Si hay un momento en que los padres se pueden desesperar es al enfrentarse al Whatsapp. A muchos la tecnología se les da bien, pero debemos admitir que la gran mayoría pelea con ella para lograr hacer lo que muchos hacen en segundos, incluso haciendo otra cosa simultáneamente. Probablemente hemos sido nosotros quienes hemos instalado la aplicación es sus Smartphone, y ahora nos piden ayuda, consejos. Pero, por más que se lo enseñamos, siempre se les olvida.
Whatsapp: cómo enfrentarse a la adversidad
Un sentimiento generalizado es renegar de la aplicación. No entienden ni quieren hacerlo. Frases como: "es una pérdida de tiempo", "Si quiero algo llamo que termino antes", son comunes en esta fase.
Aún sin comprender demasiado, comienzan a investigar. A ver qué pasa... esperamos a ver qué ocurre... Por supuesto te piden ayuda, pero lo primero que hacen es adaptarse al teclado, a las letras juntas y seguidas. Es entonces cuando el dedo índice se hace fuerte y se adapta muy (pero que muy) lentamente a las teclas.
4. Nuevos descubrimientos
Algunos indagan en el micrófono que forma parte del teclado. Ahí es donde descubren que no hace falta escribir, sino que se puede hablar y el teléfono transcribe lo que se habla. Si vuestros padres aún no han descubierto esto, enseñárselo, resulta muy divertido ver cómo se acercan el dispositivo a la boca y hablan cual robot de forma lenta, pausada, pero con un tono muy alto: "¿Qué....Tal....Estas...?".
Otro descubrimiento son los emoticonos. Te das cuenta cuando solo recibes caritas sonrientes cuando les mandas un mensaje. Nivel pro es la flamenca que nunca sabes qué quieren decir con eso.
5. Perseverancia y aceptación
En el momento que logran decir una palabra sin que se le junten dos letras o mantener una conversación a base de emoticonos, encuentran el sentido a Whatsapp. Fundamentalmente cuando descubren la última hora de conexión. "Quítamelo, hijo, que yo no quiero que nadie sepa cuando me conecto". Pero cuando descubren que a través de ello también puede saber cuando tú estás "en línea", o el doble check azul, ¡la cosa cambia!.
6. Adquisición de velocidad
Relativa, porque cuando descubren que pueden mantener una conversación mínima contigo "¿Qué haces?", "No vengas tarde"... pueden tardar horas y horas en contestar. Lo peor de esa situación es que tú te quedas mirando fijamente a la pantalla pensando que su mensaje aparecerá instantáneamente. Pero no lo hace. Desesperante.
Escribiendo...
Escribiendo...
Escribiendo...
Escribiendo...
10 minutos más tarde... "¿Dónde estás?.
7. Resignación con el medio: la foto de perfil
"¿Cuál pongo?", "¿Quién verá esto?, "¿Puedes poner un poco de Photoshop para que no se me vea mucho?" son unas de las tantas preguntas que debemos responder con entera paciencia para que, finalmente, terminen poniendo la foto de un paisaje en la playa o del perro, para que "no se les reconozca".
8. La búsqueda de contactos
Piden ayuda para buscar un contacto. Se les olvida. Se lo vuelves a explicar. Lo capta pero descubre que entre todos
Mantener pulsada la pantalla hasta notar una pequeña vibración, y " vualá" puedes seleccionar lo que quieras y llevartelo a otro lugar. Esto puede que sea lo más explicado por los siglos de los siglos.
10. Encontrar la verdadera utilidad: el envío de cadena
Si les enseñas esto, estás perdido. Porque esa persistencia en aprender a copiar y pegar era para esto. Esto sí lo aprenden rápido, porque a lo largo del día te pueden mandar 15 chistes, 10 memes, 5 audios y un par de cadenas de "Envía esto a todos tus contacto o se cerrará tu cuenta de Whatsapp". Y ellos no quieren esto, ¡no! Porque les ha costado sudor y lágrimas descubrir lo que para ellos es la verdadera utilidad de Whatsapp y por supuesto ya no es "una pérdida de tiempo".
No importa cuántas veces tengamos que explicar una y otra vez la misma cosa a nuestros padres. Recuerda que ellos nos explicaron como hacer las cosas y cómo comportarnos para llegar a ser como somos ahora.
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