La protagonista acepta lo que su familia le pide, y trata de vivir una vida hogareña, disfrutando de las bondades de llevar a las hijas al colegio, y de un marido amoroso que es biólogo marino. El problema es que su verdadera pasión está más allá de las fronteras de ese pequeño pueblito, y su corazón lo sabe.
La película cuenta con una dirección de fotografía sublime, el personaje no merecía menos. Las transiciones visuales y sonoras, sobre todo en la primera parte de la película tienen un acierto y una simbología muy cuidada. La última parte de la película cae un poco en ritmo y fluye con menos levedad que la primera, sin embargo es una película con un guión y un planteamiento interesante.
Es una película recomendable, que plantea la diatriba entre el deber y la pasión, entre las varias versiones de lo correcto, entre los caminos y detonantes de la búsqueda de la felicidad.