Revista Espiritualidad

102 años del nacimiento de Miguel Hernández y un poema: "¿Un simple beso?"

Por Sosylos @sosylos

Hoy se cumplen 102 años del nacimiento de Miguel Hernández, uno de los poetas más insignes de todos los que han escrito en la lengua española. No por casualidad se le considera y menciona como "El poeta del pueblo" Pues escribió en la honda de "aquellas pequeñas cosas", de aquello que le mantenía al apego de lo propio, de lo mundano, de lo accesible a todos sin descuidar un genio y una forma de expresarse que llegaban y traspasaban el alma de cualquier persona. Eso significa el "Pueblo": Común y humilde. Y uno de los más descomunales poetas de nuestro tiempo, truncaba su vida por defender "lo nuestro, lo propio y lo ajeno". Me gustaría rendir un pequeño homenaje a quien tan bien supo poner en valor aquellas pequeñas cosas tan importantes según para quien así lo estime (cómo es mi caso), escribo un poema sobre algo tan cotidiano, tan común y tan humilde como: ¿Un simple beso? La orilla de tu menta se condimenta con mi boca y la espuma de mis labios en tu mar de olas se desboca.
Las puertas de tus ascensores se abrieron en todo el firmamento. Aromáticas salieron las mejores sensaciones, de entre papeles de envueltos colores, al mascar el chicle con nuestros corazones.
La orilla de mi menta se condimenta con tu boca y la espuma de tus labios en mi mar de olas se desboca.
A la entrada del Paraíso los mejores sabores se ofrecieron, por fuera y por dentro se contentan, por dentro y por fuera se invadieron.
La orilla de tu menta se condimenta con mi boca y la espuma de mis labios en tu mar de olas se desboca.
Y de allí brotó la magia del momento estábamos tan cerca de Eros que éste nos concedió un deseo: Al cerrar los párpados y besarnos tan despacio viajamos a un mundo de topacio donde es posible vivir sin dolor, donde es factible mostrar la pasión, donde no hay que trepar para notar el cielo, donde ven de frente los que aquí miran al suelo; donde convivir no sea de antojo, donde dormir no venga por realojo; donde se pueda volar sin aviones, donde no existan móviles, ni cañones, donde estar así a tu lado… sea eterno.
La orilla de mi menta se condimenta con tu boca y la espuma de tus labios en mi mar de olas se desboca.
Todo en un simple y condensado beso, la cadencia que se enciende por el contacto entre los dedos, como tocar polvo de yeso. Y como combustible el mirar a los ojos; por asiento, probar despiertos ambos cuerpos. La compañía, sentir nuestras esencias; brillantes lunas atraídas, por las mareas de escuchar en silencio, a nuestras pueriles mentes abiertas. Y en el rostro, las sonrisas bobas por amar de forma tan sencilla.
La orilla de tu menta se condimenta con mi boca y la espuma de mis labios en tu mar de olas se desboca. Chema García Suscríbete aquí

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