10.000 Comuneros, una latencia revolucionaria del proceso.

Publicado el 22 mayo 2014 por Jmartoranoster


Por Modesto Emilio Guerrero
“Las comunas deben ser sujetos de sus propias decisiones trascendentales para su vida, por eso es importante organizarse” (Viceministro de Comunas y Movimientos Sociales, Alexis Toledo, este sábado 17 de mayo).
Esta frase no vale por si, ni en sí misma, pero tampoco brota sola, por capricho individual o devaneo de un funcionario inteligente. Contiene uno de los secretos “mejor guardados” de lo que conocemos como “revolución bolivariana”, y también uno de los datos más subvalorados, mal valorados, incluso despreciados.
Sin embargo, allí radica su potencialidad más revolucionaria (en este caso, el adverbio es clave): “… Deben ser sujetos de sus propias decisiones trascendentales para su vida…”
Alrededor de 10.000 delegados-comuneros se reunieron en Caracas con las autoridades gubernamentales.  Este es un dato fundamental para comenzar. Todo lo demás es una construcción.
Debatieron, este es el otro dato. Resolvieron, el tercero. Y el gobierno, mediante la palabra de su presidente Nicolás Maduro acompañado de ministros fundamentales, acordó recibir críticas y las reconocieron como un instrumento indispensable del proceso y del gobierno: este es el cuarto dato.
Estos cuatro elementos componen un punto de partida. Sin ellos no hay forma progresiva de abordar en tèrminos de revolución-contra revolución, la actual coyuntura nacional de enfrentamiento con el sujeto fascista y su proyecto guerrerista.
Pero al mismo tiempo, es indispensable hacia adentro del chavismo, del movimiento, de las Comunas y sus consejos, de los sindicatos y cooperativas, o sea, para acelerar el aprendizaje político de la vanguardia acumulada en 20 años, y su relación con el movimiento. Si esa ecuación no habrá salida para el atolladero actual. El màs vital de sus 22 años de historia y sus 15 años como gobierno.
Las limitaciones, contradicciones, dualidades, intereses subalternos u ocultos, demagogias expresas o inexpresas, encapuchados idelógicos, boligarcas travestidos de rojos y rojitos, etc., etc., no anulan la potencialidad de lo contenido en esta reunión de Comunas, y menos obstruyen su camino y posibles perspectivas transformadoras. No comprender esto es divagar o paralizarse.
Que “La producción comunal” haya ocupado lo central de la agenda, es un límite importante que se convierte en contradicción riesgosa cuando la enfrentamos al escenario callejero del “sujeto fascista” que ha iniciado en febrero su “revuelta de ricos”, mediante formas de guerra civil. Solo decir estas palabras revelan un límite del encuentro de las Comunas, cuya agenda pudo centrarse la defensa, en todos sus tèrminos, y la producción como un tema subordinado.
Pero un revolucionario apuesta a la dinámica, única manera de evadir el peso muerto de la estadística, las “situaciones” y las “etapas”, o las inevitables contradicciones entre las palabras y los hechos, que suele acompañar estos eventos, por el desmedido peso del aparato-Estado en el movimiento.
Esa dinámica explica la correcta intervención del Ministro Rodríguez Torres y su correcto plan de los “cuadrantes” defensivos por Parroquia a escala nacional, contra el fascismo desatado, el narcotráfico, los malandros convertidos en sicarios y los paramilitares uribistas. ¿Cuando tuvieron las Comunas la posibilidad de debatir su sobre vivencia en esos términos? Allí la potencialidad, la dinámica, o sea, el movimiento puesto en movimiento.
Las contradicciones y sus limitaciones serán siempre inevitables en procesos genuinos de intensidad revolucionaria como la de esta maravillosamente promisoria Venezuela bolivariana.
La cosa, mirada en términos de escala y programa, tiende a concentrarse en la CAPACIDAD POLÍTICA que despliegue LA VANGUARDIA (en el mejor sentido de esa palabra en la historia de las revoluciones del siglo XX), para sacar lo mejor de  la siempre complicada realidad.
Lo contrario es guarecerse en los nobles deseos o en la desesperación individual, o la que nos imponen nuestros programas almidonados por la vida partidaria endogámica o grupal-onánica.
No habrá re-creación de una izquierda bolivariana que renueve el espíritu revolucionario del movimiento que vimos vibrar y transformar la realidad entre 1989 y  1992, entre 1998 y 2002, o entre 2002 y 2005, si no apostamos programáticamente a esta perspectiva dentro de esos organismos del poder comunal nacidos del proceso como anuncios de lo nuevo para superar lo envejecido, mullido, corrompido, vencido por la prueba de la historia.
Y esto, camaradas, vale también para nosotros mismos.