Revista Cultura y Ocio

Humanismo español: primeros representantes

Por Ilustrado
PABLO DE SANTA MARÍA
Pablo de Santa María (1350-1435), Salomón Ha-Leví antes de su conversión, padre de Alfonso de Cartagena, fue obispo de Burgos y autor de Scrutinium Scripturarum (1591). Fue un político importante en la Corte de Enrique III de Trastamara, por lo que se le comisionó en varias ocasiones con viajes al extranjero. Convertido al cristianismo inició una sorprendente carrera eclesiástica.
Se doctoró en teología en la universidad de París, donde leyó Escrituras. De esta época datan sus Adiciones a los comentarios de la Bíblia de Nicholas de Lira, con los que aportó a la cultura cristiana sus amplios conocimientos de estudios talmúdicos. En París conoció a Pedro de Luna, al que acompañó en Avignon cuando fue nombrado Papa, y realizó una función decisiva como vínculo entre Benedicto XIII y la Monarquía castellana. Al acceder Fernando de Antequera al trono de Aragón se le nombró tutor y canciller mayor de Juan II de Castilla. Polemizó con Meir Alguades, Yehosua ha Lorqui y Hasdai Crescas, defendiendo la vinculación del cristianismo con los estudios escriturarios.
HUMANISMO ESPAÑOL: PRIMEROS REPRESENTANTESBIBLIOTECA NACIONAL DE MADRID
ALFONSO DE CARTAGENA
Alfonso de Santa María de Cartagena (1384-1456), nacido en Burgos y muerto en Villasandino, fue hijo del judío converso Salomón Leví. Estudió artes en el convento dominicano de Burgos, y derecho en Salamanca. Fue obispo de Burgos, traductor de Cicerón, Séneca y Quinto Curcio. Tuvo como alumnos a Fernán Pérez de Guzmán, moralista y humanista, y a Carlos de Aragón, príncipe de Viana.
Sostuvo polémica con Leonardo Bruni el Aretino, que tradujo la Ética a Nicómaco (1418), con un prólogo en el que criticaba la versión de Guillermo de Moerbeke, utilizada por los medievales. En defensa de esta versión Alonso García de Cartagena dirigió una carta a Fernán Pérez de Guzmán, afirmando que los reproches de Bruni son injustificados. Estando en Basilea Alonso García de Cartagena enseñó esa carta a Francesco Piccolpasso, obispo de Milán, que la remitió a Bruni, originando un cruce de cartas en las que Alonso García de Cartagena defendía la terminología escolástica tradicional y la integridad de la doctrina medieval ética y política, mientras Bruni se pronunciaba por la nueva cultura humanista. Y a través de este intercambio epistolar Alonso García de Cartagena reconoció la insuficiencia de su posición, pasándose al Humanismo.
Juan II le envió como diplomático a varias ciudades, siendo su embajador en el Concilio de Basilea (1432), donde leyó su Defensiorum fidei. Estuvo casi seis años en Italia, conociendo a los humanistas más destacados, entre ellos a Eneas Silvio Piccolomini.
Cuando en 1440 regresó a España era totalmente partidario del Humanismo renacentista, que propagó desde su palacio de Burgos, convertido en centro de cultura para los primeros humanistas castellanos. Tradujo a Séneca a imitación de los humanistas italianos, y lo glosó e interpretó en numerosas ocasiones. Así surgió Los cinco libros de Séneca (De la vida bienaventurada, De las siete artes liberales, De amonestamiento y doctrinas, El primer libro de providencia de Dios, y El segundo libro de providencia divina), que se imprimió en Sevilla (1491), Toledo (1510) y Alcalá de Henares (1530).
Publicó una antología de Séneca con el título de Polyanthea o Breve compilación de algunos dichos de Séneca. Tradujo De senectuteDe officiis y la Rethorica de Cicerón; y escribió Doctrinal de caballeros (Burgos, 1487), Anacephaleosis y la Genealogía de los reyes de España, emperadores romanos, reyes de Francia, pontífices y obispos de Burgos (Granada, 1545).
Aunque senequista y admirador de los ideales humanistas italianos, manifestó disconformidad con Séneca o Cicerón. Conocedor de las luchas entre nobles y reyes castellanos, y las producidas entre cristianos, judíos y conversos, propuso una restitución de la Monarquía visigoda, con un Estado centralizado y autoritario que mantuviera la autoridad y el orden; lo que motivó el acercamiento de Castilla a León, más imperial y autoritario.
