a su vez estaban cuidadosamente guardados en el falso fondo del maletín. Durante las dos horas siguientes, Vladimir me contó una serie de eventos que trastocaron para siempre mi cómodo universo. Los documentos que ví borraron todas mis dudas acerca de la veracidad de lo que oía y veía. Su franqueza y su honestidad [...] me hicieron congraciar con él. Todo estaba allí. [...] Al cabo de unos años descubrí por qué Vladimir acudió a mí. Era un agente doble que trabajaba para la KGB y para el MI5. ¿O para el MI5 y la KGB? En algún momento se descubrió su tapadera y se desesperó. Temía por su vida. [...] Vladimir volvió a contactar conmigo una semana más tarde. Fue una de las conversaciones telefónicas más extrañas de mi vida. [...] Lo único que logré recordar de la maraña de números y fechas que me espetó fue UP AR 340-18-5. Mis contactos espías pudieron averiguar que se trataba de la operación 'Watchtower' [...] relacionada con tráfico de drogas para financiar actividades anticomunistas. [...] Esperé con ansiedad a que volviera a llamar, pero nunca lo hizo. Se esfumó. A través de medios que recuerdan las tácticas de espionaje de la Guerra Fría, y en ocasiones poniendo en juego mi propia vida, conseguí lo que nadie había podido: conocer qué se decía tras las puertas cerradas de los lujosos hoteles en los que el Club Bilderberg se reunía. [...] Ningún gobierno desea que sus ciudadanos descubran que los mejores y más brillantes compatriotas se dedican al tráfico de drogas, participan en saqueos masivos del planeta, en secuestros y asesinatos. Yo lo hago por ellos.
Con semejantes declaraciones los autores nos introducen en intrincadas tramas en las que hay de todo, incluidos The Beatles. Este preámbulo, tan largo como necesario nos permite obtener contexto de lo que vamos a desarrollar ahora.
The Beatles aparecen en todo este asunto como una parte pequeña de un todo mayor, pero no poco importante, sino todo lo contrario, ya que habrían permitido obtener conclusiones fundamentales para el desarrollo de la conspiración global. Lo que ambos autores sostienen es que forman parte de un gran experimento de investigación en ingeniería social llevado a cabo por connotados Institutos y Universidades para poder desarrollar un sistema de lavado de cerebro colectivo que a su vez derivara en la aceptación de cambios de paradigma en vistas a la formación del Nuevo Orden Mundial. Pero vayamos por partes, porque esta historia la remontan bastante en el tiempo.

Hay que retrotraerse a los comienzos del siglo XX, cuando se puso la atención en la relación entre la Propaganda y la Guerra. La publiación en 1928 de Propaganda, de Edward Bernays, sobrino de Freud y los trabajos de Walter Lippmann en el cuartel general británico de guerra psicológica, aparecen reputados como el arranque del interés por estudiar las tácnicas de manipulación de la opinión pública. Ambos - indica Estulin - colaboraron en un estudio secreto del Royal Institute for Intenational Affairs [RIIA] sobre los efectos de manipular la información de guerra para conseguir el apoyo de la población civil, en el contexto de la Primera Guerra Mundial. Los resultados, según, Estulin, fueron excelentes para sus fines. Para decir esto se basa en Coleman y éste en documentos privados de la Oficina de Guerra de Whitehall, que, como es lógico suponer, no son exhibidos. [Así que la fundamentación se basa en creer la palabra de uno de los autores]


El siguiente paso en la narración acerca de esta conspiración es en referencia al Instituto Tavistock, fundado en Inglaterra en 1947, dedicado al estudio de la psicología de grupos desde la perspectiva psicoanalítica, especialmente en lo que hace a comportamiento de grupos y organizaciones. El libro de Coleman sitúa al Instituto Tavistock como el centro científico desde el que se ha estudiado las técnicas de lavado de cerebro a nivel colectivo. A su lado pone también a la Universidad de Stanford y posteriormente a otras instituciones, grupos y personalidades. Estos estudios tendrían como objetivo aplicar técnicas desarrolladas para poder manipular a las masas en el sentido de transformación indicado por el centro de poder, para Coleman, el Comité de los 300.

