10 razones para ir (y volver) a Máncora. Septiembre de 2012

Por Ceciliacarolina
Inicié este viaje el 15 de septiembre de 2012 desde Santiago, aprovechando el fin de semana extra largo que se generó por fiestas patrias Chilenas.
Mi buena amiga Mariela me tentó para  las Fiestas junto a otras 8 personas en Máncora, una playa ubicada al norte de Perú, a 1165 kilometros de Lima y casi en la frontera con Ecuador. Ella había ido el año 2010, quedando maravillada con la onda, la playa y la casa.
El vuelo Santiago Lima lo tomamos por separado, pero nos reunimos casi todos todos el sábado 15 en el aeropuerto Jorge Chávez para abordar el vuelo de las 17:30 horas, con destino a Tumbes (vía Lan, 1 hora y media) el pueblo con aeropuerto más cercano y la ruta más racional para llegar (Piura también es una opción y es más barata, pero el trayecto es más largo).

Desde Tumbes recorrimos los 102 kilometros que separan ambas ciudades en una Van que previamente habiamos contratado con Cocomar Touring, (Javier Lama, cocomar_2406@hotmail.com), quien una hora y media más tarde y previo paso por el supermercado, nos dejó instalados en la Casa y comprometidos con el  trayecto de regreso (250 soles, cada tramo)

La casa donde nos quedamos - llamada Punta Ala, ubicada en Playa Las Pocitas-  es una de las muchas que se arrienda en Máncora; casi todas tienen capacidad entre 10 y 20 personas, ubicadas frente a la playa, con piscina y mucama. Mi amiga la había conocido y vivido en verano de 2010 así que era un dato seguro (www.mancorapuntaala.com, 2500 US, por 7 días 6 noches, incluyendo mayordomo y mucama,  más 310 US, por concepto de cocinera y ayudante para 10 personas).

Como algunos del grupo se fueron dias antes a Lima, aprovecharon de ir de compras al supermercado, considerando que ahí hay más variedad de productos y es más barato. Si bien, Máncora no es muy caro, hay algunas cosas  que no son muy fáciles de conseguir como la Coca Cola Light, el Agua Tónica o la carne roja para el asado dieciochero, en cambio  el pescado y los mariscos son riquísimos y los van a vender a la puerta de la casa.
El pueblo de Máncora es muy pequeñito y contradictorio, crece a la orilla de la carretera Panamericana, está lleno de hostales, tiendas y restaurantes con carteles en inglés y francés, que incluyen clases de yoga, surf y cocina orgánica, lo que le dan una atmosfera muy cosmopolita. 

El faro preside el centro, y por los alrededores es posible visitar las Ferias de Artesanía y otras ferias con ropa traida mayormente de Asia y lentes de imitación muy baratos. En la calle principal - que conduce a la costanera-  hay varias tiendas de trajes de baño y chalas, de súper buen diseño, pero con precios de turista.
El malecón está a su vez rodeado de restaurantes y bares de playa, algunos de los cuales sirven también de asiento a varias escuelas de surf, las mesas  situadas fuera de ellos en la arena permiten tomar tranquilamente algo, mientras se mojan los pies con el agua que traen las olas.

Hechas las explicaciones preliminares y la descripción del escenario, aquí van mis 10 razones (no compromete la opinión de mis compañeros de grupo necesariamente y no contiene un orden de preferencia) para recomendar este lugar a quien quiera un destino distinto, que permite un relajo supremo, conexión con la naturaleza y que ofrece la posibilidad de descanso y desorden en la medida y a la hora que uno quiera:
1° La casa: Punta Ala.
Punta Ala nos recibió alegre y blanca. Como llegamos de noche,  al llegar alcancé a dimensionar sólo su cabida, pero no su entorno.
La casa tiene 4 dormitorios, dos en la primera planta y dos en la segunda, con balcón con vista al mar. Cada uno de ellos tiene capacidad para 6, y 3 personas, y está dotado con un baño con ducha.


