-- Personal. A Manuel, de Can-can Sevilla

Publicado el 04 septiembre 2012 por Jesustadeosila

   Me dice Cipriano que te has muerto, Manuel...   Llego al bar, después de medio agosto sin aparecer por él.
   Llego y hago lo que siempre: sacar tabaco, pedir un botellín y salirme a la mesa de afuera a esperarte.    Siempre apareces sobre las dos, cuando cierras la tienda, en tu bicicleta: alto, grande, chulo, canoso, con ese pelo por los hombros por el que a veces le decía al Cipri: -- Ya está aquí "el Puma".    Y hoy es el Cipri quien me dice: -- Jesús, ¿sabes quién se ha muerto...?    Ya sé, ya lo sé, que me hubieras reñido por pagar un botellín y salir de allí sin bebérmelo. -- ¿Quién...?    Pero es que de pronto, amigo, cuando se nota en los bares que la gente está llegando... me dice Cipriano que tú te has ido. Que no te espere. Que ya no vienes más.
   Que mirando a la izquierda y por ese carril bici, tú no vas a venir hoy. --  Se ha muerto Manuel, Jesús... el de Cancán.    Cancán-Sevilla. Diademas y coleteros. Mirando en mi blog y a mano derecha, uno de los primeros suscriptores que tuve, ¡tanta ilusión por tener otro suscriptor!, fuiste tú. -- Escribes bien, Jesús, no te lo niego. Pero hacer un blog con un poco de seriedad no es... -- Mi blog no será serio, Manuel. Mi blog va a ser de humor. --Vale, cojones, pero aunque sea de humor tiene que ser serio. No haces un blog, escribes y te acuestas. Un blog necesita horas para... -- Venga ya, Manuel. Puedo escribir un artículo al día si me da la gana. -- ¡Que no es eso, Jesús! ¡Que un blog no es eso...!    Y me mirabas con esa sonrisilla picaresca, a los ojos pero haciéndome sentir que me mirabas de arriba abajo.    Fuíste de los primeros que me empujó a hacer un blog. Este blog.
   Miro a Cipriano, cabreado sin saber por qué. -- ¿Cómo que se ha muerto Manuel? ¡Venga! -- El martes pasado, Jesús.    Y Cipriano me deja el botellín en la barra y se vuelve. -- Mira, Manuel. Yo hago un blog y lo lee un montón de gente. -- Claro... -- Tengo muchos premios de narrativa ganados, ¿sabes? -- Ya... -- Será un blog de humor. -- ¿Siempre vas a escribir cosas de humor? -- Vale. Pues será un blog de humores. -- De mil humores. Porque el ánimo nos cambia de un día para otro. -- ¡Pues de mil humores, Manuel! Pero mañana hago un blog. ¡Cipriano! Pon una copa...    Y Cipriano se da la vuelta y me dice: -- Fué el martes pasado, Jesús. Estuvo aquí a eso de las dos, como siempre. Subió a casa, se echó a dormir la siesta y ya no...    Y salgo con la bebida, una para ti y otra para mí, y te sonrío: -- Ya llevo cien visitas. -- ¿En dos días? No está mal. -- ¿Cómo que no está mal, Manuel? ¡Cien visitas y he escrito dos tonterías! -- Pon un traductor de idiomas. Arriba. Que lo pueda ver todo el mundo. -- ¿Un traductor? ¿Para qué? ¿Va a a venir un chino a leerme? -- Ponlo. Arriba. Que se vea. ¿Cien visitas...? Eso es nada.    Y me quedo mirando el botellín y no tengo ganas de beber... que ya es difícil.
   Y Cipriano sale a la puerta, conmigo, y me pone una mano en un hombro. -- Yo me he quedado igual que tú, Jesús. -- ¿Pero estaba enfermo? ¿Estuvo ingresado? ¿Le pasó algo, Cipri...? -- Subió como todos los días y se murió dormido, Jesús. Así.    Y te miro y retiro el cenicero, porque sé que te molesta el humo: -- ¿Un banners qué leches, es, Manuel? ¿Y un link? ¿Y un enlace? -- Tú escribe, coño, ¿no dices que eres capaz de escribir un artículo por día? Pues escribe. -- Vale, Manuel, vale. Yo pongo la letra y tú pones la música.    Y Cipriano que ve que no me bebo el botellín. -- Ya empezamos con los colegios, el lunes. -- Me voy, Cipri. Llévate el botellín. -- Está entero. -- No me entra, Cipriano... No me entra... -- Vamos a echar de menos al Manuel, ¿eh? -- Un poco, Cipriano. Un poco, sí.       Y esta es la entrada, Manuel, que se me ha ocurrido hoy para ti.    Si el Curiosity ha llegado a Marte, lo mismo al cielo llega este blog que tú propiciaste, con tus consejos y tu sabiduría.    Sé que leías fielmente mis artículos, y sé que te reías con ellos. Por eso, me cuesta un poco no saber sacar una sonrisa de todo esto.    Sólo sé que mañana no estarás.    Que tu bicicleta...    Quisiera hacerte reír. Y ya que andas por ese cielo infinito, podrías recomendarme (a Dios ó a Google), para que el blog suba el Page Rank... por lo menos, un punto por encima de tu web, que me encantaría oírte decir que todavía me queda mucho por aprender.    ¡Jaja...!    ¡Cómo voy a echarte de menos, amigo... !    A mi derecha sigue y seguirá la imagen de CAN-CAN SEVILLA.    A mi izquierda, a la altura del corazón, guardo tu estampa... alto, elegante, canoso, activo, emprendedor y buena persona... llegando puntualmente a las dos y diez al bar de Cipri, en tu bicicleta, para tomar juntos esa cervecita: Manué. -- ¿Cómo va la cosa, Jesús? -- Bien, Manuel, bien. -- Eso es.   P.D.- Y a tu chaval, de ocho años, seguiré enseñándole, si le interesa,  cómo se corta una baraja de cartas en la palma de la mano. Cómo se baraja en falso. Cómo se baraja a dos bandas. Cómo se hace un doble o un triple. Cómo  se sostiene una baraja con tres dedos, enseñando la palma de la mano y sin que se vea. Cómo se hace un enfile, un empalme, una falsa dada, un triple ligh, un dada en tercera, un corte en mesa, un corte al aire, un salto, una cuenta falsa, un culebreo, un forzaje...    Aunque no sabré enseñarle a ser un cabellero como tú lo has sido.    Pero ya lo lleva en la sangre. Lo lleva.    Te dejo, Manuel.    Y mañana... el show continúa.    Haciendo reír, por supuesto... Maestro.
   Y aunque me cueste un mundo decírtelo... DESCANSA EN PAZ, MANUEL.      Agradecería, ignorar los enlaces que se muestran debajo (no los elijo yo) y no dejar comentario.
 Otro día, contaré cosas de Manuel con las que todos (sabía tanto de blogs y de webs) disfrutaremos.
 Pero hoy -y el primero que debe disculparme es Manuel-, es la primera vez que este blog, en verdad, se ha ganado el título De Mil Humores.
 Porque hoy, de mil... no tengo ninguno.
 Gracias a todos.