A tales efectos, Coleman sostiene que en los '50 se realizó un vasto experimento social en USA, a través de la generación y proliferación de pandillas juveniles que pronto iniciaron una guerra entre ellas, simultáneamente al surgimiento del Rock'n'Roll, una etapa ilustrada por medio de West Side Story. Al parecer las conclusiones extraidas llevaron a hacer desaparecer estas pandillas para pasar a otra fase de experimentación en los '60. Según Coleman, la teoría indica que se crea una situación de enorme disturbio que descoloca a la generalidad de la gente, generando así un descontento que no permite interpretar las causas del hecho sino percibir solo los efectos. Fragmentación social y respuestas inadaptadas, abrirían las puertas a aceptar cambios en los paradigmas vigentes. Esa sería otra etapa, en la que la gente tendería a aceptar soluciones aún cuando saben que no son de su gusto. Estas etapas fueron diseñadas, según la teoría conspirativa, desde el Tavistock y Stanford. Pero también se da intervención a Princeton e inclusive se implica a la Escuela de Frankfurt en el exilio

Y aquí llegamos a The Beatles y el rol que les adjudican dentro de este complot. Su eclosión estaría dirigida hacia la provocación de un condicionamiento social para aceptar los cambios. Dice Coleman: The Beatles fueron traídos a los Estados Unidos como parte de un experimento social que expondría a gran parte de la población al lavado de cerebro, del cual ni siquiera se enterarían. [...] Cuando Tavistock trajo a The Beatles a los Estados Unidos nadie pudo imaginar el desastre cultural que vendría tras su estela. The Beatles fueron parte integral de La Conspiración de Acuario.

No eran solamente The Beatles, sino que después siguieron otras bandas que completaron el experimento. Así, la British Invasion habría sido perfectamente planificada y calculada. El papel de The Beatles habría sido el de abrir a los Estados Unidos por medio de un grupo fabricado para atraer a los jóvenes y convencer a sus padres.

Coleman sostiene que conjuntamente con la llegada de The Beatles, un nuevo vocabulario, una jerga para jóvenes se extendió rápidamente. 'Teenager', 'cool', 'pop music' y otras serían disparadores que actuarían sobre las mentes tratadas con las tácticas del lavado de cerebro. The Beatles se convirtieron en un nuevo 'tipo' y no pasó mucho tiempo para que el grupo produjera nuevos estilos [modas pasajeras en vestimenta, cortes de pelo y modismos del lenguaje] que molestaron a las viejas generaciones, según estaba previsto. Esto fue parte del proceso de fragmentación y mala adaptación.

La Beatlemanía habría sido una operación cuidadosamente planeada pero no desde el ámbito comercial, sino como parte de una estrategia de control social. Este impacto llevaría a otras consecuencias planificadas para la fragmentación social. Otras palabras clave comenzaron a usarse: 'beatniks', 'hippies', 'flower children'; otras modas se impusieron: dejar la escuela, vestir jeans, usar pelo largo y sucio, según opina Coleman. Y agrega: Este recién creado grupo y su estilo de vida, arrastró a miles de jóvenes americanos [...] La juventud americana se sometió a una revolución radical sin siquiera darse cuenta, mientras la vieja generación quedaba desprotegida, incapaz de identificar el origen de la crisis y reaccionando de modo mal adaptativo contra su manifestación, que fue la de todo tipo de drogas, marihuana y más tarde, el ácido lisérgico, LSD, convenientemente provisto por la compañía farmacéutica suiza SANDOZ, siguiendo el descubrimiento de uno de sus químicos, Albert Hofmann.

