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Palabra:
Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. (Marcos 4:36-41)A veces podemos sentir que las respuestas del Señor a nuestras oraciones, están durando más de lo esperado. Nos invade la ansiedad y hasta podemos llegar a pensar que Dios nos ha dado la espalda.
Los discípulos se sintieron de esa forma, se creyeron abandonados en medio de la tormenta que arrasaba el mar de Galilea. Sin embargo, Jesús nunca les dejo solos y se levanto para calmar la tormenta y traer nuevamente la calma a la vida de aquellos pescadores de hombres.
El Señor, nunca nos dará cargas que no podamos soportar. No obstante, sus pruebas serán el medio por el que fortaleceremos nuestro carácter y nuestra fe. Recuerda: el cuidado de Dios por nosotros va mucho más allá de lo que podemos, concebir, medir o ver.