Las características del humanismo de Alonso García de Cartagena son:1) desinterés por los textos antiguos2) escasa preocupación filológica3) énfasis en la cultura castellana4) interés por los Padres de la Iglesia, y en especial por San Pablo
HUMANISMO ESPAÑOL: PRIMEROS REPRESENTANTESALFONSO DE CARTAGENA
ALFONSO GARCÍA MATAMOROS
Alfonso García Matamoros (m.1572) nació en Villarasa, Huelva, y murió en Alcalá de Henares. Fue profesor de retórica en Alcalá de Henares (1542). Aunque se llamó hispalense, por haberse naturalizado en Sevilla.
Estudió las primeras letras en Sevilla y la enseñanza superior en Valencia. Pasó a dirigir el estudio de gramática de Játiva desde 1531 hasta 1540; en este último año fue a doctorarse a Valencia, pero marchó a Alcalá de Henares para ocupar una cátedra de Retórica que le ofrecieron en 1542 y allí permaneció veintidós años enseñando. Entre sus discípulos tuvo a Benito Arias Montano.
Es indudable que fue sacerdote; Nicolás Antonio y otros bibliógrafos escribieron que fue canónigo de la Catedral de Sevilla. En 1558 publicó el discurso que pronunció en la investidura de Diego Sobaños como doctor y en 1559 empezaron sus ataques de reúma crónico, de los que se lamentaba todavía en el prólogo a su De tribus dicendi generibus (1569). Murió el 25 de junio de 1572.
Escribió un famoso Laus Hispaniae (Apología de la nación española), el De adserenda Hispanorum eruditione, sive De viris Hispaniae doctis narratio apologetica (Alcalá de Henares, 1553), con el patriótico fin de acabar con el desprecio que tenían algunas naciones de Europa a los humanistas españoles. Para él todo es fruto de ligerezas e injusticias. Este opúsculo mezcla leyendas, fábulas, anécdotas y literatura culta y popular para dar amenidad a la exposición de lo que han supuesto las letras españolas a lo largo de la Historia. El autor demuestra un buen conocimiento de Cicerón, Virgilio, Plauto y Tácito entre los escritores romanos, y entre los griegos cita también a Homero, Aristóteles y Platón, y a los Padres de la Iglesia.
Otras ogras suyas fueron In Aelii Antonii Nebrissensis Grammaticae IV librum scholia (Valencia, 1539); De ratione dicendi libri duo (Alcalá de Henares, 1548); Methodus constructionis (Alcalá de Henares, 1553); y Methodo concionnandi liber unus (Alcalá de Henares, 1570).
En Opera Omnia fue reunida y editada toda su obra (Madrid, 1769).
Fue un ferviente seguidor de Erasmo de Rotterdam y mantuvo estrechas relaciones con los humanistas de su siglo. Entre sus amistades figuró Juan Téllez Girón, Conde de Ureña, a quien está dedicada la apología.
El humanismo de Alfonso García Matamoros participó del patriotismo que inspiró también Generaciones y semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán, o Claros varones de Castilla (Toledo, 1486) de Hernando del Pulgar. Consideraba que el saber distingue al ser humano de los animales, aproximando la vida especulativa a la activa, y buscando virtudes morales e intelectuales, con apego a la antigüedad hebrea y a la Biblia.
FERNÁN PÉREZ DE GUZMÁN
Fernán Pérez de Guzmán (1376-1460), discípulo y amigo de Alonso García de Cartagena, sobrino de López de Ayala y tío del Marqués de Santillana, es representante arquetípico del aristócrata letrado de su época. Político y militar, se retiró al final en su señorío de Batres (Toledo), donde se dedicó al estudio y la lectura.
Es claro representante del Renacimiento humanista español, hasta el punto en el que Alonso García de Cartagena le dedicó el Oracional, con el que proponía edificarse religiosamente. Gran admirador de Séneca, mandó traducir las Epístolas morales de la versión italiana de Ricardo Petri. Sus ProverbiosFloresta de Filósofos Libro de Job son también moralizantes y ejemplarizantes. Sus Loores a los claros varones de Castilla Generaciones y semblanzas o Mar de historias, participan de la exaltación nacional que inició Alonso García de Cartagena. Se caracterizó pues por su objetividad y veracidad, y su penetración psicológica del carácter de los personajes.
ALFONSO FERNÁNDEZ DE PALENCIA
El concepto del honor que inició Alonso García de Cartagena se manifestó también en Alfonso Fernández de Palencia (1423-1492), nacido en El Burgo de Osma (Soria) y muerto en Sevilla. Fue paje en la casa de Alonso García de Cartagena y en la de Bessarión, donde estudió griego con Jorge de Trebizonda. Historiador y buen latinista, intervino en política durante el reinado de Enrique IV el Impotente (1454-1474), de cuya Corte fue nombrado historiador, sustituyendo a Juan de Mena como secretario de latín. Se mezcló en las luchas políticas, poniéndose al lado de Alfonso, hermano del rey; y al morir Alfonso apoyó a su hermana Isabel, contribuyendo a su matrimonio con Fernando de Aragón. Puso pues la ética al servicio de la política.
