El presente post forma parte de un conjunto de artículos que serán elegidos para la elaboración de un Ebook sobre Coaching (#ebookcoaching) con motivo de la celebración del Congreso Nacional de Coaching y Liderazgo que tendrá lugar próximamente los días 25 y 26 de mayo en Barcelona. En esta iniciativa participa el Observatorio de la Blogosfera de Recursos Humanos (@blogosferarrhh), capitaneado por la consultora Tatum. Puedes ver las Bases en el siguiente link (hasta día 30/04).
Aquí van 10 reflexiones breves en torno al Coaching:
1. El Coaching tiene que ver con la Credibilidad. Para ser coach no basta tener un Master en Coaching. Para ser coach hay que tener, sobre todo, experiencia de vida. El actor Robert Reford, en El legado de la sabiduría, señala: “La sabiduría tiene que ver con las experiencias, y es deseable que éstas incluyan la asunción de algunos riesgos. De joven, era mal estudiante y acabaron por expulsarme de la universidad. Me marché a Europa y viví una vida bohemia sin un centavo; ahí fue donde empezó mi verdadera educación”. Es imposible hacer un proceso de acompañamiento sólido y válido si uno habla sólo desde la teoría, de lo que ha leído. La formación ayuda, desde luego, pero adolece de credibilidad si no está avalada por las vivencias personales.
2. El Coaching tiene que ver con la Confianza. Cualquier relación humana, ya sea profesional, de amistad, de pareja o de coaching, se basa en una buena comunicación. Una comunicación deficiente arruina cualquier relación humana. Pero para que exista un buen nivel de comunicación hay un requisito previo: confianza; confianza para que el otro se abra, pueda hablar sin sentirse juzgado, pueda expresarse sin temor a que las indiscreciones le traicionen… La confianza es lo que permite el intercambio de intimidades, sobre todo, de aquellas aristas de nuestra personalidad que menos nos gustan. Y conviene no olvidar que la confianza se cuece a fuego lento, no es algo que se construya de un día para otro, requiere paciencia.
3. El Coaching tiene que ver con el Humanismo. Es muy complicado hacer un proceso de coaching auténtico si la relación se basa simplemente en un mero acuerdo mercantil. El coaching no puede ser sólo un negocio, tiene que ir más allá. El coach cree en la grandeza del ser humano y en su impacto directo, en su entorno más cercano, e indirecto, en el resto de la sociedad. Como decía la Madre Teresa de Calcuta: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”. Muchas veces buscamos grandes cambios cuando de lo que se trata es de ir dando pequeños pasos, que en el día a día pueden parecer insignificantes, pero con la claridad que da la distancia suponen un avance notable.
4. El Coaching tiene que ver con la Humildad. En todo lo que tenga que ver con personas hay un aspecto fundamental: vocación de servicio, y eso requiere una gran humildad. Si el coach brilla más que el coachee hay algo que no cuadra. Es uno de los peligros del coaching: el exceso protagonismo de una de las partes. Alejandro Jodorowsky (@alejodorowsky) apunta en Cabaret mistico: “El trabajo de curación exige una delicadeza extrema. No es una ocupación que permita exaltar el Yo personal del que cura, ni pulir su celebridad y renombre. Cuando se quiere sanar a alguien hay que hacerlo con todo el respeto, intervenir discretamente y jamás obligarlo a recibir nuestro servicio”. Palabras aplicables al coaching.
5. El Coaching tiene que ver con la Honestidad. Los procesos de coaching más complicados son aquellos en los que el directivo (coachee) adopta una postura de total incredulidad. Aborda el proceso pero sin creer en él y en lo que representa, que no es más que llegar a conocer la realidad de sí mismo para plantear una mejora y que esa actitud repercuta positivamente entre las personas que le rodean para que se desarrollen. Además, en muchos casos, en este tipo de directivos se dan comportamientos divergentes entre lo que dicen que va a hacer (palabras) y lo que realmente hacen (hechos).
