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En los capítulos anteriores de esta serie que ahora finaliza, y cuya fundamento básico se encuentra entre las páginas de último libro El Éxito está en Ti, he dado vueltas y más vueltas a la necesidad de separar objetivos profesionales de objetivos personales.
Metas y objetivos
Los objetivos profesionales son etapas en nuestra vida, y deben ser el medio y no el fin. Muchas veces son imprevistos y casi siempre son ocasionales.
Por el contrario los objetivos personales suponen retos de nuestro carácter y personalidad y ponen a prueba nuestra coherencia.
No deben estar sujetos a condicionantes temporales o situacionales: soy como soy y así debo ser en todos los órdenes de mi vida, conmigo mismo y con los demás.
El sueño
Por eso el camino que me lleva a través del cumplimiento de mis metas personales (superación, mentalidad, carácter, relaciones con los demás, forma de aceptar o no aceptar la vida, hacer de mis valores mi comportamiento) debe dirigirse hacia una meta mucho mayor, más alta: el sueño.
- El sueño debe ser, en sus múltiples formas y con sus diferentes acepciones para cada persona, el fin último de mi visión personales.
- El sueño marca el camino aunque no necesariamente debe ser una meta en sí mismo.
- El sueño es la guía de mi vida.
¿Es eso el éxito? ¿Es descubrir tu destino y caminar hacia él? ¿Es disfrutar de ese camino?
La huella, elegido como logotipo de Soymimarca
Tanto si lo aceptamos como si no, es posible que coincidamos en algo mayor. Ese algo que forma parte de la esencia de una marca personal; la huella.
- ¿Qué legado dejaré?
- ¿Qué quedará de mi cuando ya no esté?
- ¿Qué recordarán sobre la persona que fui?
Lo material y lo espiritual
El legado es la trascendencia. Tan material como aquello que dejemos físicamente en nuestro entorno, tan inmaterial como nuestra huella de actitud y de pensamiento.
Haya o no haya algo más, el alma seguirá su camino hacia la eternidad. En su dimensión espiritual, recorrerá un camino hacia otra dimensión, hacia un entorno onírico, a una dimensión aun incomprensible y tal vez un poco imaginable.
Las 4 causas de la acción humana.
En el artículo de hace ya un tiempo de mi blog Dejar huella, y a partir de las reflexiones aristotélicas de la huella (Unidad, verdad, belleza y bondad) y de forma más actualiza de Tad Waddington, plantaba las 4 causas de la acción humana.
- La causa material. Quiero dejar huella; dispongo de mis habilidades y mis conocimientos, mi experiencia y mi tiempo. Ello conforma la materia que poseo para ejercer una acción. ¿Estoy preparado?
- La causa eficiente. Es el uso propio de recursos para dejar huella. Mis valores, la confianza que transmito, mi credibilidad ante los demás. La intención que transmitiré en la acción que voy a desarrollar. ¿Resultaré creíble?
- La causa formal, qué es una cosa. La planificación elabora un mapa de objetivos tanto por lo que tenemos que hacer como lo que no queremos que ocurra. Disponer de un plan de acción claro, delimitar una meta, darle sentido al éxito. ¿ A dónde quiero llegar?
- La causa final. Es una valiosa fuerza motriz para toda la acción. La causa final encarna los propios valores, es la visión y es la propia misión ¿Qué pretendo conseguir?
Ya lo decía Maslow
En su controvertida pero acertada pirámide de necesidades:
- Necesidades básicas: respirar, dormir, alimentarse, reproducirse.
- Necesidades de seguridad personal y protección de bienes y miembros de la familia o el grupo.
- Necesidades sociales, de relación con otros y aceptación en el grupo.
- Necesidades de estima; ser conocido, ser respetado, ser querido, sentirse útil.
- Autorrealización, como la consecución de fines posteriores, racionales, materiales, emocionales o espirituales.
Dejar huella es también una necesidad humana y una motivación. Es buscar la trascendencia en lo universal.