En estos tiempos es muy triste ver las iglesias llenas de gente envuelta en pecado sin sentir el más mínimo remordimiento.
Y se debe a que las consecuencias del pecado pasan factura en la comunión con Dios y se llenan de tanta impureza que terminan creyendo que siguen viviendo una vida correcta con la aprobación de Dios.
Pero nada más lejano que eso.
En este artículo te invito a conocer las consecuencias del pecado en tu vida. Deseo que leas por completo este artículo y recibas un mensaje de parte de Dios.
Yo solo te advierto, la decisión la tomas tu. ¿Empezamos?
1. El pecado te roba el gozo.
Restitúyeme el gozo de tu salvación, sostenme con un espíritu de poder.
(Salmos 51:12)
Una de las principales consecuencias del pecado es que te quita por completo el gozo. Provocando dentro de ti un sinfín de subidas y bajas espirituales y emocionales en los que te sientes por momentos perdonado y en otros te sientes la peor basura.
2.- El pecado toma control de tu vida.
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. (Juan 8:34)
Estas palabras tan ciertas de nuestro salvador son una verdad irrefutable que debes entender a carta cabal. Tú no puedes dominar el pecado. El pecado termina dominándote siempre.
Y créeme, por más que te esfuerces creyendo que mañana dejarás de ofender a Dios con lo que haces, seguirás cayendo en lo mismo.
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? (Romanos 6:16)
3. El pecado te roba la confianza.
Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios. (1 Juan 3:19-21)
Es lamentable como el pecado te convierte en creyente de tu corazón más que de Dios. Lamentas todo lo que has hecho, sin embargo, sigues escuchando a tu corazón que te dice: “Dios jamás te perdonará”.
Y en muchas ocasiones aunque hayas pedido perdón dejas a un lado la fe y te apropias de la idea de que Dios jamás te perdonará, se alejará de ti y nunca volteará a verte.
4. El pecado te produce temor.
Huye el impío sin que nadie lo persiga; más el justo está confiado como un león. (Proverbios 28:1)
Esta es consecuencia del pecado siempre se presentará en tu vida después de haber pecado, nunca antes. Después de que fallaste a Dios se llenará tu mente de pensamientos de temor e incluso de muerte.
Satanás nunca estará conforme con el solo hecho de que hayas pecado, sino que pondrá en tu camino el temor y te atormentará tanto que no tendrás el coraje de acercarte a Dios a través de la oración.
5. El pecado te produce culpa.
Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.
(Salmos 51:3)
El objetivo del pecado es que te separes de Dios y vivas sin su santidad, amor y gracia. Nada produce un sentido de culpa más grande como lo hace el pecado.
Una vez que cometiste pecado verás muchas situaciones a tu alrededor y creerás que el principal culpable de todo eres tú.
Pero este sentido de culpa no es el que te induce al perdón, sino que es una estrategia de satanás para atormentarte y asumas inconscientemente que Dios comenzó a rechazarte.
6. El pecado rompe tu comunión con Dios.
He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír. (Isaías 59:1-2)
Lo peor que puede pasarte es romper la comunión que tienes con Dios. Sin embargo, eso es lo que ocasiona el pecado.
Después de haber ofendido a Dios con tu pecado tu corazón se vuelve duro y ya no te apetece estar en comunión con Él como lo hacías antes. En otras palabras, comienzas a vivir días en los que todo lo que viene de Dios produce rechazo en tu vida.
Esta es razón suficiente para que enfríes tu espíritu y mengue tu pasión por Dios. Lo triste de esta consecuencia es que en muchas ocasiones llevas meses sin tener comunión con Dios a causa de tu pecado y ni siquiera logras notarlo.
7. El pecado apaga el Espíritu Santo.
No apaguéis al Espíritu. (1 Tesalonicenses 5:19)
Dice el pastor Itiel Arroyo: “Nada hay más importante como cuidar al Espíritu Santo”. Y lo que pasa en la actualidad es que los cristianos vivimos entretenidos en situaciones mundanas y nos olvidamos del Espíritu Santo.
