Revista Atletismo

IV Carrera Popular de la Suerte

Por Juan Andrés Camacho Fernández @CorredorErrante
IV Carrera Popular de la Suerte

Las pruebas cortas no son lo mio, pero con la proliferación que hay en navidades y el genial ambiente que las rodea, no hay excusa para pegarse el calentón y de paso realizar un trabajo de calidad para ganar velocidad.

La semana pasada tuve la oportunidad de escaparme al III Cross de Navidad Universidad de Málaga y a la XXXIII Carrera Urbana del Pavo, y esta mañana tenía una nueva cita en Benahavís.

Llegamos puntuales con un par de kilos solidarios que intercambiamos por las camisetas del evento (posteriormente donaríamos más kilos para poder llevarles camiseta a otros compañeros que no habían podido acudir a la cita), destacando entre la marea roja del San Pedro Atletismo las camisetas azules de Gary, mi padre y yo, que acudíamos en representación del Club Altetismo Fuengirola.

Tras saludar a los compañeros sampedreños (si, según wikipedia este gentilicio se escribe con eme) decidimos, animados por Toni y compañía, participar en la prueba popular, que nos tomaríamos como calentamiento, antes de hacerlo en la competitiva, cuyo mecanismo es más que curioso (más adelante os explico).

Dejamos las mochilas y la ropa en el coche, nos pusimos las camisetas rosas del evento para mimetizarnos con los chavales y corredores de la camiseta popular y nos dirigimos hacia la salida, donde Toni nos presentó a la televisión local, a quienes expliqué brevemente (porque la prueba estaba a punto de dar comienzo) cómo se había desarrollado el Reto 360º Solidarios, en cuya penúltima etapa fue muy importante el apoyo, compañía y ayuda logística del Club Atletismo San Pedro.

Instantes antes de lo que pensaba que sería la salida me coloqué tras la infranqueable barrera de chavales que estaban ya deseosos por salir (a fin de cuentas, en esta prueba ellos eran los protagonistas), pero aun quedaban unos minutos, ya que un compañero del San Pedro dirigió un breve calentamiento que realizamos bajo el arco de salida, ya en formación.

Tras guardar un minuto de silencio por una vecina que había fallecido esa misma mañana, comenzó la prueba popular.

Dejé a los niños volar y me coloqué, tratando de no estorbar ni ser estorbado, a unos 100 metros de la cabeza de la prueba, ya que tenía curiosidad por saber como finalizaría la misma pero no quería interferir en el transcurso de la misma; mi padre, no obstante, bajó volando por la empinada Calle El Pilar, y a pique estuvo de tropezar con algunos de los chicos que al ver la cuesta en vez de acelerar se pararon en seco.

Como no quería tropezar con los muchachos me abrí mucho en la curva, pero como perdí tanto a mi padre como a la cabeza de carrera en el giro, aceleré un poco el paso corriendo por el lateral; alcancé al coche de policía, a la cabeza de carrera y a mi padre, que la iba dirigiendo, al llegar al Daidín, y en esa misma bajada por la Avenida la Moraleda me puse a su altura, acompañado por los primeros adultos, salvo mi padre, que veía en la carrera hasta el momento.

Cuando llegué a la altura de la cabeza de carrera, el policía instaba a los niños a decelerar, ya que iban pegados al coche y ahora quedaba la subida, lo más duro de la prueba; mi padre los convenció momentáneamente para que los primeros se cogiesen de la mano y avanzasen todos en paralelo, pero al llegar a la rotonda de entrada al pueblo, algunos comenzaron a protestar y volvieron a acelerar, ya que todos querían ser el primero o la primera (lo normal a esas edades).

Habíamos pasado el primero kilómetro en 4:10, con pendiente principalmente a favor, pero era un tiempo desde mi punto de vista rapidísimo para los chavales, que iban camino de superarlo en el segundo kilómetro.

Recorrimos los primeros casi 200 metros del segundo kilómetro por debajo de 4 (decidí apretar con los chavales y ver quien llegaba primero), pero cuando al comienzo de la Avenida de Andalucía la pendiente comenzó a hacerse notar me pegué a un muchachito (como mucho tendría 7 u 8 años) que se había descolgado de la cabeza de carrera.

Iba a echar a andar, pero al ver que me ponía a su lado y lo animaba aceleró aun más que antes; tuve que frenarlo un poco, poniéndome detrás de él, ya que sabía que aun quedaba bastante cuesta y se iba a desfondar antes de tiempo.

Pasamos el segundo kilómetro en 4:26, ya colorado y resoplando, pero comenzábamos a adelantar a algunos de los impacientes protagonistas de la escapada a media carrera, de los cuales algunos miraban al peque al que acompañaba con lágrimas de impotencia.

El muchacho iba ya forzando, pero al ver que mi padre y Gary le animaban desde la distancia volvió a sacar energías de donde no tenía, hasta que tuvo la meta a tiro.

