10 MENTIRAS Y GORDAS SOBRE EL CINE ESPAÑOL (Y ALGUNA QUE OTRA VERDAD, y III)

Publicado el 14 abril 2011 por Fhrodri
Seamos coherentes. Para criticar algo hay que conocerlo y bien. Si criticamos con razón a los políticos porque no comprenden el 2.0, no podemos lanzarnos al mismo error: usando tópicos, ideas prestadas, y nada de argumentación.
“El cine español” es un concepto tan abstracto como fácil. Hay muchas películas, muchos tipos de cine; hay arte, hay entretenimiento. Hay basura y hay obras maestras. Y hay directores buenos, y malos; ricos, y menos ricos, y autores que no viven en la opulencia, y técnicos, y carpinteros, y músicos, y maquilladores…
Si resulta que nos molesta que PP y PSOE y la propia ley no admitan los matices y las distinciones entre ilegal y “alegal”, es incoherente que el bando anti Sinde acumule esas ideas de otros, que corren por los foros, una y otra vez, y que ni se basan en hechos, ni sirven para que encontremos la verdad, ni los puntos en común que son necesarios. Veamos más aseveraciones comunes en la Red.

8. El sistema de subvenciones ha facilitado la estafa y una generación de productores acomodados.
Matizable. Veamos este post.
Como juego, como broma, uno puede hacer un post como éste (que, claro, ha sido un récord de meneos y tal) donde, sin embargo, el autor no se moja, ni da nombres, ni explica cómo sabe eso que se supone que sabe.
Pero la verdad es que las subvenciones publicas, en general, tienen esta contrapartida. Del cuento siempre querrán vivir los usuales pícaros.
Yo he escuchado historias increíbles sobre productores “de prestigio”. Pero no puedo dar nombres, porque son eso, rumores o comentarios, y nada puedo probar. No puedo ni debo tirar la piedra y esconder la mano, que se dice.
Si quieren, de todos modos, pruebas, les recuerdo la historia de Hernán Migoya.
Sin embargo, esto no invalida del todo la necesidad de las subvenciones públicas. Como cualquier  fomento o incentivo al empresariado, bastaría con que los controles fueran más férreos.
Ahí sí podemos y debemos, todos, ser exigentes con el Ministerio correspondiente.
En todo caso, también es verdad que YA hay una nueva generación de productores. Aquí, más información.
Más jóvenes, estos productores ven el cine con otros ojos, y no tienen complejos.
9. Deberíamos subvencionar las películas que vayan a ser un éxito. Que sean películas que TODOS queramos ver.
Esto sí es complejo. Primero, ya hemos visto que un triunfo en taquilla es más complicado de fabricar de lo que parece. Lope, en ese sentido, puede ser un ejemplo. El Mal Ajeno, otro. Es normal. Pasa aquí y en Estados Unidos y en la India. Nadie sabe nunca lo que triunfará. Nadie. Nunca.
Segundo, el argumento plantea interrogantes. Si esas películas, de gran presupuesto, actores famosos, género comercial, ya van a ser un éxito, ¿para qué subvencionarlas? ¿Para qué darles apoyo publico si ya tendrán el privado (las televisiones) y el mismo respaldo del público, lo que las hará rentables?
Por otra parte, seamos un poco lógicos. Muchos de los que proponen estas ideas, son los que, en Facebook, en Twitter, y en sus blogs, critican a Tele 5 y su telebasura. ¿No “vale” la “mala” televisión pero sí vale el cine “malo”? ¿Qué sentido tiene que defendamos el cine comercial, cuando es malo, intrascendente o hasta dañino?
Y todos sabemos (si no, maldita la LOGSE) que el cine bueno no tiene por qué ser comercial, ni el malo, no comercial, y viceversa. Ciertamente Transformers 2 no es una obra maestra. ¿Es un producto que cumple? Si lo entendemos como coste de producción y retorno de la inversión, sí. Ni siquiera está tan claro en cuanto a si de verdad satisface a una mayoría de “clientes”.
Y ahora, veamos no una mentira, sino una verdad, o una posible verdad, o, si me dejan el matiz hasta el infinito, una verdad debatible
10. Los autores/directores que puedan financiarse sus proyectos no deberían recibir ayuda pública.
Con el PP (aunque ZP lo ha mantenido), a alguien se le ocurrió el apoyo a las películas más exitosas. Estas subvenciones ciertamente pueden y deben ser debatidas. Parece contradictorio que paguemos un dinero por lo que se denomina "amortización": un dinero según la recaudación. Esto ha facilitado la picaresca de algunos productores (aquí nadie dice que todos sean santos, pero pícaros los hay en todos los sectores). A esas ayudas a posteriori suelen ir las películas de los directores con más éxito. Para que sepamos un poco mejor a qué nos referimos recomiendo este blog, y este post.
Es probable que lo que ahora está cayendo proceda en mucho de este tipo de ayudas. Lo que se ignora, sin embargo, (¿adrede?) es que son incompatibles con las ayudas a la producción.
Aún así, insisto en que es un debate necesario. Mi argumento va, creo, paralelo a ese concepto de cultura que sustenta las ayudas públicas. Pienso que el Ministerio de Cultura debería apoyar películas/obras que tienen menores posibilidades de éxito en taquilla. Y con pocas opciones en las cadenas de televisión, privadas o incluso públicas.
Es decir, en esto voy al contrario de eso que muchos piden.
Ciertamente, admito que los "grandes" “venden” imagen de España (como lo hace Adriá, los grandes modistos, etc) y que el Estado pudiera apoyarlos de alguna forma. Por ejemplo, con préstamos ICO. Pero no con dinero directo.
Estas ayudas aún poseen una desventaja más: las películas que más dinero reciben son las más taquilleras. No implica una relación directa con la falta de calidad (sin duda muchas películas taquilleras españolas la tienen), pero se entiende que muchos (y no sólo los radicales anti Sinde o anti cine español) asuman mal y no comprendan qué tiene de “cultural” las películas de Torrente.
En todo caso, es una opinión, una propuesta, un debate que me gustaría que se planteara. 
Y ahora, una película que me sorprendió, y me resulto divertida, y, en cierta escena, muy emocionante.