De modo que, en el final de la conspiración lo que hubo fue una forma de poder experimentar el control social por medio del uso de drogas y el Rock y sus bandas fueron el medio de penetrar a la sociedad, teniendo a The Beatles como arietes. La distribución masiva de esas drogas se realizó a través de los grandes festivales de Rock, el de Monterrey primero, los de Woodstock y Altamont, después. Detrás de la trama, el Comité de los 300.

Estulin coincide en todo esto, excepto en que detrás de todo esté el Club Bilderberg. La historia es la misma, el villano cambia.

Coinciden ambos en que el fenómeno de The Beatles no fue una rebelión juvenil espontánea contra el viejo sistema social. En cambio, fue una cuidadosamente elaborada trama para presentar, a través de un grupo de conspiradores, que no pudieron ser identificados, para introducir un elemento destructivo y disgregador en un gran grupo de población con el objeto de que cambiasen contra su voluntad.

Coleman afirma: The Beatles, con sus vibrantes guitarras, expresiones tontas, jerga de drogas y ropas extrañas, habrían importado un bledo. En cambio, como The Beatles tuvieron una saturada cobertura por los media, los Estados Unidos sufrieron un shock cultural tras otro. Los hombres ocultos en los think tanks de las instituciones de investigación, cuyos nombres y caras permanecen desconocidos excepto para un grupo selecto, estaban seguros de que la prensa había hecho su parte.

En relación a The Beatles los dos coinciden en presentar a la banda como un grupo de poca monta que fue reclutado por los científicos del Tavistock, conjuntamente con filósofos de la Escuela de Frankfurt, en uno de los puntos más confusos de la teoría conspirativa. La Escuela de Frankfurt, como se sabe, fue la corriente filosófica más significativa de la Alemania de entreguerras. Sus integrantes desarrollaron sus planteos en base a la teoría marxista y, de hecho, integran el Parnaso de los preferidos por los marxistas. La vinculación con la trama es extraña y, en algunos extremos, insólita. Los integrantes de la Escuela de Frankfurt emigraron de Alemania durante el nazismo. Algunos fueron a Estados Unidos y realizaron estudios sobre los medios de comunicación. Pero cuando se presume que se dio comienzo a la conspiración, ya habían regresado a Alemania. De todos los integrantes, es a Theodor Adorno a quien señalan para este complot. Compositor y musicólogo, entre otras disciplinas, se adjudica a Adorno haber ideado el recurso de The Beatles y hasta de haberles compuesto las canciones. Los autores hacen un enredo con el sistema atonal que Adorno estudió y que el compositor austríaco Arnold Schönberg, de quien dicen fue también agente secreto de la Inteligencia Británica, llevó a sus composiciones. Pero el sistema atonal, base del dodecafonismo, nada tiene que ver con The Beatles, hasta done puede verse.

Dice Estulin: El hombre responsable del éxito sin precedentes de los Beatles fue Theodor Adorno. Su arma secreta era un sistema de música atonal con una escala de doce tonos que parecía despertar sensaciones en el cerebro comunes a muchos humanos y que funcionaba especialmente en determinados grupos de edad.Luego señala que los orígenes del sistema de doce tonos se remonta a los cultos dionisíacos en la antigua Grecia, que Adorno había estudiado con el fin de dominar el influjo de esa música en la psiquis humana. Adorno habría acordado con EMI que, a través de Brian Epstein como manager y George Martin como productor, se 'civilizara' a The Beatles, para hacerlos presentables al gran público. Estulin insiste, basándose en el texto antes mencionado de Donald Phau, en que The Beatles eran una banda 'salvaje', de malas costumbres y de explícita maldad.

Con respecto a esta vinculación con EMI, Estulin afirma: Probablemente, este sea uno de los 'descubrimientos' más sorprendentes de este capítulo. Tuve la suerte de ver la correspondencia privada entre EMI y Adorno, que me fue facilitada por un alto directivo de la empresa con contactos con el Servicio Secreto. Tampoco vacila en sindicar a EMI como parte del complejo militar industrial y de los servicios de Inteligencia. Nuevamente la documentación clave para la demostración permanece fuera de alcance. Agrega: Martin creó en su estudio de grabación a los Beatles y al entorno de celebridades que les seguía y Theodor Adorno les escribió sus melodías y letras. Esta información, huelga decirlo, fue siempre ocultada al público. Y, claramente, no podía ser de otro modo: en una teoría conspirativa, todo es secreto.