Ahí se relajó, y mi padre, viendo que no podía más, le animó para entrar todos juntos a meta andando, cogidos de los brazos.

13:53 tardó el joven campeón en completar los casi 3 kilómetros de prueba, por debajo de 5 minutos el kilómetro de media y sin duda entre los primeros chicos de la prueba, aunque como me centré en echarle una mano perdí de vista la referencia del resto de muchachos y no sabía como habrían entrado.

Su madre nos echó una foto en la entrada a meta, y nos agradeció mucho que lo acompañásemos, ya que ella no es capaz de seguirle el ritmo; por lo visto entrena con mi amigo Pablo en el triatlón Marbella, ¡con razón está tan fuerte!

Fuimos al coche a cambiarnos, nos pusimos las camisetas del club y volvimos a la línea de salida, donde estaban llegando los últimos muchachos.

A los pocos minutos nos avisaron de que se realizaría el traslado de la vecina fallecida al coche fúnebre, por lo que debíamos desplazarnos a la plaza y despejar la calle.

Mientras esperábamos, charlamos con Cristián Benítez, claro vencedor de la prueba ya antes de que diese comienzo, con algunas de las muchachas que habían estado presente en mi llegada al Polideportivo Paco Cantos durante el Reto 360º Solidarios, Mamem Becerra y varios de los corredores de esta prueba competitiva.

Los organizadores decidieron que era buena idea dar una vuelta de reconocimiento, tanto para saber por donde discurriría la prueba como para ir calentando, y a ello fuimos.

Esta, como anticipé previamente, no es una carrera cualquiera, es la Carrera de la Suerte, 15 vueltas a un circuito urbano bastante duro en el que una vez que el primer clasificado finaliza las 15 vueltas, finaliza al prueba.

Así, una o dos personas suelen completar la distancia completa, mientras que el resto realiza las máximas posibles; el primer hombre y la primera mujer son reconocidos como ganadores, pero todos ganan en esta prueba solidaria donde todos los participantes entran en el sorteo de diferentes productos una vez acaba la prueba.

El circuito sería un óvalo, del que comenzaríamos en una de las curvas, descendiendo suavemente por las terracitas de Calle Málaga, giraríamos en Calle El Almendro, donde nos esperaba una señora cuesta y un tramo de progresiva pendiente en Avenida Andalucía hasta el giro a la plaza, donde la pendiente volvía a ser bastante pronunciada, ahora a favor, y se suavizaba en Calle Málaga.

Trotando había tardado poco más de 2 minutos en realizar la vuelta de reconocimiento, así que una buena marca podría ser 23-25 minutos en completar las 15, si Cristián nos dejaba.

La salida se fue retrasando y retrasando, tanto que al final el campeón marbellí tuvo que abandonar antes de que la prueba se celebrase, y tras varios minutos de espera amenizados por la excelente compañía de los corredores y espectadores de la prueba, finalmente nos pusimos en posición.

Nada más comenzar la prueba me puse en primera posición, ya que los callejones eran estrechitos y en los giros con las Simna 3 a grandes ritmos a veces tengo que abrirme mucho, y así podía destacarme rápidamente y correr cómodo y sin molestar a nadie.

Un corredor de negro con el que habíamos estado charlando antes de comenzar la prueba me sorprendió adelantándome en la Avenida de Andalucía, y manteniendo la posición por el primer paso de meta, en el que entré en segunda posición, y un corredor del San Pedro me dejó también un par de metros por detrás en Calle Málaga.

La segunda vez que afrontamos la cuesta de El Almendro, animados por los clientes de un bar situado justo en el punto de giro, donde tenían una vista perfecta de la prueba, alcancé al corredor de negro, y en la Avenida Andalucía pude ponerme primero de nuevo sin demasiado esfuerzo, aunque el corredor de San Pedro se puso a mi par y entramos casi codo con codo por meta en la segunda vuelta.

Escuché que le animaban a grito de Carlos (normal, estaba en su terreno), pero no me dejé amilanar y apreté en el descenso por Calle Málaga, donde le gané la posición y le metí un par de metros de ventaja.

Al ascender a la Avenida Andalucía volvía a estar a mi altura, así que apreté un poco más de la cuenta intentando zafarme de su persecución (si conseguía meter suficiente distancia entre nosotros como para que se descolgase, luego tan solo tendría que mantener el ritmo, pensaba), entrando primero por meta y sacándole bastante ventaja por Calle Málaga, pero en cuanto me relajé un poco en la subida a la Avenida Andalucía lo tenía de nuevo tras de mí.

Entré apenas un segundo antes que él por meta, tomándome con más calma el tramo de Calle Málaga viendo que no nos seguía nadie, y le pregunté si el ritmo estaba bien así, ya que estábamos solos.

Asintió sin mucha confianza y aceleró en el ascenso, pero no me quería quedar atrás, así que aceleré tras de él, y en el siguiente paso por meta volví a ganarle la posición.