El pecado en ti provoca que mengue el ardo del Espíritu Santo. Se apaga la llama que hacia arde tu corazón delante de la presencia de Dios y, sin pensar entristeces en gran manera al Espíritu (Efesios 4:30).
8. El pecado abre las puertas a otros pecados.
¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado! (Isaías 30:1)
El pecado acarrera en si más pecado. Cuando abres la puerta hacia una vida pecaminosa puede ingresar cualquier cosa y al final terminas perdiendo el control.
El pastor Charles Spurgeon dijo: “Las ovejas pueden caer en el lodo; pero sólo los cerdos se revuelcan en él.” Y es que pasa que cuando te adentras en el pecado y no te has rendido a Dios, comienzas a vivir una avalancha de más y más pecado.
Ejemplo de esto podemos ver en Sansón. El primer pecado que cometió fue su desobediencia a Dios y todo lo que se le había encomendado. Luego vinieron una serie de actos que conllevaron a conocer a Dalila donde finalmente terminó sin ojos y muerto.
9. El pecado te trae daño físico.
Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos, a causa de mi pecado. (Salmos 38:3)
Las consecuencias del pecado no son solo espirituales, también hay consecuencias físicas. No solo sufre tu espíritu también sufre tu carne a causa de lo que cometiste.
El comienzo de todo fue en el edén cuando por causa de su pecado Eva fue castigada con dolores físicos para dar a luz, y en la cruz Jesús sufrió los dolores más terribles que un humano pueda soportar a causa de nuestros pecados.
Del mismo modo tu pecado tiene una consecuencia física. ¿Cuál es esta consecuencia? Eso solo lo sabe Dios. Pero debes estar informado de esto y recibir el azote con paz en el corazón rogando por misericordia y piedad.
10. El pecado rompe el corazón de Dios.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. (Efesios 4:30)
El pecado no solo apaga el Espíritu Santo sino que también le causa tristeza a Dios. ¿Te imaginas a Dios sintiendo dolor por lo que has cometido?
Dios jamás va a sentirse bien cuando pecas. Le duele muy profundo. Y es que por ti se pagó un altísimo precio. Cada gota de la sangre de su hijo Jesús está impregnada en tu cuerpo. ¿Cómo crees que se debe sentir cuando la menosprecias embarrándote de pecado?
11. El pecado entristece tu alma.
Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. (Salmos 32:3-4)
El pecado también trae consecuencias para tu alma. Y es que tu alma se somete en un estado de aflicción y pesadumbre a causa de la lejanía del Espíritu Santo.
Se convierte todo en una mezcla mortal que causa desesperación. Buscas de Dios y sientes que no oye y se alejó de ti. Tu alma entra en un estado de shock al verse solitaria y abandonada. Pero no es así.
Por último.Quizá son alarmantes las consecuencias del pecado en tu vida. Pero tranquilo. Hace más de dos mil años hubo un hombre que asumió nuestros pecados como los suyos y recibió el castigo que merecíamos con el único propósito de hacernos libres.
Jesús al morir en la cruz pagó por tus pecados pasados, presentes y futuros. Así que lo estupefacto que puedas estar por todas las consecuencias que trae el pecado en tu vida se puede volver a nada haciendo solo dos cosas: Arrepentirte y tener fe.
Y si preguntas por la solución a todo el pecado que abraza tu vida mi única respuesta será: La gracia de Dios por medio de Jesucristo.
Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz. (Colosenses 2:13-14)
Esta es y será el único camino para hallar perdón y liberar tu vida de todo el mal que produce el pecado.
Así que no tengas miedo. Abre tu boca y confiesa cada pecado escondido en tu corazón y deja que el Señor te lave con su preciosa sangre, te envuelva en su gracia, y te haga suyo para siempre.