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Patrón de barco en el Alentejo

Por Tierrasinlimites @tierrasnlimites
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Patrón de barco en el Alentejo

¿Quieres convertirte en capitán de barco y navegar por el mayor lago artificial de Europa? No se necesita ningún carnet, tan solo disfrutar de la experiencia. En el camino descubrirás pequeños pueblos con milenios de historia, castillos, menhires, la naturaleza de los alrededores y el dulce placer de los atardeceres en el lago. Justo después, cuando se pone el sol y antes de pasar al camarote, las estrellas aparecen en lo alto, en un cielo declarado reserva Starlight. Dormir cuesta porque siempre quieres dejar los ojos abiertos un minuto más. Disfrutar otro segundo.

El lago artificial más grande de Europa: el lago de Alqueva

El embalse de Alqueva, el gran lago de Alqueva, es un embalse internacional construido sobre el curso del río Guadiana y sus afluentes, a medio camino entre España y Portugal. Sus aguas dulces cubren parte de Extremadura y de la región del Alentejo y está rodeado de un paisaje suave, de colinas bajas, llanuras con dehesas, viñedos y olivos.

Sus habitantes viven de la ganadería y de la agricultura y, complementan sus ingresos, con la artesanía y el turismo. La zona llevaba tiempo necesitando agua para sus cultivos y, como respuesta a esta necesidad, se planteó, a mediados del siglo XX, la construcción del embalse de Alqueva. La propuesta tardó unas cinco décadas en ejecutarse y no fue hasta 1998 cuando comenzó la construcción de la presa. Cuatro años más tarde, en 2002, se cierran las compuertas y se inaugura el Gran Lago. Desde entonces este embalse recoge las aguas del Guadiana y de algunos de algunos de sus afluentes como los ríos Alcarrache, Zebro o Dejebe.

Las dimensiones del embalse son espectaculares. Ocupa un espacio de 250 kilómetros cuadrados, su costa mide más de 1.000 kilómetros y puede almacenar unos 4.000 hectómetros cúbicos de agua. Desde la presa, el barragem de Alqueva, hasta la cola del pantano, cerca del pueblo de Juromenha, hay 83 kilómetros de distancia. Diez pueblos -nueve portugueses y uno español – lo rodean y de sus aguas emergen más de 400 islas. Podéis imaginar todo lo que hay por descubrir en Alqueva.

El gran lago de Alqueva

El gran lago de Alqueva

Una pared de 500 metros de alto: el barragem de Alqueva.

La presa de Alqueva, el barragem de Alqueva, toma su nombre de Alqueva, el pueblo más cercano. Si las cifras del lago sorprenden, las de este enorme muro no son menos: casi 100 metros de alto, cerca de 500 metros de largo y 7 de grosor. Fue construido entre 1998 y 2002 y, desde entonces, esta pared sujeta el agua del río Guadiana y de sus afluentes. Un agua que se utiliza para abastecer a la población, para los regadíos de la zona y que ha ayudado a fomentar el turismo en los pueblos colindantes, en las nueve aldeas ribereñas portuguesas.

Mourão, el barco-casa de Amieira Marina

Mourão, el barco-casa de Amieira Marina

Cómo hemos cambiado. El antes y el después del pantano.

Una construcción de semejantes características transforma el paisaje, provoca un impacto en la biodiversidad de la zona y hace desaparecer algunas de las construcciones que el ser humano ha ido creando a lo largo del tiempo.

Estos cambios se previeron antes de la construcción del embalse y, aunque muchos han sido inevitables, en su día se estudiaron y se tomaron medidas para paliar el impacto. Existe una publicación de la revista National Geographic en Portugal que cuenta cómo ha cambiado la morfología de esta zona rayana y de cómo la construcción del embalse incrementó el conocimiento arqueológico y biológico de la comarca. Empezamos por la biodiversidad.