Otro personaje que se sindica en esto es Walter Lippmann, arriba mencionado, como quien orquestó todo para que a los estadounidenses les gustaran The Beatles. Los adolescentes [...] fueron sometidos a un aluvión incesante de propaganda de la 'música de los Beatles' hasta que acabaron convencidos de que les gustaba cómo sonaba y la adoptaron como propia junto con todo lo que la acompañaba. Al crear la ilusión de numerosas y 'verificables' fuentes de información, los profesionales del lavado de cerebro engañan a la gente para que crea que lo que está contemplando es información objetiva y equilibrada [...] Teniendo en cuenta que el Bilderberg controla prácticamente todos los medios de comunicación importantes del mundo, les resulta relativamente fácil conseguirlo. El expediente de la omnipotencia del conspirador, que crea la sensación de que cualquier cosa, por inverosímil que parezca, es posible para el poderoso conspirador.

No queda allí la lista de implicados. También se mete en el asunto al mismo Ed Sullivan y de paso a la cadena CBS. El programa de Ed Sullivan se emitió por CBS entre 1948 y 1971 ininterrumpidamente. Estulin sostiene que Ed Sullivan fue 'diseñado' por el Instituto Tavistock: Su imagen se modeló para que apreciera sólo un tipo normal que 'traía las grandes actuaciones de la industria del espectáculo a los televisores de sus hogares', según la propia propaganda de la CBS. Lo interesante es que esta modelación se debió hacer antes de contratar a Sullivan para esos fines. Por extraño que parezca, con solo un año de existencia el Instituto Tavistock habría producido este personaje de la TV en Estados Unidos y con una antelación de 17 años a la intervención de Sullivan en el complot. En efecto, el autor afirma que Sullivan fue enviado al Tavistock para que conociera al primer grupo de rock que serviría de conejillo de indias, cortesía del Instituto Tavistock.Otra vez no cuadran las fechas. Recién después de una década y media de haber contratado al Sullivan diseñado por los ingenieros sociales del Tavistock, se le envía el primer conejillo de Indias. No encaja con un plan muy organizado.

Una conclusión intermedia a la que llega Estulin es que debería resultar obvio para cualquier persona que reflexione sobre ello que la 'cultura popular' y por extensión el rock and roll, no es un acontecimiento espontáneo o accidental, sino algo creado y controlado corporativamente. Esa obviedad obligatoria encierra, no obstante, un cierto menosprecio por la mirada crítica sobre la teoría, ya que quien no vea lo que se postula como obvio, debe ser por falta de reflexión.

Tanto Coleman como Estulin coinciden en la desembocadura de esta Conspiración de Acuario: la introducción de drogas cada vez más poderosas en la cultura cotidiana de cada vez más cantidad de población, con finalidades de dominio mental y control social. Dice Coleman: El Comité de los 300 usó a The Beatles para popularizar las drogas sociales en la juventud de América y el público 'in' de Hollywood.

Se ha señalado que la llegada de The Beatles a USA coincide con los efectos recientes del magnicidio de John F. Kennedy, tan solo unos tres meses antes de cautivar a más de 70 millones de televidentes, con el movimiento por los derechos civiles y con la carrera espacial, desventajosa para USA en ese entonces, ya que Gagarin ya había representado a la URSS en el espacio, y que esta música y el fenómeno de la British Invasion contribuyeron a mitigar esas situaciones. De cualquier forma, decimos nosotros, la década de los '60 siguió siendo suficientemente conflictiva. Pero lo que los conspiranoicos dicen es que, por medio de la introducción y expansión de las drogas, especialmente entre los jóvenes, se instrumentó el descontento y la brecha generacional. Estulin afirma: Todo formaba parte del proceso de 'fragmentación - inadaptación'. [...] Los conciertos de rock estaban diseñados como un medio de reclutamiento masivo para la contracultura de las drogas [alucinógenas] y el sexo libre (cita a Phau). La ofensiva emprendida por Bilderberg - Tavistock llevó a toda una generación al camino de ladrillos amarillos del LSD y la marihuana, e hizo que el movimiento en favor de los derechos civiles se detuviera abruptamente conforme la gente empezó a hacer caso al profesor de Harvard y gurú de la contracultura Timothy Leary, quien les animaba a 'Turn On, Tune In, Drop Out'