Dormitorio Mariela - Rosario- Ceci (Segunda Planta)

El hall de acceso en la primera planta se abre hacia la cocina, que es grande y cerrada, y a un living comedor enorme sin más cierros que unas cortinas de lona,  albergando varios sillones especiales para la siesta de después de almuerzo,  además  de la mesa de pool, la perdición de los hombres del grupo.

Gato


Desde ahí se despliega toda la vista hacia la piscina panorámica y al Pacífico que se lucía azul hacia el  infinito.

Desde el area de la piscina y desde el comedor terraza, situado sobre la arena, se alcanza a vislumbrar toda la playa y las pocitas que le dan nombre a la playa, que son nada más que una especie de piscinas pequeñas que se arman cuando comienza a subir la marea y tapa las rocas. (Quienes estuvieron antes del terremoto, afirman que ya no están tan marcadas como antes)

2º  La comida, los postres y la Bebida:


Punta Ala se puede arrendar con o sin servicio de cocinera; si se opta por el servicio hay que desembolsar 310 dólares por la semana, si se trata de más de 10 personas, por cuanto se necesita contar con una ayudante.
El menú se elige a diario desde una lista de opciones que las mismas chicas mantienen en la cocina, pero que es posible adaptar al gusto de cada uno, por ejemplo, reemplazando carne por pescado o incluyendo consomé cuando alguien se enfermara.

Sudado de pescado
Foto: Rosario Herrera (una de los nuestras)


 El desayuno estaba servido a las 10:00, o a la hora en que empezara el movimiento en la casa y consistía en ensalada de Frutas (papaya, fresas y piña), pan, huevos revueltos y yogurt con cereal, cafe y te, más lo que quisiéramos encargar.

Comedor Interno


A la hora del almuerzo y la cena Vane, nuestra cocinera y Egla su ayudante se lucían  con sus especialidades de cocina Peruana, como Sudado de Pescado, Causa Limeña, Seco de Res, y un Festival de Piqueos, que incluyó Tequeñitos, Calamares y Langostinos Fritos y el más rico Ceviche de Charela, deleitándonos también con exquisitos postres, como el Pastel de Tres Leches, Fudge de Chocolate, Pie de Maracuyá y la maravillosa Crema Volteada, que se convirtió en nuestra adicción.

Seco 


Causa Limeña
Foto: Rosario Herrera (una de los nuestras)


Además las chicas mientras estabamos en la piscina o sólo vegatando en el living, aparecían con sus bandejas con pisco sour, sorbet de frutilla o sorbet de maracuyá, para refrescar la tarde, ensalzando además nuestra despedida avivado con algo de  Vodka, en una sobremesa eterna que se alargó hasta la noche.

Pie de Maracuyá
Foto: Rosario Herrera (una de los nuestras)


3º La Rutina Playera.


La vida en Máncora transcurrió mayormente dentro de los muros de Punta Ala; desde que me levantaba en adelante todo lo que quería hacer estaba a no más de 10 metros: la hamaca para leer sobre la arena, la mesa del desayuno, la piscina, las tumbonas a la sombra, las tumbonas al sol, el Pacífico, la mesa para el almuerzo, el sillón para la siesta y las terrazas para las conversaciones sobre la vida.
Así básicamente transcurría todo el día, desde dentro del agua estiraba la mano para recibir mi sorbet y de cuando en cuando iba a la playa a investigar sobre las decenas de productos que ofrecían: joyas, pinturas al óleo, tejidos, ropa estilo India, y nuestra perdición, unos pareos XL estampados con elefantes, que negociamos con toda emoción por 20 Us. 


La decisión más díficil del día se reducía sólo a el uso de traje de baño entero o bikini u optar por bañarse en la piscina o en el mar... no había que preocuparse de qué ponerse o de gobernar los rulos, ni siquiera usar zapatos ... nada mejor: volver a sentir la textura del pasto y la arena con las plantas de los pies, una maravilla!!!



4º La Playa:
La Playa de nuestro sector era larguísima, la arena dorada y fina y el agua - una vez que se lograba llegar a ella sorteando un poco las rocas (que más de una magulladura nos dejaron en la piernas)- exquisita, una temperatura ideal.