Evidentemente la biodiversidad de la zona sufrió las consecuencias de la construcción del embalse de Alqueva. Varias hectáreas de dehesa quedaron sumergidas bajo las aguas al igual que mucha vegetación de ribera que crecía en los cursos de los ríos; aparecieron charcos temporales que afloran en determinadas épocas y que son refugio para determinadas especies de anfibios o crustáceos de agua dulce y se tomaron muestras de la flora que había aquí. Numerosas especies han visto cambiar su hogar y su presencia ha variado. Así el águila pescadora que dispone de más cantidad de comida ha incrementado su población y siguen llegando a la zona aves esteparias que se alimentan de los regadíos. Los amantes de la ornitología van a poder observar aves rapaces como el águila perdicera, cernícalos, búhos reales, grullas, avutardas, cigüeñas blancas y negras y numerosas especies de aves acuáticas como patos o garzas. Debajo del agua viven anguilas, jaramugos, bogas del Guadiana, black bass o barbos, especies muy atractivas para los pescadores.

Si los cambios en la biodiversidad han sido elevados, el patrimonio arqueológico de este territorio también se ha visto afectado con la construcción del embalse. Esta zona del Alentejo ha estado habitada por el hombre desde hace milenios. Dólmenes, menhires, castros, pinturas rupestres y otras construcciones más recientes como castillos, molinos e incluso pueblos han quedado sumergidos o han sido trasladados, piedra a piedra, y salvados de las aguas. A pesar de que se ha destruido parte del entorno, gracias al embalse de Alqueva se estudió e inventarió gran parte del patrimonio. Una puesta en valor antes de que, en algunos casos, desapareciese bajo el agua.

Crómlech de Xerez en Monsaraz

Crómlech de Xerez en Monsaraz

Capitán de un barco-casa de Amieira Marina

El embalse no se creó con una finalidad turística pero la tiene. Se pueden visitar pueblos, hacer deportes náuticos, pescar, nadar… o convertirte en patrón de tu propio barco. Y por más de un día.

En Amieira Marina, un complejo turístico – embarcadero situado cerca del pueblo de Amieira, es posible alquilar alguno de los 15 barcos-casa para pasar uno o varios días por el embalse. Los hay de diferentes tamaños aunque todos tienen comodidades similares: un salón cocina, servicios con ducha, uno o varios camarotes con camas, electricidad, calefacción… y sirven para lo mismo: navegar por el Gran Lago mientras disfrutas de la libertad que te da tener tu propio barco casa. Puedes llevar tu comida, tu bebida (hay nevera) y comer tanto dentro como fuera. ¿Qué tal un vinho verde con un queso alentejano en la popa del barco mientras el sol cae? Si lo prefieres, en casi todos los pueblos hay restaurantes y tiendas donde probar y comprar productos locales.

Lo bueno de estos barcos-casa es que no necesitan ningún permiso especial, tan solo tu atención durante dos horas que es lo que dura, aproximadamente, el curso teórico práctico que imparten en Amieira Marina. En este tiempo te enseñan a manejar el barco y a disfrutar de las posibilidades del lago. En un rato estarás familiarizado con el uso del GPS, sabrás cómo seguir las boyas que marcan el camino de seguridad, podrás mantener recto el timón y saber lo que hay debajo de ti gracias al sonar. Que aprendas a atracar el barco en los embarcaderos e islas ya es otro cantar :).

Además de los servicios incluidos, se pueden alquilar kayaks o bicicletas para llevar a bordo y descubrir, de esta manera, otros rincones, por agua o por tierra, del lago y sus alrededores.

Otro punto positivo es que la empresa es responsable, dispone de un distintivo de bandera azul y los barcos incluyen detergentes y jabones biodegradables. Además, en este caso, el pez grande no se come al chico sino que lo integra en el proyecto lo que facilita la estancia a los visitantes y fomenta la economía de la zona. Amieira Marina tiene varios acuerdos con restaurantes y empresas de turismo locales y así, por ejemplo, si reservas en uno de los restaurantes que aparecen en su guía de aldeas ribereñas, te vendrán a buscar en taxi al embarcadero.

De capitana de barco

De capitana de barco

Barco-casa en Amieira Marina

Barco-casa en Amieira Marina

Los controles del barco casa en Amieira Marina

Los controles del barco casa en Amieira Marina

Ocho pueblos y cuatrocientas islas por descubrir

Telheiro, Monsaraz, Estrela, Campinho, Alqueva, Amieira, Juromenha, Aldeia da Luz y Mourao son los nombres de los 9 pueblos portugueses que rodean el lago de Alqueva. Cada uno de ellos tiene un embarcadero para amarrar el barco y, aunque algunos están cerca, otros se encuentran alejados del embarcadero y se necesita bici, taxi o paciencia para llegar a ellos. Es el caso de Monsaraz, el pueblo estrella del embalse, el más turístico y el más bello.