Coleman introduce otro actor en esta trama, que habría servido como difusor de las drogas a través de los medios, escondido en la cubierta de la contracultura Beat: Alan Ginsberg. Dice Coleman: Uno de los peores vagos drogones [drug slob] que jamás hayan andado por las calles de América fue Alan Ginsberg. Ginsberg impulsóel uso de LSD por mediode publicidad que no le costó nada, aunque en circunstancias normales hubiera costado millones de dólares en gastos de publicidad. Esta publicidad gratuita para drogas y LSD en particular, alcanzó un nuevo pico a fines de los '60 gracias a la siempre lista cooperación de los media. El efecto de la campaña de publicidad masiva de Grinsberg fue devastador. [...] Ginsberg proclamaba que era un poeta pero no hubo peor basura jamás escrita por alguien que dijera serlo. La tarea de Ginsberg poco tenía que ver con la poesía; su principal función fue impulsar la nueva subcultura y forzar la aceptación de ella en un gran número de población - objetivo.

A esta complicidad de Ginsberg con los medios, Coleman sumó otro protagonista: Para ayudarlo en su tarea, Ginsberg recurrió a los servicios de Norman Mailer, un escritor que había pasado una temporada en una institución de salud mental. Mailer era el favorito del ala izquierda del público de Hollywood, por lo que no tuvo problemas para conseguirle a Ginsberg el máximo de tiempo televisivo. [...] Así se fraguó una farsa: Mailer hablaría 'seriamente' ante cámaras con Grinsberg acerca de poesía y literatura. Este método de lograr una amplia cobertura televisiva sin costo fue adoptado por todos los grupos de rock y promotores de conciertos que siguieron el ejemplo de Ginsberg.

En un post anterior señalábamos que en la Leyenda Negra se emplearon las alusiones a las drogas que están en canciones de The Beatles como argumento para muchas formas de denuesto. Estulin se suma, pero con interpretaciones muy diferentes a las hechas en la realidad. Asocia Help!con una alusión al pánico y con el LSD [droga aún no conocida por Lennon], a Hey Jude con la metadrina [!?], a Strawberry Fields Forever con el supuesto hecho de que el opio se cultiva en campos de fresas para que no se detecte la plantación, a Norwegian Wood con una expresión inglesa para designar a la marihuana. Pero la perla es la interpretación de Imagine, canción de Lennon post Beatle: La canción 'Imagine' de John Lennon propugnaba, entre otras cosas, una filosofía individualista ['imagina a todo el mundo viviendo al día'], atacaba al nacionalismo ['imagina que no hubiera países'], pedía la abolición de la propiedad privada ['imagina que no hubiera posesiones']. Apoyaba, además, un nuevo orden internacional ['me pregunto si puedes, sin necesidad de ambición o hambre, una hermandad del hombre, imagina a todo el mundo compartiendo todo el mundo'] y abogaba por un gobierno mundial único ['dirás que soy un soñador, pero no soy el único, espero que algún día te unas a nosotros, y el mundo sea uno solo']
Siendo la expansión de las drogas el objetivo de esta Conspiración, el vehículo producido por The Beatles a tales fines fue, dice Estulin, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band. Fue el heraldo de la revolución de las drogas en Estados Unidos. El proyecto secreto fue financiado por el Bilderberg a través del Comité de los 300 y de uno de sus bancos, el S. C. Warburg.