Su principal obra es Gesta Hispaniensia ex annalibus suorum diebus colligentis, llamada habitualmente Décadas, por estar dividos en cuatro décadas, cada una con diez libros excepto la cuarta, que consta de solamente seis. Esta crónica cubre los acontecimientos desde finales del reinado de Juan II hasta 1481, incluyendo el reinado de Enrique IV, su enfrentamiento con los partidarios de su medio hermano Alfonso, el conflicto por la sucesión de Enrique IV, la subsiguiente guerra civil y la consolidación de los Reyes Católicos en el trono tras la firma de la paz.
Otra importante obra de Palencia es la denominada Anales de la Guerra de Granada, que narra los acontecimientos ligados a esta guerra desde su inicio hasta la toma de Baza en 1489. Su traducción al castellano fue publicada por Paz y Meliá en 1909. Como historiador se le considera observador y perspicaz.
Otras obras fueron: La Batalla campal entre los perros y los lobos (1457), es una traducción hecha por él de un opúsculo latino suyo, aparentemente compuesto ante la inminencia de ser nombrado cronista de la corona; por ello su interpretación entre líneas es compleja. Probablemente se trate de una alegoría vagamente inspirada en las fábulas y en la Batracomiomaquia de Homero de la situación creada tras la caída del condestable Álvaro de Luna, asesinado por la nobleza en tiempos de Juan II, o el posterior gobierno de Enrique IV: un lobo, Harpaleo, sucumbe ante los perros por hacer dejación del mando del ejército y muere por descuidar la disciplina militar.
Escribe en lengua latina y traduce al español su alegoría Tratado de la perfección del triunfo militar (1459. En ella, un personaje alegórico llamado el Ejercicio intenta encontrar, acompañado de la sabia Discreción, el Triunfo. Esta le remite a Gloridoneo, un capitán romano bajo cuya figura podría ocultarse Alfonso el Magnánimo. Gloridoneo vence y Triunfo otorga la victoria al Orden, al Ejercicio y a la Obediencia. Bajo estas virtudes habría de conducirse, según aconseja el autor, Enrique IV.
Se le atribuye además la famosa sátira contra el rey denominada Coplas del provincial. Escribió también tratados lexicográficos y algún otro de carácter geográfico en latín, entre los que cabe mencionar: Opus Synonymorum, Uniuersale Compendium Vocabulorum, Compendiolum geográfico y varias epístolas latinas.
Su labor como traductor fue también muy importante: vertió las Vidas paralelas de Plutarco de Queronea en un incunable editado en Sevilla en 1491 y Los siete libros de las guerras judaicas de Flavio Josefo en 1492.
JUAN DE LUCENA
Juan de Lucena (1430-1506), nacido en Lucena (Córdoba), fue consejero de la Corte de Juan II y en la de Enrique IV, al que dedicó Libro de vita beata (Zamora, 1483). Fue protonotario en la Corte de Isabel I. Sacerdote, vivió en Roma al servicio del cardenal Enea Silvio Piccolomini, futuro Pío II. En Italia mantuvo contacto con la Corte de Alfonso el Magnánimo, y escribió también Epístola exhortatoria a las letras, donde elogió a Isabel la Católica, y Tratado de los galardones (1482-1492). Como defensor del Senequismo, tradujo Proverbia Senecae.
JUAN DE SEGOVIA
Juan de Segovia (1393-1458) fue profesor de teología en Salamanca. Se trasladó a Roma, donde fue nombrado referendario del Papa. Al regresar a Segovia polemizó con los musulmanes de Córdoba, y entró al servicio de Juan II, participando en el Concilio de Basilea (1432), y siendo nombrado más tarde Canónigo de Toledo. Es representante del preErasmismo español, autor de De verbo contra sarracenosDe summa auctoritate episcoporum in universali Concilio y de una edición trilingüe del Corán. Se opuso a la Cruzada que predicaba la Iglesia contra los musulmanes, y en 1453 escribió una carta al cardenal Juan de Cervantes desarrollando el pacifismo como la mejor solución al problema europeo, aunque dejaba a parte el problema de la fe.
Gilson llama Socratismo cristiano al interés de los humanistas por la antigüedad clásica. La valoración cristiana de Sócrates está en la misma línea que la de Séneca, que aparece en la Primera Crónica General de Alfonso X, y fue adquiriendo fuerza hasta alcanzar su punto culminante en la erasmización de Sócrates, momento en que quedó establecido un Sócrates precristiano. Durante la edad media Sócrates aparecía vinculado a Séneca, por lo que es senequista, concebido así por García de Castrogeriz, Francesc Eiximenis, Pablo de Santa María y Bernat Metge. Casi todos los escritores del siglo XV hablan de noster Séneca.

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