Vamos a Pacificarnos ? era la frase que nos invitaba a disfrutar de nuestro gran océano (que dicho sea de paso se llevó mis lentes)

También desde la arena celebramos los atardeceres que cada tarde nos regalaban sus hermosos tonos rosados y naranjas al ponerse el sol. Incluso nos tocó como la luna se hundía en el mar, alrededor de una fogata una de las noches en que la celebración se trasladó a la playa.


Como era obvio nuestra vida outdoor trajo a nuestros pálidos y estresados rostros y cuerpos el efecto saludable del tono bronceado por más que tratamos de protegernos con bloqueador y sombreros, sobre todo estando dentro del agua del mar, así que debí usar pañuelo desde ese minuto.

5º Avistamiento de Ballenas:
Todos los días cerca de la hora de almuerzo, empezaban a circular frente a nuestra casa un par de ballenas,  una grande y una pequeña, las que jugando asomaban sus cabezas y sus enormes cuerpos para alegarnos el momento (... y recordarnos que no comieramos tanto...).

Foto: Cristian Sanzana (uno de los nuestros)


Uno de los integrantes de nuestro grupo se animó a madrugar para avistarlas a primera hora de la mañana en un grupo organizado que salía desde el Malecón, definiendo la experiencia como inolvidable, pero sin entregar mayores detalles.

Foto: Cristian Sanzana (uno de los nuestros)



6º Masajes día por medio:
Una de las partes de la rutina casera fue regalarnos un masaje, que luego, para algunos de nosotros se transformó en una costumbre de día por medio, por el precio (20 US), la duración (1 hora y media) y la calidad.
July nos consintió uno por uno, indicándonos en tratamiento que más nos convenía, algo de quiropraxia para mi, y aplicación de ventosas a dos de mis amigos, cuyas dolencias así lo indicaban.

Todo partía con la preparación del dormitorio, con inciensos y velitas, y luego July buscaba logar la relajacion del cuerpo físico, previo algunas elongaciones de las extremidades, para pasar después a la alineación de la columna, finalizando con más pases de relajación para el plano mental que nos dejaban en otro mundo y plenos de buenas energías.
7º  Paseo en Mototaxi:
La casa Punta Ala, está distante a 15 minutos del centro en vehículo, por lo que para ir allí había que caminar cerca de una hora por la orilla de la playa o bien esperar o llamar a un mototaxi.(Carlitos reservaba por nosotros)
Andar sobre él es ya toda una aventura ( y eso que yo pensaba dominarlos desde India), porque en algunos momentos sentíamos que ibamos volando sobre el camino de tierra de nuestro condominio, retumbando todo el cuerpo, por lo que mantener el equilibrio se convertía en una verdadera sesión de plataforma vibratoria (y por 5 soles).

http://darrenalff.com/mancora-peru-is-not-a-resort-town/img_8835/


Las reglas del juego nunca estuvieron claras, algunas veces cobraban por persona, otras por viaje, otras ponían un recargo por horario, por lo que debimos pagar desde 5 soles hasta 20 soles por el mismo tramo; tampoco era fijo el número de pasajeros permitido, porque a veces íbamos 4 y en otras dejaban subir solo dos, supongo que las pone cada uno de los conductores ... todos muy buenos para el regateo.
8º Buscar el After Party

Nada mas llegamos a Máncora cenamos y salimos a buscar una fiesta, como era sábado, los que habian llegado días antes tenían como misión averiguarlo todo,  partimos sin discusión a Playa Amor, a un sitio donde conforme todos decían se armaba la gran celebración; cuando llegamos había música y una decoración muy linda estilo India Psicodélica, pero no había nadie más que el DJ, el barman y dos mujeres.
Estuvimos ahí un rato, y tomamos un mototaxi, indicandonos el mismo chofer que la fiesta es ahí pero más tarde y que "él" lugar para estar a esa hora era el Malecón, mientras manejaba a toda velocidad por el camino, tirando la moto encima a todos los grupos que se cruzaban con nosotros caminando, porque según él todos eran asaltantes :s.
Regresamos a la hora adecuada, después de las 3:00 y ahí estaba todo armado, lleno y muy tecno, así que bailamos sobre la arena, lo que no es fácil, hasta que amaneció.

