- Compendio de medidas dirigidas a facilitar la autonomía e integración de las personas mayores como parte activa y dinámica de la sociedad cuando se encuentren en plenas facultades.
- Red de servicios de baja intensidad diseñada y centrada en la persona y en su lugar de residencia. Donde se incluye la teleasistencia avanzada y telemedicina.
- Eliminación de estereotipos y de la discriminación en torno a las personas mayores.
Igualmente, el estudio aborda la necesidad de una conexión intergeneracional como vía para que las personas mayores se integren con mayor éxito en el desarrollo social. Así mismo, la planificación urbana, la construcción de las viviendas, la accesibilidad y la movilidad en los espacios urbanos, se deben orientar procurando el bienestar de nuestros mayores. “Debemos transmitir a la sociedad una imagen de la vejez que se ajuste a la realidad, en la que se valore su contribución a la sociedad y se eliminen los estereotipos que les sitúan más como una carga que como un activo social”, ha afirmado Zabaleta.
Un segundo bloque está enfocado al momento en que las personas mayores necesitan ayuda. Para ese instante, los redactores del estudio proponen que se difumine la dicotomía domicilio/residencia en los cuidados de larga duración a cambio de un despliegue de una amplia red de servicios de baja intensidad diseñada y centrada en la persona y en su lugar de residencia. En este apartado se situarían las viviendas alternativas con servicios a la carta, la organización en residencias con módulos pequeños de 10 personas, la teleasistencia avanzada, la telemedicina o el teléfono de escucha y registro de malos tratos. La última parte del documento se centra en la eliminación de estereotipos y de la discriminación en torno a las personas mayores. Para conseguir su erradicación, las propuestas van en la línea de sensibilizar y concienciar a la sociedad sobre la necesidad de otorgar valor a la contribución de las personas mayores al desarrollo social.
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