Hoy recordamos una interesante entrada sobre un auténtico héroe del país de las barras y las estrellas que realizó una de las acciones más épicas de la 2ª Guerra Mundial.El lector puede pensar que las cargas de bayoneta solamente se utilizaron durante la Gran Guerra, pero no fue asi. En la 2ª Guerra Mundial hubo algunas de ellas, siendo la más famosa y recogida por los Historiadores la llevaba a cabo por las tropas norteamericanas en las horas posteriores al Día D. Hoy recordamos parte de la épica de aquella carga y de su responsable, el oficial paracaoidista Robert G. Cole, aunque no obstante recordad que podéis elegir el tener dicha biografía completa (seguramente la más completa jamás escrita en castellano) de este héroe de guerra como recompensa siendo Patrocinador de este blog. ¡Y todo desde un dólar! No te olvides de visitar para más información y descubrir más sorpresas exclusivas: www.patreon.com/heroesdeguerra
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Cole, Robert George, fue un Teniente Coronel que participó en el Día D, siendo recordado hoy en día como uno de los mejores oficiales que tuvo la archiconocida 101ª División Aerotransportada.
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Cuando la Operación Overlord (Invasión de Normandía) fue preparada, los hombres de su unidad fueron trasladados al sur de Inglaterra para lanzarse el 5 de junio sobre suelo francés para favorecer la invasión de las playas de Juno, Omaha, Gold, Utah y Sword. Tras reunirse con sus hombres a los que tan bien conocía después de pasar juntos tantos años, repasaron una y otra vez el plan y los lugares de salto.
A pesar de las ganas de los paracaidistas por entrar en acción, tuvieron que esperar otras 24 horas debido al mal tiempo. Finalmente el Día D sería el 6 de junio de 1944. Muchos paracaidistas se pintaron la cara de negro, los que más, y otros se cortaron el pelo al estilo cherokee (rapado por los lados y con una cresta en el centro).
En la tarde del 10 de junio, Cole lideró a 400 de sus hombres. Marcharían en una larga fila de uno a uno por una carretera en línea recta con marismas a cada lado para poder llegar a Carentan. Tras avanzar, llegaron a un camino recto de casi un kilómetro, y justo al final un edificio de una granja que estaba ocupado y reforzado por tropas alemanas. Durante su avance por aquella carretera que no permitía la retirada a ninguno de los lados, su unidad estuvo sometida a tremendo fuego de artillería, ametralladoras y morteros. El batallón comenzó a avanzar muy lentamente y cada vez el número de bajas entre muertos y heridos se hacía cada vez mayor.
Durante la noche, los hombres continuaron expuestos a los morteros y a las bombas de dos aviones Stuka alemanes que golpearon a su unidad, matando a 30 de sus hombres. Tras esos ataques, al día siguiente, solamente quedaban 265 hombres en perfectas condiciones de continuar la lucha.
Tras lanzar granadas de humo para cubrir su avance, ordenó avanzar, y además, decidió encabezar la marcha con una pistola en la mano. Solamente 20 hombres le acompañaron, pero debido a los gritos de ánimo, otros 50 hombres se unieron al ataque. Con granadas, disparo de fusil y fieros ataques cuerpo a cuerpo, los alemanes huyeron, por lo que fueron perseguidos y sufrieron graves perdidas por la táctica de Cole. El asalto de Cole se pagó a un alto precio. De los 265 supervivientes murieron otros 130. Aquella carretera de cuatro puentes sería llamada por los americanos la Línea del Corazón Púrpura por la cantidad de dicha condecoración que se otorgó aquel día y por el número de muertos. Alrededor del 63% de sus hombres habían muerto.