10 mentiras, y gordas, sobre el cine español (y alguna que otra verdad) (i)

Publicado el 22 febrero 2011 por Fhrodri
A raíz de la polémica por la aprobación de la Ley Sinde, (con la que, por cierto, estoy en desacuerdo) muchos despistados (unos, intencionados y perversos; otros bienintencionados pero ignorantes) han asumido un discurso donde todo el odio se centra en una única pare de la ecuación (partidos políticos + cine español), obviando los matices. Desde ya advierto que no me va el corporativismo, y que creo que el cine español (el audiovisual, en general) ofrece muchos aspectos criticables y debatibles. Que los productores tienen mucho que cambiar. Que la industria no está haciendo los deberes. Pero, en aras de un verdadero debate, para una opinión justa y ecuánime, tendremos que recurrir a argumentos y no exabruptos. A hechos y datos, pero datos que se hayan leído con una cierta calma, y que se pongan en contexto. Y no a tópicos que, de tan repetidos, acaban por hacer que nos creamos ciertas mentiras. Veamos las aseveraciones más comunes: 1. Las subvenciones al cine español son un dispendio para el Estado. Esto sólo puede debatirse, refutarse o rechazarse si se ponen en contexto las cifras. En España, se subvenciona todo. Empresas, agricultura, minería. Partidos políticos. Sindicatos. La subvención a las renovables es de 6750 millones. 55 veces más que todo el cine. Y aún no son rentables. Veamos otras cifras comparativas. Las Ayudas a la Cinematografía han sido en torno a los 123´1 millones de euros. En el propio Ministerio de Cultura: Museo del Prado: 47´5 millones de euros Biblioteca Nacional: 47´6 millones de euros Reina Sofía: 54´9 millones de euros Sólo sumando dos museos se alcanza el total de ayudas al cine. Dinero que no cuestionaremos (ahora no entramos en si la cultura debe o no subvencionarse), pero que no va, en su mayor parte, a una producción de puestos de trabajo comparables a los que se ocasionan en un rodaje. Vamos ahora a otras ayudas: Ayudas para fomento de competitividad de sectores estratégicos industriales: 261 millones Proyectos de Ciudadanía Digital: 218 millones Ayudas al carbón: 226 millones Ayudas a la agricultura: 540 millones Vistas las cifras, queda preguntarse en qué criterios más o menos razonables la subvención al cine o a la cultura son más gravosos que otro tipo de subvenciones.
2. Las subvenciones al cine español son parte de un modelo obsoleto. El cine (y la literatura, y la pintura, etc) se subvenciona en toda Europa. No podemos estar con la UE cuando nos conviene, y cuando no, no. Ahora que nos han llamado la atención sobre el canon (que no se va a quitar, infórmense bien; lo que han dicho es que es excesivo, no que no se aplique: se aplica en toda Europa) vitoreamos el buen juicio europeo. Pero el juicio europeo, el concepto europeo de cultura, incluye el cine. Este concepto viene de antiguo. La protección de la cultura propia para que no sea devorada por la ajena. El argumento de que algo no vale más porque sea antiguo tiene la debilidad de que lo mismo se podría decir de los derechos humanos o la democracia. O de los toros, fiesta en cuya antigüedad se basan los protaurinos para que no se prohiban las corridas. Lo mismo puede aplicarse a los derechos de propiedad intelectual. Sin duda, puede y debe replantearse. Pero con otros argumentos: lo de la antigüedad se cae por su propio peso. Los tiempos cambian, y hay cosas que cambian y cosas que no. Habrá que afinar más y mejor los motivos por las que ciertas herencias históricas deben cambiar y otras no. Un thriller muy válido, con buena factura, personajes creíbles, y ese fondo de realidad tan caro al género negro. 