Eugéne Scribe (dramaturgo francés, 1791-1861). Un escritor que empezaba a hacer sus primeros pinitos literarios, le entregó a Eugéne Scribe una de sus obras teatrales, para que le echara un vistazo y le diera su docta opinión. Eugéne leyó la obrita y se la entregó a su autor con una nota que decía: "estimado amigo, solamente puedo darle un consejo: no escriba tonterías hasta que no sea usted una celebridad".
Igor Stravinsky (compositor ruso, 1882-1971). Una productora de cine le propuso al famoso compositor que le escribiera las partituras para la banda sonora de una película, partituras por las que estaba dispuesta a pagarle más de 5000 dólares. El compositor denegó la oferta, aduciendo a que no era cantidad de dinero suficiente que pudiera pagar su trabajo. La productora le envió una carta en la que le aseguraba que 5000 dólares era la cantidad máxima que se había abonado jamás a cualquier compositor que hubiera trabajado para ella. Y el gran Igor Stravinsky les respondió: "todos los compositores que han colaborado con su productora, me consta que eran hombres de gran talento. Pero como yo carezco de talento, entiendan que me costará mucho más trabajo que a ellos hacer lo que me piden."
Lloyd George (político británico, 1863-1945). En un discurso electoral, el político inglés soltó varias frases ciertamente duras y fueras de tono contra las mujeres inglesas. Una de ellas, razonablemente indignada, le increpó con estas palabras: -- Desde luego, señor, si fuese usted mi marido le daría veneno en el café. A lo que Lloy George, sin alterarse, le respondió: -- Si yo fuese su marido, me lo tomaría voluntariamente.
Pepe Alcañices, duque de Sesto (alcalde de Madrid, 1825-1909). A don Pepe Alcañices, se debió la instalación de los primeros urinarios públicos que hubo en Madrid. Y a la par que los inauguró, dictó un bando por el cual se impondría una multa de dos reales a todo aquél que fuera sorprendido orinando en la vía pública. Un periódico de la época, publicó entonces esta cuarteta: "Dos reales por mear, ¡Dios mío, qué caro es esto! ¿Qué cobrará por cagar el señor duque de Sesto?"
Y con esta pequeña miscelánea anecdótica, os dejo hoy. Las anécdotas, para mí, son una manera curiosa de acercar el ojo o el oído a la cerradura de la Historia.