10 trucos que uso para huír de nuestro aburrido mundo de adultos

Por Conmdemamá @CONMDEMAMI
1. Hacer pompas de jabón: en lo alto de un edificio, en el campo, en la playa, en la calle, bajo la luz de la luna llena en verano... Me chifla, no hay más. Me relaja. Me inspira. Me devuelve a mi niñez. 2. Hacer competición de salto libre en la piscina con Pichu. Ella suele ser muy creativa, así que las risas están aseguradas. Yo me había quedado en "tirarme de bomba" y "de ángel", pero este verano he aprendido a tirarme "de morcilla" y le he hecho la competencia con "el salto de la longaniza". 3. Hacer carreras de motos... con sus motos... Sí, sus motos de plástico, ésas sobre las que se suben los mini niños y hacen rodar con el impulso de sus pies. Ésas. Es más divertido aún subir con uno de ellos para tirarnos por una (mini)rampa, porque el que va en la otra moto se suele picar más. Ventajas de medir 1,60 y ser tamaño chapa. Y lo mejor es ganarles... jijijiji. 4. Hacer con ellos un bizcocho o unas magdalenas, rebañar las sobras de la masa cruda, sobre todo si lleva chocolate, pintarles la nariz con la cuchara... y acabar los tres de masa hasta las cejas, muertos de la risa, y con la cocina hecha un cristo. 5. Volar a la cocina gritando "la taaaaarta" en cuanto pita el horno, para abrirlo y descubrir el bizcocho más enorme y esponjoso y que mejor huele del mundo, y para a continuación, contemplar sus caritas de satisfacción y de "¿y si lo enfriamos soplando?" 6. Ducharnos los tres juntos en la "chucha" de mayores, con el gel de chocolate de mamá, jugar a tirarnos agua congelada, o a hacernos los dormidos (de pie) para que los otros dos nos despierten con el chorro helado en plena pancha, darnos un abrazo espumoso y escurridizo mientras reímos sin parar... y dejamos el baño hecho un charco. 7. Hacer la voltereta y el pino bajo el agua, y si puede ser voltereta + pino, mejor que mejor, o muchas volteretas seguidas (vale, dos, porque a la tercera me he ahogado, o si no, me he desorientado tanto que fijo me como el suelo de la piscina) ante la atenta cara de admiración de Pichu: mami mola. 8. Trepar a los árboles, saltar desde ellos o tumbarnos en el tronco inclinado, y escalar montañas agarrándome a lo que haya (con sandalias, que tiene más mérito porque la improvisación cuenta doble).   9. Tirarme por el tobogán sola o con ellos, acabando los tres en el suelo "al montonet", columpiarme hasta casi tocar la luna e inventarnos mil juegos en la casita del tobogán, mientras os pido un café con leche imaginario y una tarta de piña, coco y zanahoria. 10. Haceros cosquillas, comeros a besos y achucharos sin fin, hasta que lancéis vuestros respectivos "paraaaa por favoooor"y "llallaaaaaaaaaaaaa" muertos de la risa, mientras rodáis de nuevo para que vuelva a empezar. El mundo de los adultos es muy complicado, en muchas ocasiones aburrido y más de una vez casi insufrible, porque hemos perdido la capacidad de reír por la vida misma, porque sí, porque estamos aquí y hemos visto el sol esta mañana. Yo doy gracias porque os tengo, y porque vuestra niñez evoca la mía y me devuelve la locura y el sin sentido que me ayuda a llevar esta locura de rutina, los "problemas de mayores" y los rollos de adultos de una manera más sana, e infinitamente más divertida. GRACIAS POR DEJARME ENTRAR EN VUESTRO MUNDO Y VOLVERME UN POCO MÁS NIÑA CADA DÍA. CON M DE MAMÁ y N de NIÑA