Mañana se publicarán los resultados del Informe Pisa 2012. A través de esta prueba, la OCDE evalúa las habilidades de los estudiantes de distintos países para analizar y resolver problemas, manejar la información y, en definitiva, utilizar sus conocimientos para enfrentarse a la vida cotidiana. Por lo tanto, no se trata del típico examen memorístico. Por ejemplo, tal y como explica la propia OCDE, «en ciencia, tener conocimientos específicos como los nombres de las plantas y los animales, tiene menos valor que comprender temas más amplios, como el consumo de energía, la biodiversidad y la salud humana».
No es de esperar que España mejore en gran medida sus mediocres resultados habituales. La reciente aprobación (la semana pasada) de la LOMCE tampoco es de esperar que cambie mucho el panorama en el futuro, ya que no varía el modelo básico de aprendizaje, aunque sí modifique muchas cuestiones (no es el propósito de este artículo entrar en el detalle de la ley Wert, se puede ver un resumen pinchando en el link).
He hablado en diversas ocasiones de que nuestro sistema educativo está demasiado orientado a la memorización y poco enfocado hacia la comprensión y la utilización práctica de los conocimientos. Éste no es sólo un problema español. Tal y como afirma Ken Robinson (muy recomendable su vídeo), la formación está estructurada de manera muy similar en todo el mundo: tiene matemáticas, idiomas, humanidades, arte, etcétera. El sistema educativo fue creado en el siglo XIX, con la industrialización, y está enfocado al sistema imperante en ese momento (producción en cadena) y no hacia los trabajadores del conocimiento.
Este sistema educativo no sólo es el resultado de lo que dictan los sucesivos gobiernos (que también). También es un mecanismo de socialización que está orientado a mantener la sociedad tal y como está, no a cambiarla. Y por lo tanto, no fomenta los cambios. ¿Acaso el sistema educativo es capaz de «generar» un Steve Jobs, un Richard Branson o un Ingvar Kamprad?
A muchos profesores les interesa perpetuar ese modelo, les resulta más cómodo. El modelo de una única respuesta válida provoca la frustración de los niños a los que les gustaría innovar. A medida que avanzamos en los estudios, no nos atrevemos a «pensar de manera diferente», tenemos un comportamiento más rígido y convergente.
«Al sistema no le interesa que cada cual piense por su cuenta, y si es importante la libertad de expresión es mucho más importante todavía la libertad de pensamiento.»
José Luis Sampedro
Los niños son más creativos que los adultos, pero la escuela mata esa creatividad. Cuando somos pequeños intentamos, arriesgamos, no tenemos miedo a equivocarnos. Por el contrario, cuando nos hacemos mayores tenemos miedo a equivocarnos, no arriesgamos… Así funciona la educación y así funcionan las empresas. A medida que crecemos/nos educamos, perdemos creatividad. ¿Qué hay, por ejemplo, de la inteligencia emocional?
¿En qué situación se encuentra la educación en España?
La LOMCE será la reforma educativa número 13 que se hace en España desde 1970 (es decir, una cada poco más de tres años). La consecuencia es que muchas de ellas ni siquiera llegan a entrar en vigor o lo hacen por tiempo muy limitado. Por lo tanto, lo primero que habría que habría que hacer sería alcanzar un pacto de Estado entre las distintas fuerzas políticas, y diseñar un sistema educativo que sea duradero en el tiempo. Pero, ¿cuál debería ser el modelo?
Si examinamos los distintos resultados del informe PISA (que no es la panacea, pero sirve de orientación), vemos que hay varios países que aparecen en los primeros puestos en todos los apartados: destacan fundamentalmente Corea del Sur, Finlandia y Singapur, y a cierta distancia, otros como Japón y Canadá.
No por casualidad, estas naciones también aparecen en los primeros puestos del Global Innovation Index elaborado por el Boston Consulting Group (el Global Innovation Index es un índice global que mide el nivel de innovación de un país). Éste podría ser un buen punto de partida, hay diversos modelos para elegir, no hay que «inventar la rueda».
Las sucesivas reformas que han tenido lugar en España han incidido en aspectos como los horarios, la estructura de los cursos, la gratuidad del sistema o el traspaso de competencias a las Autonomías. En este último apartado se puede apreciar una de las cuestiones que no se han enfocado bien: por una parte, se ha potenciado el uso de las lenguas propias de cada comunidad (lo cual, sin duda, es positivo), pero no se ha hecho prácticamente ningún avance significativo en la utilización de otros idiomas, como el inglés (o el alemán, o el chino).
Otras carencias del sistema actual pueden ser:
- El método de enseñanza, basado en clases magistrales (el profesor expone, los alumnos copian al dictado), que posteriormente se plasma en los exámenes, muy favorables a la memorización.