3. El cine español debería funcionar como el cine de Estados Unidos, que se rige por el mercado y no necesita de ayudas públicas. Falso. Como gran potencia industrial, Estados Unidos, mediante su diplomacia, presiona en cada país extranjero para que compre sus productos. Por tanto, no existe un apoyo monetario directo por parte del erario público, pero el Estado se compromete a una defensa bizantina de sus empresas. De hecho, aquelloscables de Wikileaks que tanto se han utilizado contra la Ley Sinde son prueba de esto. Y he aquí la gran contradicción. Aquellos que se manifiestan, protestan, lanzan huevos o escriben en sus blogs acaban cargando las tintas contra los receptores de esas presiones, es decir, el Gobierno español (desde luego, culpables de aceptarlas) pero olvidan, nadie sabe por qué, el actor de las mismas: los Estados Unidos. Pero precisamente que el cine español dejara de recibir ayudas a los primeros que beneficiaría sería a las mayors americanas: a las empresas que han presionado. Por otra parte, conozcamos un poco mejor el cine americano. Hace tiempo que los presupuestos se les han ido de las manos, con grandes fracasos. De hecho, para que muchas superproducciones sean rentables necesitan mucho más que el mercado nacional, y de ahí que cada vez más quieran estrenar en todos los países posibles y con el mayor número de copias posibles. Jonah Hex: 47 millones de dólares de presupuesto. Recaudación internacional: 10 millones Por tanto, no: el cine americano no es un modelo a) de talante liberalista (hay muchas ayudas que reciben las películas de forma indirecta: ayudas al rodarse en Canadá, por ejemplo, o en el Reino Unido) b) de negocio redondo. Si observan la lista de esos grandes fracasos de 2010 en Estados Unidos, encontrarán que hay productores con experiencia y actores de renombre. ¿Conclusión? El cine es un producto peculiar donde nadie (tampoco los americanos) sabe con antelación qué va a funcionar. 4. El cine español es malo y la prueba es su poco rendimiento en taquilla. El argumento de que el cine español es malo es tan subjetivo como débil., si se quiere justo como razón objetiva. Fuera, tiene éxito y tiene prestigio. Tiene premios. Pero dejemos esos aspectos subjetivos, porque hay tantas películas malas rodadas aquí como en Francia, Alemania, o Estados Unidos. "Plácido", de Luís García Berlanga. Un ejemplo (y no necesariamente una excepción) de la calidad del cine español. ¿Por qué "el cine español es malo" no puede probarse en función de su rendimiento en taquilla? A. El éxito de una película (o de un libro, o de un disco) no implica mayor calidad. Esto es un hecho difícilmente cuestionable. Tampoco, cierto, lo opuesto. Pero el éxito en taquilla no significa calidad, si no queremos creer que Alvin y las Ardillas oCrepúsculo (o ya puestos, las tres de Torrente) son obras maestras del séptimo arte. Estas son mencionadas han sido de las más taquilleras del año pasado. Lo mismo se podría decir de Pablo Cohello o de Bisbal, que venden muchísimo. Una película para la Historia del Cine, según los adalides de que éxito es igual a calidad. Esa gran obra maestra de la literatura, sólo comparable a El Código Da Vinci. Esto... ¿Captan la ironía? B. En las salas se da una competencia desleal de la que son responsables loslobbies americanos. Esos mismos que tanto se han criticado por presionar para la Ley Sinde. Las distribuidoras presionan a las salas vendiendo las películas en paquetes. "Si quieres un Avatar, me tienes que comprar 5 películas medianas, y 7 malas". Y el exhibidor tiene que estrenarlas todas. Eso hace que el número de salas disponibles para el cine español (o europeo, o de cualquier otra nacionalidad) sea muy limitada. Otro ejemplo de película muy digna, reciente y con relativo éxito de público y crítica. C) No podemos utilizar únicamente las cifras de recaudación en taquilla de España para establecer ese rendimiento económico. Al igual que no lo hacen los americanos, que, para decidir si una cinta es rentable aguardan a la recaudación mundial. Dependerá del proyecto, pero es posible duplicar la recaudación española, y hasta tripicarla; ver el caso de la última de Almodóvar 30 millones de dólares Buried18 millones de dólares, hasta el momento) Aparte, habría que sumar el margen de beneficios en DVD, si bien es cierto que suele ser escaso y está disminuyendo con rapidez en los últimos años. Próximamente, seguiremos desmitiendo estos tópicos sobre el cine español. ¿Se animan?