10 secretos que las personas realmente felices nunca cuentan

Publicado el 12 julio 2017 por Glangocomve @glangocomve


La gente feliz realmente existe. No es una invención para hacernos creer que hay un fin último en esta vida ni es una mentira con la que nos engañan para seguir por horas en un colegio, un trabajo o una carrera por el tan prometido éxito. Puede que su idealización los haga parecer pequeños duendes misteriosos que nadie sabe de dónde vienen o a dónde van, pero la verdad es que no es tan sobrenatural como se escucha, no obedece a leyes extraterrestres.

"Aunque no lo creamos, ser feliz, más que la naturaleza de alguien, es una decisión".


Las personas que son felices son idénticas a cualquier otra salvo que, en efecto, suelen cargar una sonrisa más poderosa y creíble que el resto de aquellos que no pueden dar un solo paso sin que una nube gris y tormentosa les aqueje. Quienes son felices, entonces, se conciben ya no en el imaginario aspiracional de lo hermoso gracias a esa terrible verdad que nos hace envidiar su estado, sino en el de seres a los cuales despreciar; precisamente porque el cómo y el cuándo lo consiguen son un misterio irresoluble, codiciable y rival.

"Es más ficticia la impresión y la caricatura que construimos en nuestra cabeza que lo realmente vivido".

Lo cierto es que tampoco existen razones suficientes para odiar a los hombres o mujeres felices; por muy irritable que resulte verlos, convivir con ellos o saber de su existencia, no hay nada que nos mueva con sinceridad para desdeñarlos. Lo mejor que podemos hacer, renunciando un poco a ese traje de hater ya muy bien puesto o a nuestro amor por vernos "interesantes" y "rudos", es intentar adoptar una que otra actitud que promueva la felicidad y no cerrar nuestras oportunidades.
Aunque no lo creamos, ser feliz, más que la naturaleza de alguien, es un decisión; no una que debamos tomar a la ligera consultando libros de autoayuda o páginas que sólo quieren ver cuentas bancarias rendirse a sus pies, sino una que se logra a partir de simples pasos. Es claro que ese procedimiento NO consta llanamente de recomendaciones como:
Que si bien son útiles, además de estos principios hay cosas que la gente feliz experimenta y no suele contar; no todo es aire fresco sobre el campo, rosas flotando en agua dulce o suaves nubes sobre el cielo. Quienes son felices también hacen frente a problemas y retos que son propios de la especie; lo que pasa es que no lo confiesan y gracias a ello, en vez de concentrarse en compartir sus sufrimientos, pueden enfocarse en dar una solución más real.

Las personas felices...
Además, en ese mito que hemos hecho de "El feliz", hay cosas que ni siquiera son ciertas; es más ficticia la impresión y la caricatura que construimos en nuestra cabeza que lo realmente vivido. Por eso, revisemos esas cosas que se han omitido poco a poco en el ser humano feliz y que probablemente son exactamente aquellas que le han dirigido a tal estado, aunque el resto creamos que consiste en un superpoder extravagante.
... no están felices todo el tiempo
Y nadie lo está. Los que son realmente felices han sufrido también y saben perfectamente en qué consisten los dos lados de la balanza; son humanos a fin de cuentas y pueden experimentar todas las emociones que existen.
... han aprendido a decir que no
Porque saben lo importante que es cuidarse a sí mismos en vez de tratar de complacer a otros u orientar sus acciones a la impresión constante. Siguen sus decisiones y nada más.

... no la han pasado bien
Por extraño que suene, la mayoría de las personas que parecen felices no han tenido una vida fácil. La diferencia radica en que no han permitido que nada ni nadie los tire irresolublemente.
... aman sus defectos
La perfección no existe y la gente feliz lo sabe siempre. A comparación de muchos, comprenden que los defectos o las flaquezas particulares de la gente son lo que hace a cada quien alguien interesante y pleno.

... dejan ir
Mediante las acciones que sean, las personas felices desechan todas esas situaciones innecesarias en su vida y evitan el estrés, las ansias o malos ratos. Se concentran en grandes cosas, no en las pequeñas.
... saben que son lo que hay
No están buscando aparentar ni necesitan demostrarle nada a nadie. En sus amistades, trabajos y relaciones se muestran tal cual son, sin necesidad de atarse a actitudes falsas o a cosas materiales

... no juzgan
Saben que si no se quiere ser juzgado sin sentido, no deben hacer eso tampoco. Asimismo, enfocarse en lo que los demás hacen es una pérdida de tiempo que no permite seguir el camino propio o enfocarse debidamente.
... guardan sueños
Viven, ríen, aman y se asombran justo como cuando eran pequeños. Eso ayuda mucho para fijar sus metas y no tomar con mala cara las cosas que vengan.


... afrontan el miedo
Y se espantan, claro. Se preocupan como cualquiera, pero no dejan que nada los detenga o absorba de manera negativa.
... apoyan a otros
Porque saben perfectamente que la envidia y la codicia no lleva a ningún lado. Las grandes ideas y los grandes planes se hacen cuando se llega a un buen acuerdo, alianza o intercambio de ideas.

... son honestas
Sobre todo consigo mismos. Porque ése es el primer paso para comenzar a hacer las cosas bien en el trabajo, en la escuela, con los amigos, la familia, etcétera, y ser felices.
... piden ayuda
Esto nada tiene que ver con debilidad. Más bien, es una oportunidad para afrontar sus alcances y estrechar lazos con alguien a quien se le reconocen determinadas capacidades.


Con altas y bajas, aquellos que parecen eternamente felices no son distintos a cualquiera de nosotros; son personas que sienten, sufren y disfrutan. Quizá la única diferencia que puede resumir todo lo que hemos dicho y hace la verdadera diferencia en su forma de aparecer, es que abrazan la vida -tal cual y como ésta se presente- no rindiéndose.