- Poca inversión en el profesorado, no se establecen incentivos para aquéllos capaces de conseguir que sus alumnos aprendan más, no se les ofrece un verdadero sistema de formación continua…
- Escasez de recursos: muchos colegios carecen de elementos básicos (o los que poseen tienen una antigüedad muy elevada). El uso de las nuevas tecnologías, fundamental en la vida diaria, no está suficientemente implantado.
- La implicación de los padres: muchos padres (en ocasiones, por el poco tiempo disponible que les dejan sus labores diarias) delegan la educación en los centros educativos. Aunque éstos, evidentemente, son una parte importante de su formación, los padres debemos ser la guía y el apoyo fundamental para nuestros hijos en el ámbito educativo, ayudarles y servirles de ejemplo, y no descargar toda la responsabilidad en los profesores.
10 claves para el sistema educativo del futuro
Éstas son los diez aspectos que deberían incluirse en una reforma educativa profunda:
- Alcanzar un pacto de Estado: la educación no puede depender del gobierno de turno, debe establecerse un modelo a largo plazo, que no dependa de vaivenes políticos, garantizando la estabilidad del sistema.
- Primar los conocimientos prácticos. Los conocimientos teóricos deberían ser herramientas que podamos utilizar en la práctica. Esto debe tener una correlación con el método de evaluación de los alumnos, perdiendo importancia los aspectos memorísticos y potenciando el trabajo, la aplicación práctica y la utilidad de lo que aprendemos. Estamos en la era de Internet, podemos acceder a información rápidamente y a través de una gran variedad de medios. Por lo tanto, más importante que recordar algo con exactitud, es saber cómo buscarlo y cómo darle una aplicación práctica.
- Establecer una mayor conexión entre los centros educativos y el mundo empresarial. Que la formación sea realmente útil para el trabajo que puedan tener los alumnos en el futuro, que haya más prácticas en empresas, que la investigación pública contribuya decisivamente a convertirnos en un país innovador, etcétera.
- El uso de las nuevas tecnologías debe ser potenciado. Hoy en día resulta impensable el desempeño de la mayoría de los trabajos sin hacer uso de diversas herramientas tecnológicas. Además, su difusión permitiría el ahorro en otros materiales (como los libros, por ejemplo), una mayor actualización de los contenidos y el acceso a los mismos desde cualquier lugar y en cualquier momento.
- El método de aprendizaje debe ser mucho más participativo, potenciando la intervención de los alumnos para que, a través de la práctica, reafirmen mucho mejor sus conocimientos.
«Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí.»
Confucio
- Fomentar la curiosidad, reforzar la iniciativa, la proactividad, que los alumnos aprendan a razonar, a pensar, a hacerse las preguntas adecuadas… Fomentar el desarrollo de habilidades y competencias, más que de conocimientos específicos.
- Recuperar el prestigio del profesorado: a través de procesos de selección adecuados, mediante la formación continua, proporcionándoles los medios para que puedan desarrollar adecuadamente su trabajo y sean más apreciados y valorados (dado el importante papel que desempeñan en la sociedad), estableciendo un sistema de incentivos para estimular a aquéllos que desempeñan su labor excepcionalmente bien.
- Aprendizaje de otras materias: debería dársele mayor importancia a algunas cuestiones que utilizamos en nuestra vida diaria. Resulta impensable que un estudiante español termine la educación media sin saber desenvolverse en inglés, y ya no digamos en el caso de un licenciado (ahora, por ejemplo, los estudiantes universitarios en Cataluña deberán aprobar un examen común de inglés para obtener el título; es un primer paso). Además, el aprendizaje de los idiomas debería estar basado en el método natural de aprendizaje, priorizando la conversación y la comprensión auditiva.
Como ya he desarrollado ampliamente con anterioridad, el aprendizaje de algunas cuestiones económicas también debería adquirir un peso mucho mayor en nuestro sistema educativo, puesto que es una materia que utilizaremos toda la vida, y es mejor afrontar la gestión de nuestras finanzas dominando ciertos conceptos.
- Primar la excelencia. La igualdad de oportunidades no debe significar que todos los alumnos deban «tender a la media», sino que se debería intentar que la clase sea tan buena como el mejor de sus componentes. Esto supone no retrasar, en la medida de lo posible, a los alumnos más aventajados, y proporcionar refuerzo y atención adicional a aquéllos que les cuesta un poco más (como se hace en Finlandia), para que consigan ponerse al nivel de los primeros.
- La implicación de los padres. El sistema educativo es una parte importante de la formación de las personas, pero el papel de los padres debe ser fundamental. Por muy bueno que sea el sistema educativo, no debe descargarse sobre él toda la responsabilidad de la educación de los jóvenes.
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