Y aquí ambos autores sindican como el introductor de las drogas en USA al escritor británico Aldous Huxley, de quien se señala que su libro Brave New World [Un mundo feliz] es un borrador para el Nuevo Orden Mundial. De modo que la Conspiración de Acuario tuvo como objetivo la sumisión de la juventud norteamericana a las drogas para contribuir al desarrollo de la conspiración mayor, el Nuevo Orden Mundial. También se destaca de Huxley su libro The Doors Of Perception que sirviera de inspiración tanto para el nombre de la banda de Jim Morrison como para el propio Timothy Leary y sus colegas al escribir The Psichedelic Experience. Lo que no se tiene en cuenta es que la novela Brave New World integra esa categoría literaria de las distopías, esto es, de utopías disfuncionales, en todo caso de crítica, quizás ironía, sobre el mundo contemporáneo al autor y al público. Curiosamente, si el Instituto Tavistock fue fundado en 1947 y el Club Bilderberg hace su aparición en 1954, cómo se explica que los planes de ambas organizaciones estén ya diseñadas por Huxley en un libro que se editó por primera vez en 1932. Pero ya sabemos que las fallas cronológicas no cuentan en la conspiranoia. De cualquier forma, el tiempo de permanencia de Huxley en Estados Unidos lo hace merecedor de participar en la trama. Claro, Huxley ya vivía en USA antes de que existieran el Tavistock y el Bilderberg, país al que fue a vivir en 1937. De su pasaje por Harvard y la realización del seminario sobre la religión y el mundo moderno dicen que consistió en realidad en la planificación de la contracultura del 'acid rock'. Este seminario de llevó a cabo en 1960, algo temprano para hablar de cultura del acid rock, cuando apenas el rock and roll tradicional estaba afianzándose. Pero además, Huxley murió en 1963 sin llegar a saber qué era el acid rock, un año después de que se ilegalizara el LSD como medicamento y se la declarara droga experimental y tras tres años de haber padecido cáncer.


Continúa explicando Estulin:Muerto Huxley, Osmond, Watts, Timothy Leary y Richard Alpert se conviertieron en los famosos promotores de los inicios de la cultura del LSD que se adueñó de los campus de las universidades norteamericanas a finales de la década de 1960. El proyecto fue dirigido por una fuerza de acción conjunta de la CIA y la inteligencia británica bajo el nombre clave de MK-Ultra. [...] El Tavistock, la CIA, los Beatles y su invasión británica, Huxley la cultura del LSD explotó a la vez, dirigido tras el telón por el todopoderoso y siniestro Bilderberg. pero fue la guerra de Vietnam y el movimiento 'contra la guerra' lo que creó el clima de desesperación y podrdumbre moral que abrió las puertas de la juventud norteamericana a las drogas. Aquí se explaya sobre las organizaciones contrarias a la guerra y se centra sobre el Institute for Policy Studies [IPS], al que sindica como think tank de la Nueva Izquierda y como centro de control de las comunidades locales, de los centros sanitarios de las comunidades y de organizaciones terroristas. En sus informes se habla de organizaciones como el Weathermen Group, de izquierda radical. Sus miembros llevaron a cabo una serie de acciones militares, entre ellas atentados con bombas, para conseguir el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos mediante una revolución. Este grupo formaba parte de la contracultura controlada desde dentro del propio gobierno estadounidense. Y aquí, nos presentan otra sorpresa: el principal teórico del IPS fue Noam Chomsky, hombre clave del Nuevo Orden Mundial, uno de los fundadores de la Nueva Izquierda. Según Estulin, esto tenía como finalidad neutralizar la radicalización de los jóvenes estudiantes e impedir la acción de los partidos socialistas en crecimiento después de la revolución cubana y del movimiento por los derechos civiles. En realidad Chomsky es reconocido no solo como lingüista y filósofo, sino también como activista de la izquierda, cercano al anarquismo o al socialismo libertario, algo que no encaja con un hombre al servicio del Bilderberg.
Así que esta historia en que se involucra a The Beatles como una pieza clave que abrió a la conspiración global [sea del Comité de los 300, sea del Bilderberg] posee además otros nombres que le dan un carácter más resonante. Theodor Adorno, Ed Sullivan, Aldous Huxley, Noam Chomsky, Alan Ginsberg, Norman Mailer, Instituciones, Universidades, científicos, comunicadores, agencias secretas de Inteligencia y más, además de todos los músicos de la British Invasion, forman el marco que una teoría conspirativa necesita para cautivar adeptos. Curiosamente, siendo la Conspiración del Nuevo Orden Mundial adjudicada mayormente a la derecha más radical y al más rudo sistema capitalista [representados tanto en el Comité de los 300 como en el Club Bilderberg], los principales actores señalados son mayoritariamente liberales y de izquierda.