6. El Coaching tiene que ver con la Generosidad. Cualquier coach que merezca ese título trabaja para ser prescindible, porque entonces habrá cumplido su papel oportunamente. A medida que el proceso avanza, el coach va dando poco pasos al costado para que el coachee camine por sí solo sin necesidad de apoyos. MacGregor Burns en Leadership escribe: “Sé que me tengo que ir, porque esta experiencia no habrá cuajado hasta que pueda funcionar sin mí”. Las dependencias emocionales son tremendamente dañinas en los procesos de crecimiento y desarrollo personal.
7. El Coaching tiene que ver con la Sensibilidad. Sensibilidad es la habilidad para ver lo que no se ve; la sutileza para leer entre líneas; la facilidad para captar lo no evidente; el olfato para darse cuenta de lo no explícito. Como hemos dicho en más de una ocasión, escuchar no es oír lo que otra persona dice sino descifrar lo que realmente quiere y necesita. A veces las palabras poco tienen que ver con las verdaderas causas de ciertas actitudes y comportamientos. La capacidad de observación es esencial para ascultar la realidad con precisión. Un buen coach sabe ver más allá de las apariencias externas.
8. El Coaching tiene que ver con la Optimismo. Todo proceso de mejora exige adoptar una actitud positiva para no venirse abajo cuando las recaídas y dudas, que son inevitables, aparezcan por el camino. A veces hay que dar 5 pasos y retroceder 2 para avanzar 3. Los procesos de cambio no son una línea recta y los momentos de debilidad siempre existen. Al mismo tiempo es importante celebrar cada pequeño logro que sirva de estímulo para seguir avanzando y luchando por nuevas metas. No se siembra hoy y se recoge mañana, sino que entre uno y otro periodo hay fases de sequía. Insuflar ánimo, ilusión y entusiasmo, son aspectos fundamentales para que los frutos vayan surgiendo.
9. El Coaching tiene que ver con la Exigencia. “Todo lo que deseas está fuera de tu zona de confort”, nos recuerda Robert Allen; por ello, la disciplina es uno de los factores más determinantes del éxito. Básicamente todo se resume en saber lo que hay que hacer y hacerlo. La gente suele fallar en la segunda parte de la ecuación. La motivación es lo que te anima a empezar, pero son los hábitos los que te mantienen firme en el camino. Y los hábitos se construyen por repetición. A fuerza de realizar una y otra vez una tarea se va interiorizando y filtrando al inconsciente. Un coach es cercano, pero también exigente. Sabe que nada grande se hace sin (mucho) esfuerzo.
10. El Coaching tiene que ver con los Resultados. El éxito no está en saber sino en hacer. El éxito no está en conocer el camino sino en recorrerlo. Lo importante no es lo que piensas, ni lo que dices, ni lo que planeas, sino lo que haces. Sin resultados no hay liderazgo. Hay que leer, hay que reflexionar, hay que intercambiar impresiones… pero luego hay que pasar a la acción. Y pasar a la acción a pesar de las dudas, de los miedos, de las incertidumbres, de los fracasos: “Vivir es siempre reponerse, sobreponerse. Esperar a encontrarse muy bien para hacer algo es garantizar la inacción” (Ángel Gabilondo).
El coaching, cuando se está en buenas manos, es una metodología con un gran poder transformador. Como dice John Whitmore: “El coaching no se centra en los errores pasados sino en las posibilidades futuras”. Dentro de cada ser humano existe un potencial infinito en estado latente a la espera de ser liberado. Quien encuentra un buen coach ha encontrado lo mejor para el despliegue de sus potencialidades. Muchos límites no son sino creencias incrustadas en lo más hondo de nuestro inconsciente que nos impiden dar lo mejor de nosotros y que producen muchas frustraciones. Todos tenemos creencias limitantes, por eso, como apuntaba Sócrates, “todos debemos buscar un maestro, pues lo necesitamos”.
Autor Francisco Alcaide Hernández