Revista Cómics

Lupus

Publicado el 20 octubre 2011 por Alvaropons

Recupero la reseña que hice de Lupus en el extinto DDT ahora que Astiberri publica un integral de los cuatro volúmenes, añadiendo nota final sobre la edición:
LupusPuede que, a primera vista, sorprendiera el espectacular salto cualitativo que dio Frederick Peeters al comenzar su serie Lupus. El referente de la hermosa y singular Píldoras Azules estaba en la mente de todos y pasar de una historia autobiográfica, intimista y tremendamente sensible a una aventura de ciencia-ficción trepidante dejó descolocados a los seguidores de este autor, que no entendían el cambio. Pero basta entrar en la primera página de Lupus para darse cuenta de que no estamos ante un relato de género convencional o superficial. Peeters ha sabido ampararse perfectamente en los andamiajes formales de la ciencia-ficción para ir tejiendo sobre ellos con tranquilidad una historia de amor, con la misma sensibilidad que demostró en su anterior obra, pero con mayor sabiduría, si cabe, en el planteamiento. Se permite incluso un ejercicio de mestizaje muy particular, uniendo las formas del “road-comic sideral” con los de la comedia sentimental intimista, gracias a las que puede analizar con profundidad y sentimiento la relación entre los protagonistas, Lupus y Sanaa. Si en el primer volumen presentaba a sus protagonistas y les creaba un entorno ideal para que sólo les quedara como opción el comienzo de este largo viaje por el espacio, en el segundo sentaba las bases de esta relación, para lanzarlos por fin en el tercer volumen a una loca escapada que les llevará a una estación espacial abandonada, donde el aislamiento y la soledad les obligará a conocerse en profundidad sincerando y expresando sin tapujos sus sentimientos. Peeters ha imbricado perfectamente los acontecimientos, ensamblando con delicadeza las piezas una detrás de otra, creando una compleja telaraña en la que nada se deja al azar. Ha usado hábilmente el género como envoltorio de lujo para crear las situaciones que empujarán a los protagonistas uno contra el otro, pero también como referente ineludible que le ayuda a contraponer ideas a sentimientos y sensaciones. Plantear únicamente la historia de amor entre Sanaa y Lupus no hubiese sido diferente a cualquier otra historia de miedos e inseguridades ante el amor, pero gracias a su inclusión en el género, le permite jugar con simbolismos muy elaborados, contrastes que generan ideas y sentimientos que no hubiesen existido en un entorno real. Multiplica así la fuerza del relato, generando una complejidad que le permite acercarse de una manera más depurada a la historia de amor, centrarse más en sus personajes y hacerlos, paradójicamente, más reales si cabe.
Es evidente que todo esto sería imposible sin la increíble calidad como dibujante de Peeters. Su trazo impetuoso, expresionista, es el mejor medio para transmitir emotividad, para que el lector palpe los sentimientos de los personajes que se mueven en esas viñetas cerradas. Un estilo que absorbe como una esponja influencias, mezclándolas con frescura y descaro: es capaz de unir la composición de página del manga y su puesta en escena (sobre todo en las escenas más íntimas) con los hallazgos narrativos de los clásicos americanos, con Caniff y Robbins a la cabeza, de los que aprende el uso expresivo del blanco y negro, pero sin olvidar las enseñanzas de autores como De Crecy o Blutch.
Es verdad que Píldoras azules tiene una componente de sinceridad y proximidad que la hace entrañable y encantadora, pero en Lupus encontramos ya a un autor en estado de gracia, que domina a la perfección los recursos narrativos y que, sobre todo, los utiliza para explorar con inteligencia los sentimientos y caminos del ser humano.
No es extraño que, tras tres nominaciones, el final de la saga fuera galardonado con uno de los premios “Esenciales” del festival de Angoulême, reconociendo una de las mejores series publicadas en Francia en los últimos años.
La edición integral de Astiberri opta por reducir el tamaño original, siguiendo lo que ya parece ser costumbre en la industria editorial española en las ediciones de integrales. Es verdad que el trazo y composición de Peeters lo permite y afecta menos que en otros casos, pero no deja de ser incómodo. (3)


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog