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Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)

Publicado el 16 septiembre 2015 por Pilar Llorca Pérez @pillorca

Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)

Hoy toca el turno de la catedral, la Sé. Se alza en la ladera rocosa con sus torres gemelas disputándole el protagonismo a la Torre dos Clérigos. Poco queda de su estilo románico con los posteriores añadidos barrocos, pero no perderos el claustro. Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)Desde la muralla de la catedral podemos ir bajando por las callejuelas del barrio da Sé hasta la Ribeira. 

Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)
Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)Cuando llegamos bajo, a orillas del Duero se despliega toda una infinita oferta de restaurantes. Es hora de probar un sabroso bacalhau, un caldo verde, su variedad de quesos como el saloio,el cabreiro o el Azeitao, o una francesinha. 


Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)
Después d comer es el mejor momento para coger el crucero de los seis puentes. Un paseo donde disfrutar de las vistas más universales de Oporto, las de la Ribeira.

Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)
Y nos quedamos al otro lado del barrio portuario, en Vila Nova de Gaia, donde están las bodegas donde envejece el famoso vino de Oporto. En el XVII los ingleses tenían mal lo de importar burdeos por las constantes guerras con Francia y miraron hacia Portugal. Pero claro estos vinos soportaban mal cruzar el Atlántico y los comerciantes "guiris" le añadieron aguardiente. Y así nació el Oporto , un vino encabezado, cuyo comercio en el XVIII fue clave para el desarrollo de toda la región.

Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)
En Gaia se concentran las grandes bodegas de este vino : Calem, Ferreira, Sandeman. Imprescindible hacer alguna cata y tomarte un twany, o un ruby.


Paseo y cata por la ciudad de Oporto (parte 2)

Y ya de vuelta cruzar andando el Ponte de Dom Luis I con su impresionante doble  estructura de metal, construido por el colaborador de Gustave Eiffel.
Volvemos a la Ribeira mirando el atardecer de la ciudad reflejado en el agua. Cuesta alejarse de aquí. Pessoa lo diría con otras palabras, pero haciendo la maleta ya lo echas de menos.Importa este contenido

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