La pasada semana hablábamos de la perspectiva. Hoy le toca al control. De hecho, perspectiva y control la mayoría de las veces los veréis yendo ‘cogidos de la manita’, y es que altos niveles de perspectiva y control son los que nos permiten ser realmente efectivos, por eso normalmente nos centramos en desarrollar hábitos para lograr este fin.
Si la perspectiva nos aporta información para hacer con sentido, el control nos aporta, literalmente, la sensación de control, aunque suene redundante, es así y no hace falta explicarlo de otra manera. Además creo que todos sabéis exactamente a que refiero.
Si tenéis dudas, no creo que sean tanto en la definición de control como en la posibilidad que éste pueda existir ¿O es una quimera?
Pues no es una quimera y si puede existir. Tener el control es saber que tienes y como lo tienes, saber que estás haciendo y que no estas haciendo. Es ir delante del tren del caos de nuestro día a día, de este modo, si aparece un tronco en la vía podremos gestionarlo mejor y evitar chocar y descarrilar. Estos troncos (llámalos, por ejemplo, imprevistos) es cierto que también existen y nos provocan alteraciones, pero a más control, menor impacto.
¿Y cómo podemos lograr este preciado control? Pues te remito a una frase de David Allen:
Solo te puedes sentir bien con lo que no haces cuando sabes exactamente qué es lo que no haces
Como puedes intuir, para lograr la sensación de control, además de saber que estamos haciendo y que tenemos por hacer…es muy importante saber y aceptar lo que no estamos haciendo. No tiene sentido estresarse por una cosa que hemos decidido no hacer, si hemos decidido bien, lo dejamos aparcado y listos.
Post relacionados:
- #100palabras de efectividad: perspectiva
- #100palabras de efectividad: foco
- #100palabras de efectividad: ladrones de tiempo