GARBAGE, 1995
Con una serie de espectaculares singles de presentación, el debut de Garbage llevó a la banda de Shirley Manson y el productor Vitch Bug (Nevermind de Nirvana) a vender millones de copias en todo el mundo. La fórmula estaba clara, rock alternativo total: producción vanguardista con postureo irreverente y potentes hits como las inolvidables “Only happy when it rains”, “Stupid girl”, “Supervixen”, “Queer” o la fascinante “Milk”: Temazos de un disco redondo plagado de pegadizas melodías vocales y un atractivo uso de la tecnología en la instrumentación propia del rock, dotándolo de un sonido distintivo, experimental, efectista y refinado, que le otorga una potente marca personal.
FEELING STRANGELY FINE, 1998 (SEMISONIC)
La esencia del grunge se encuentra en Dirt. Aunque en una línea de sonido más dura que sus coetáneos y deudora del heavy-metal –“Them bones” o “God smack”–, el segundo disco de los de Seattle consigue destilar en su plenitud el mundo yermo de la “Generción X”, conducido por la árida voz de Layne Stanley y sus desoladoras letras sobre la depresión, la muerte, las drogas o la guerra, junto a una distintiva guitarra metálica de violentos riffs, que convierten en verdaderos himnos generacionales agresivas piezas como “Would?” (Incluida en la B.S.O. de Singles) y las imponentes “Down in a hole” (“…feelin´ so small”) y Rooster”. THE SUN IS OFTEN OUT, 1996 (LONGPINGS)
Longpigs es una de las grandes bandas olvidadas del brit-pop, y en la que militó el genial Richard Hawley antes de acompañar a Pulp y facturar en solitario algunos de los discos más hermosos de los 2000. The sun is often out contiene un brit-pop de registro habitual: melodías pegadizas, guitarras efectivas y estribillos contagiosos con frescura juvenil. Su debut los llevó a talonear a Radiohead o U2, demostrando con “Lost myself”, “Far” (eco a Beatles), la briosa “Jesus Christ” o la deliciosa balada “On and on”, que el brit pop era mucho más que los cuatro de siempre… y que irradiaba calidad. HAPPYNESS, 1990 (THE BELOVED)
Happyness es el primer disco oficial de esta banda londinense injustamente olvidada que ahonda en el synthpop deudor de New Order y se centra en sofisticadas melodías revestidas del mejor techno, dance y acid house. Un disco sobresaliente, conducido por una susurrante y aterciopelada voz, conformando canciones redondas desde la apertura del álbum con “Hello”, regalando plácidos momentos llenos de elegancia como la evocadora “The sun is rising “y confirmando que nos encontramos ante un gran trabajo de infecciosos cortes: “Scarlet beautiful”, “Your love takes me highger”.EARTHLING, 1997 (DAVID BOWIE)
De nuevo mudando de piel, el Todopoderoso Bowie nos demostraba una vez más que sabía adaptarse como nadie a los nuevos tiempos y sus sonidos más vanguardistas. Earthling (“Terrícola”) es un compendio de las experimentaciones más undergroundde la época: la cultura industrial, la electrónica o el jungle...Un disco experimental nada fácil de digerir, que, acorde a la estética elegida por El camaleón (emulando a Napoleón) suena agresivo y estridente, paradójicamente sideral, como no podía ser menos tratándose de Bowie. “Im afraid of americans” (con Trent Reznor), “Dead man walking” o “Little wonder” valen su peso en oro y sorprenden por su musculado sonido. BLUE LINES, 1991 (MASSIVE ATTACK)
TDC es Neil Hannon, un genio que no desentonaría a finales del siglo XIX en un Londres decadente. Promenade es su segundo álbum, un fabuloso trabajo entre Scott Walker y Michael Nyman, que se adelanta –como en su debut– al menos una década a la canción pop con influencia directa de la música clásica (chamber-pop). Preciosismo de orfebre en piezas siempre evocadoras de lo más brit –“Bath”, “Going downhill fast”–, romanticismo melancólico –“Gerónimo” –, noches de pub –“A drinking song”–, alardes freaks y mucha literatura –“The booklovers” – y cine –“When the lights go out…”–, invitando a soñar -“Neptune´s daughter”- hasta la liberación cual Peter Pan definitiva: “Tonight we fly”. ELASTICA, 1995
La banda inglesa pionera del post-grungedota a su tercer álbum de un revestimiento menos apegado al sonido Seatlle y a favor de bases electrónicas más contemporáneas con arreglos elaborados, confiriendo a sus cuidadas composiciones una atractiva producción repleta de cortantes riffs y sugestivos ambientes, guiados por la cruda voz de Gavin Rossdale, cuyo parecido con la de Cobain es innegable. Su hit single, “Chemical between us”, junto a la tierna “Letting the cables sleep” presenta el lado más melódico y logrado de un disco de canciones contundentes entre las que sobresalen piezas como “Space travel” o la más sosegada“40 miles from the sun”. © David de Dorian, 2013