Monsaraz es un pueblo medieval dividido en dos partes, una zona alta amurallada y otra baja construida más recientemente. En la parte alta, una vez que pasamos por alguna de las puertas de entrada, caminamos por un suelo empedrado descubriendo la iglesia, el castillo y algunos museos. Las vistas del lago desde lo alto son de postal. En los alrededores se pueden visitar algunas bodegas (el municipio Reguengos de Monsaraz ejerce este año Ciudad Europea del Vino) y monumentos megalíticos como el crómlech de Xerez.

El castillo de Monsaraz

El castillo de Monsaraz

Totalmente diferente a Monsaraz es Aldea da Luz, la población más reciente de Portugal. El antiguo núcleo urbano quedó sumergido y hoy, sus habitantes, viven en el nuevo municipio. Llegar al embarcadero es delicioso. Nos saluda un rebaño de vacas con sus cencerros y un camino de madera se eleva sobre el suelo verde donde pasta el ganado. Se tarda aproximadamente un cuarto de hora en llegar a las primeras casas del Luz, unas construcciones blancas, con ribetes de colores, similares unas a otra que le dan un aspecto homogéneo al pueblo. Hay varios bares y restaurantes y un par de tiendas pero lo que destaca del pueblo es su Museo, construido para mantener viva la historia que ha quedado bajo el agua.

Aldeia da Luz

Aldeia da Luz

Aldeia da Luz

Aldeia da Luz

Aldeia da Luz

Aldeia da Luz

En nuestro viaje también visitamos Estrela, una pequeña aldea blanca, y Mourão, el más grande de todos los pueblos.

Cada una de las aldeias ribeirinhas tiene su encanto: casas blancas con ribetes azules, algunas con azulejos de vírgenes y santos, las chimeneas alentejanas, ermitas, iglesias y capillas, bares, tienditas repletas de productos locales con los que aprovisionar el barco y plazas donde se reúnen, bastón en mano, los mayores del pueblo.

Estrela

Estrela

Mourao

Mourao

Llegando a Estrela

Llegando a Estrela

Si la tranquilidad de estas aldeas no nos es suficiente, en todo el embalse hay además más de cuatrocientas islas. Algunas de ellas tienen alguna casa, un tramo de carretera y otras están totalmente deshabitadas. Los barcos están hechos para poder llegar a ellas y dejarlos amarrados en alguno de sus recovecos. ¿Te imaginas pasar unas horas siendo el único habitante de estos territorios?

También hay partes a las que no se puede acceder en barco como las reservas animales de Ribeira do Alcarrache y de Azebel o la zona de captación de aguas que hay cerca de Amieira. Además, está prohibido navegar por el territorio español con estos barcos-casa.

Además de navegar, bañarte, disfrutar de los pueblos y de la delicia del paisaje existe toda oferta de ocio para completar la estancia. En Alqueva se pueden practicar deportes náuticos, pasear en canoa o kayak, pescar, visitar bodegas, comprar artesanía, asistir a un taller de cerámica y hacer un sinfín actividades relacionadas con el medio en el que nos movemos y sus pueblos. Aburrirse, a no ser que lo estés buscando, es imposible.

El techo del lago

Y si crees que cuando se pone el sol ya está todo hecho estás muy equivocado. El cielo del lago de Alqueva gracias a sus condiciones de humedad y a la escasa iluminación de los pueblos es Reserva StarLight lo que quiere decir es que las estrellas, sus constelaciones y la Vía Láctea se ven de maravilla.

Apagad las luces, abrid los ojos y esperad a Morfeo. Los cencerros y los grillos serán los únicos sonidos de la noche.

Atardecer en el Gran Lago de Alqueva

Atardecer en el Gran Lago de Alqueva

Atardecer en Aldeia da Luz

Atardecer en Aldeia da Luz

Para preparar tu viaje

Amieira Marina

Monsaraz

Museo da Luz en Aldeia da Luz

Mourão

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Amieira Marina barcos casa lago Alqueva lago de Alqueva patrón de barco sin licencia 2015-04-07

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