Así estuvimos desde ese momento hasta llegar a la décima vuelta, la mitad de la vuelta en la que descendíamos me ponía por delante, y la mitad en la que ascendíamos me ganaba la posición; a juzgar por los ánimos de la gente nuestra pugna estaba siendo todo un espectáculo.

Sin embargo, al comenzar la vuelta 11 y tras doblar por segunda vez a mi padre (habiendo doblado ya al tercer corredor, un muchacho joven del San Pedro, y a algunos corredores cinco veces ya), Carlos se destacó bastante más de lo habitual en el ascenso a la Avenida de Andalucía, y no pude ponerme a su altura hasta la misma entrada a meta, donde me sacó una cabeza.

Había forzado más de la cuenta en las primeras vueltas y ahora lo estaba pagando; tenía dos opciones, seguir a Carlos y reventar, o quedarme en su estela y esperar a que él lo hiciese.

Iba ya justito y solo teníamos 4 vueltas por delante, por lo que si elegía seguirle probablemente acabase reventando yo, así que decidí dejar que se pusiese por delante.

En la decimosegunda vuelta me sacaba ya un metro, y en la decimotercera, cuando decidí quemar todos los cartuchos, cerca de 5.

En la decimotercera vuelta le recorté un par de metros, estaba al alcance de mi brazo si lo estiraba... pero no de mis piernas, y terminó de escapárseme con una escalada fenomenal en esa penúltima subida.

La decimoquinta vuelta fue agridulce para mi, sabía que no podía adelantar a Carlos y que el tercer clasificado tampoco podía adelantarme, así que simplemente la completé, realizando los últimos 850 metros en 3 minutos justos, mi parcial más lento de toda la prueba.

El corredor sampedreño me sacó finalmente algo más de 5 segundos, cuajando una carrera impecable, donde por estrategia y por físico se llevó una gran victoria.

Nada más entrar por meta fui a felicitarle y le di un abrazo, fue una carrera muy disputada y muy rápida (aun no lo sabía, pero había bajado en casi 40 segundos mi anterior marca personal en 5 kilómetros), y es algo que si hubiese estado Cristian o si él no hubiese estado, no hubiese podido lograr, en el primer caso porque no habría llegado a dar las 15 vueltas, y en el segundo, porque sin su persecución primero y su estela después, no habría alcanzado el mismo rendimiento.

Era subcampeón, pero con el carrerón que había realizado me daba por más que satisfecho.

Los organizadores fueron cortando a los participantes, que en un minuto o dos estuvimos todos concentrados en la plaza, y tras pasar lista, comenzaron los sorteos.

Mi padre, como siempre que hay sorteo, no paraba de dar la lata, y finalmente, siendo el 90% de los corredores del San Pedro, los 3 representantes del Club Atletismo Fuengirola nos llevamos premio; a ver quien lo calla en la siguiente rompiendo la estadística de esa forma...

Nos despedimos de los corredores y nos encaminamos al coche para cambiarnos, así como para recoger una camiseta para una de las campeonas de Masterchef Junior, cuya familia tiene un local en Benahavís.

Se enteró de la prueba durante el transcurso de la misma, por lo que no había podido participar, pero no queríamos que se quedase sin la camiseta de la misma, así que le acercamos una al Luck.

IV Carrera Popular de la Suerte

En el Luck, con las camisetas del evento


El local me encantó, con una decoración exquisita interior que le daba un ambiente íntimo y dos terrazas, de la que la trasera era mi favorita por las vistas.

Los padres de la chica nos invitaron a un aperitivo, y como había clientes en las otras zonas nos colocamos en la terraza delantera para no molestar.

Agradecimos el detalle a la familia y llamamos a mi abuela para que fuese preparando el almuerzo... ¡así se finaliza una jornada de atletismo de 10!

Me despido hasta la próxima, seguro que nos veremos en alguna popular pronto. ¡Un abrazo!Lo mejor
-La forma de preparar el evento, con un trasfondo solidario, una carrera para todos y otra para los que además buscábamos competir.

-El formato de la carrera competitiva es realmente novedoso para mí, tiene la "pega" de que solo uno (o dos, como fue el caso) de los corredores realizan la prueba completa, pero así se compite de verdad.

-La animación de la prueba y la música, con un ambiente excelente, familiar y deportivo.A mejorar


-Lo más molesto como corredor fue el imprevisto traslado de la fallecida vecina, pero claro, es algo que no se puede prever y contra lo que no se puede hacer nada salvo esperar.

-Desde la tercera vuelta los corredores de la cabeza estuvimos doblando corredores, y en algunos tramos la estrechez y verticalidad del recorrido hacían un poco complicados los adelantamientos; quizás ampliando un poco más el circuito esto se podría evitar, pero como no conozco la zona tampoco sé como podría plantearse.

-Como sugerencia, además de recoger alimentos solidarios, como le comentamos a Toni, se podrían recoger productos de higiene personal, pañales, comida para bebés... que son también artículos necesarios y demandados por un colectivo de desfavorecidos bastante amplio.


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