No ponemos en duda muchos de los datos, ni es nuestro objetivo rebatir la teoría in totum, ya que ello requiere un desmontaje mucho más profundo de todos los elementos. Nos hemos centrado únicamente en lo que remite más o menos directamente a The Beatles para plantear un capítulo más de la Leyenda Negra.
Estulin toma como epígrafe del capítulo inicial de su libro una frase de Hal Becker, experto en ventas y telemarketing estadounidense, que entrevistado en 1981, dijo:Conozco el secreto para hacer que el norteamericano medio crea lo que yo quiera. Me basta con controlar su televisión... Pones algo en televisión y se convierte en real. Si el mundo de afuera de la tele contradice las imágenes, la gente empieza a intentar cambiar el mundo para que se parezca a lo que ve por televisión...

Lo interesante es que esto también vale para estas teorías conspirativas. ¿Qué son sino el intento de una reformulación de la imagen que tenemos del mundo, basándose en intrincadas relaciones difícilmente documentables y comprobables? Las propuestas que encontramos en estas teorías parecen tan definitivas y decisivas, sin fisuras, con una correspondencia absoluta de todos los términos - que ningún libro de Historia tiene, ya que los libros de investigación histórica serios tienen lagunas, espacios no resueltos, zonas a seguir investigando - que hace pensar en un trama construida en base a realidades y verdades parciales, unificadas por un discurso suficientemente hábil como para hacer que todas las partes encajen. De paso, esto devuelve la tranquilidad al escritor, al lector y quienquiera que sea, porque restituye una imagen del mundo que funciona ordenadamente, por terrible que sea la realidad descripta y confiere la seguridad de que podemos explicar todos los aspectos, aún los resquicios más ocultos de la realidad. Nos dicen que es posible la aprehensión de la realidad compleja. Un signo del final del siglo XX y los comienzos del XXI es la complejidad y por tanto, la necesidad de un pensamiento complejo. Eso da mucho trabajo, un trabajo que el expediente de la voluntad divina solía ahorrar. Pero con la voluntad de los dioses fuera de línea, la complejidad parece inabarcable. Por eso se impone este tipo de planteos que solamente en apariencia son complejos, por lo intrincado de la trama, pero que en realidad son una simplificación extrema: esta es la causa, aquí está el origen, todo encaja con todo, el Universo sigue funcionando como un reloj, como mi reloj, nos dicen los planteos conspiranoicos. Simplificar y perpetuar la capacidad de aprehensión. Estulin decía que él habla por los Estados lo que los Estados quieren callar. En este caso, el tono novelesco que adquieren los postulados hace inevitablemente pensar que intentan cambiar el mundo para que se parezca a lo que aparece en la literatura de espionaje.

Faltan aún más capítulos de esta Leyenda Negra. Pronto volveremos con la línea que pone a The Beatles no ya dentro de la conspiración sino bajo la inspiración satánica.

Nos encontramos pronto.

HISTORIA BEATLE [XXXI]: OTRA PERLA DE LA LEYENDA NEGRA. The Beatles en el ojo de la tormenta de las teorías conspirativas sobre el Nuevo Orden Mundial.



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