9º Las noches en el Malecón:


Durante nuestra semana en el pueblo, salimos tres noches a la zona del Malecón.
Llegamos la primera noche- después de la fiesta frustrada de playa Amor- medios empolvados al lugar donde el chofer del mototaxi dijo que todo pasaba, así que nos bajamos y exploramos, apareciendo frente a nosotros un panorama sin precedentes.
Los locales funcionan a la orilla de la playa, abiertos y con un pequeño barcito en su puerta donde anuncian la oferta paralela, 2 tragos por 15 soles. 

Los cuatro que están abiertos hasta más tarde estaban llenos dentro y fuera y salía de ellos música a volumen altísimo, cada uno con su correspondiente canción,  incluyendo -cada 4 canciones-el himno de Máncora: la canción Intentalo de El Bebeto ("Inténtalo, si así lo quieres tú Inténtalo, vete de norte a sur Inténtalo, que solo soy de ti no me dejes sin tu amor" y luego  la voz femenina "Me gusta, me asusta sentir tu cuerpo ardiendo sobre mi piel... me prende, me enciende sentir tu aliento quemando todo mi ser...") ... una verdadera locura,
Nos sentamos en una de las mesas de una terraza improvisada, en cada oportunidad, conversando y viviendo situaciones tan anecdóticas como el efecto del Agua del Amor, el último hombre para casarse, la del Cro Magnon que quiso embriagarme con colonia, las peleas a torso desnudo, el team baby gay, y otras tantas que aún nos hacen  reír a carcajadas.

http://www.viajeros.com/fotos/mancora-2012-2/2062697

Entramos una noche a un local que nos simpatizó porque tocaba a nuestro compatriota Chico Trujillo, así que ahí estuvimos felices y divertidos bailando hasta que empezaron a llegar las olas, y por más intento que hizo el encargado de poner sacos de arena, el agua entró nos mojamos igual ... toda una experiencia ...
10º  Las Fogatas:
Si bien tiene que ver con la playa y la rutina, merece una mención especial, por lo lindas que resultaron y porque en todo Chile están prohibidas así que pasaron a la categoría de Hito de este viaje.

Tanto para el 18 de septiembre, nuestras fiestas patrias, como para nuestra despedida- el día del pollo al tambor- nuestro Carlitos (el encargado de la casa) preparó todo para que  pudiéramos disfrutar de sendas fogatas, a la luz de la luna. Nosotras sacamos los pareos XL y los chicos el cooler con traguitos, el hielo y la música y solo nos dedicamos a disfrutar de la noche rica y animada.

Para el 18 tuvimos invitados y show: el Koala, Palomita Blanca y el Limbo y para la despedida también harta música y rica comida que fue servida en la playa con una decoración hermosa que montaron Vane, Egla y Rosita, siendo el protagonista ese día el plato estrella: pollos cocinados al Tambor y acompañados de papas fritas y ensalada, que compartimos felices alrededor de la fogata.
- Bonus Track: el zorrito.
Cada noche teníamos una visita que se acercaba muy desconfiado a chequear si dejabamos algo de comida, incluso el dia de la fogata en la playa... lo vimos como tres veces, pero siempre muy tarde, por lo que no tuve mi cámara a mano ...
Ya que mascota era lo único que  no teníamos es esta notable vacación, decidimos que él cumpliría la función...
He ahí el recuento personal de mi primer viaje grupal... gracias a Punta Ala y a quienes la manejan por el cariño y las atenciones y también a cada uno de los integrantes del grupo con que comapartí esa semana: a Marieta y Alvaro, por su humor, a Berni por el mejor carrete de bienvenida, a Crespo por el estilo y su amado nuevo apodo, a Peps por sus ojos Topacio y por ayudarme con las cuentas, a Gato y Vilimi por ser como mami y papi, a Rosarito por ser tan buena room mate y a Marielita por la convocatoria y por su alter ego que parecía aflorar cuando se enciendían las fogatas ... :) ...

Espero me autoricen a subir la imagen:
Foto: Cristian Sanzana


Next Destination: Mexico !!!!