10 consejos para desarrollar la creatividad en el aula [infografía]

Publicado el 07 julio 2015 por Javier Díaz Sánchez @javierdisan

Pregunta a los niños de una clase de primaria quiénes consideran que tienen imaginación y todos levantarán la mano. Lo curioso es que con el paso del tiempo, la conducta no creativa se va instaurando en nuestras vidas. Esta conclusión no es nueva y ha sido demostrada en varias ocasiones. Una de las investigaciones pioneras es la de George Land (si quieres ampliar información sobre el estudio puede leer el post " Creatividad y conductas aprendidas").

Por qué la educación parece ser la responsable de este cambio

Afirmar que la educación es la responsable de que vayamos perdiendo facultades para el pensamiento creativo es una corriente de opinión bastante extendida y se debe, en parte, a algunas de las características del propio sistema educativo. Ken Robinson, en el libro "El Elemento", señalaba algunas de ellas y aunque algunas de sus ideas me parecen bastante discutibles, otras valoraciones en cambio creo que sí están bien orientadas. Una de las características que comenta es la obsesión por ciertas habilidades. En la práctica esto se traduce por dar protagonismo a ciertas materias en detrimento de otras. Otra característica es la jerarquía de las materias. En el ranking de importancia destacarían las matemáticas, las ciencias y las lenguas, seguidas por las humanidades y en la cola, a mucha distancia de las anteriores, estaría el arte en cualquiera de sus manifestaciones (música, pintura, etc.). Y por último, otro factor de los factores que destaca es la evaluación tradicional basada en estándares. En el post que publiqué sobre el origen del sistema de calificaciones académicas encontrarás algunas claves de porqué seguimos utilizándola hasta nuestros días.

Diversidad y trabajo en equipo

La incertidumbre, como el común denominador de nuestra época, hace que el pensamiento creativo sea un valor diferencial para cualquier persona. Por otro lado, en la vida adulta, los profesionales dependemos cada vez más de las habilidades de otros, por lo que saber trabajar en equipo es imprescindible. Llegados a este punto en el que creatividad y el trabajo colaborativo se han convertido en pilares del desarrollo podemos preguntarnos ¿qué rasgo define a los equipos creativos? Pues fundamentalmente que son heterogéneos. Están compuestos por personas con habilidades diferentes pero complementarias entre sí. Triunfan no porque todos piensen de la misma forma, sino porque todos son muy diferentes. Un axioma que recoge muy bien esta forma de pensamiento es aquello de que "para pensar como tú, ya estás tú". Pero ¿es suficiente combinar talentos diversos y personas con intereses dispares? Me temo que no. Para que se establezcan dinámicas realmente creativas, los miembros deben encontrar la forma de utilizar sus diferencias y energías como elementos que estimulen el proceso. De hecho, ser capaces de desafiarse entre sí como iguales forma parte del juego. Por tanto, parece más que justificado que desde las primeras etapas educativas se incorporen actividades que ayuden a los niños a saber manejarse en un entorno marcado por la diversidad y el trabajo en equipo.

El aula como espacio creativo

Convertir el aula en un lugar creativo significa que el rol del educador debe pasar de ser un simple transmisor de conocimientos a un facilitador de procesos grupales. Eso significa que tiene que fomentar un clima estimulante para que el potencial creativo de los alumnos pueda fluir con naturalidad. A continuación compartiré contigo una infografía con algunos consejos que espero que te pueden ayudar a alcanzar este objetivo: