"La amplia ventana de mi cuarto está abierta a la quietud y al frescor de la noche. Me apoyo a respirar un rato.
Hay una serenidad y una paz absolutas. Voy recordando, uno por uno, los pequeños incidentes de estos días pasados y la manera suave, casi insidiosa, con que el temor de una guerra europea, que parecía imposible, alejada por siempre jamás, hay ido filtrándose en el alma de este París exuberante de bienestar y adormecido de pacifismo, hasta condensarse en el hecho brutal -como un trono apocalíptico en el cielo sereno de verano- de la movilización de todas las fuerzas armadas."
Gaziel en París. La pluma serena de un joven estudiante catalán que vive en la capital francesa. Es uno de agosto y se hace de noche. Para él y para mí. Gaziel en París y yo en Madrid. Gaziel en 1914, yo cien años después. Se asoma a la ventana y yo con él. Gaziel escribe y yo leo: