11 Cosas que se echan de menos siendo expatriada

Por Desmadreando @desmadreando

Tengo ganas de escribir este post desde hace varios días pero entre el jet lag de mis pequeñas bestias y el tener que construir muñecos de nieve dadas las nevadas oportunidades que han caído en Lionville lo he ido postponiendo…eso y porque siempre me da nostalgia hacer comparativas entre mi vida en México y mi vida en España. Pero me entraron las ganas así que dejo de postponer y me pongo a ponerpost (chiste malérrimo by the way). Así que les contaré algunas cosas que se echan de menos cuando eres expatriada a forma de terapia.

Más allá de lo obvio de que se echa de menos las amistades de toda la vida, la comida y la familia hay cositas que entre #expats hablamos que me causan mucha risa:

1. El salón de belleza o peluquería

Nadie corta el pelo como tu peluquero de toda la vida que te corta el flequillo desde que medías menos de un metro, nadie entiende el término capas y las mechas-luces-rayitos son todo un tema de explicar. Es curioso que a mis amigas y a mi hermana les encanta cómo cortan en España cómo dicen ellas “muy europeo” pero yo soy fan del pelo en capas al rollo Televisa.

2. El Manicure

En México se lleva tener las uñas largas y pintadas de cualquier color que esté a la moda. Lo último que probé en mi visita fue un color Frozen- para ser más exactas color “hielo”- que era como un azul pálido y Critter estaba encantada. Todavía recuerdo que el día que se casó mi cuñada yo vine a la boda y estaba emocionada con mis uñas de gel larguísimas y “a la francesa”. La cara de mi cuñada lo dijo todo. Para mayor INRI cuando una de mis grandes amigas blogueras caneleras vio los álbums de mi boda y vio mis uñas casi le da un patatús. ¿Eso se lleva en México que #horror? Pero oiga tener las manos de “condesa” se siente bonito.

3. Decir “groserías” a lo mexicano.

Critter repetía y repetía ¿Mamá por qué dices tanto “No Manches”? que el equivalente aquí sería como decir “Jolines”. Lo más divertido es que una de las peores groserías en México son “las mentadas de madre” pues insultar a la mamacita de uno queda muy mal. Pero puedo presumir que por primera vez en mi veinte catorce años “me pintaron cremas” conduciendo. (Las cremas es una señal que se hace con todos los dedos de la mano y que se hace con vuelo y que en realidad significa “huevos”). Así que me indigné pero luego me sentí feliz por haber recibido algo “tan mexicano”.

4. La hostelería

Por hostelería me refiero a toda la gente que “atiende” y da cualquier servicio. En México desde el mesero (a quién le decimos “joven” sin importar su edad para llamar su atención), el zapatero, el que te reposta el coche con gasolina, el que te aparca el coche o hasta el chiquillo que te ayuda a colocar la compra de tus víveres en el supermercado dentro de bolsas siempre será amable a grados de parecer cursi. Critter flipó con ésto fue llegar al aeropuerto y decirme: “Mamá por qué te ayuda ese hombre con nuestras maletas” o en el supermercado “Mamá ese chico está metiendo nuestras cosas en sus bolsas”. Así que me tocó explicar que en México siempre se ayuda pues todo conlleva una “propina” y muchas veces ese es el único sueldo.

5. El agua de sabor 

En México siempre se come con agua de sabor: ya sea limonada, naranjada, agua de piña, agua de sandía, agua de jamaica o horchata. Eso y el refresco son parte de nuestra cultura.

6. El olor de los limones

Para nosotros los limones son los verdes y las limas las de color amarillo. En España es al revés. Oler los limones, ponerle a todo limón y beber agua de limón recién hecha es delicia de Dioses.

7. Todo es posible

Hace poco fui a ver una enorme película que recomiendo “Relatos Salvajes” y mi santo y yo nos reíamos a carcajadas. Una señora me preguntó que por qué me reía tanto y le dije que a pesar de que la película era Argentina el humor negro que maneja y todas las circunstancias que presentan eran comprensibles en Latinoamérica porque allá “todo es posible”. Por ponerles un ejemplo, el fraccionamiento dónde vive mi madre tenía la puerta de salida averiada y Semenator echó en reversa para ir a otro acceso por dónde salir. ¡En eso que sale mi parte mexicana, le silbo al policía y le digo que si nos puede echar “aguas” (decirnos si viene alguien) para poder utilizar la puerta de “entrada” para salir. El policía incluso paró a un coche que iba a entrar para dejarnos salir y Semenator recordó que cosas así pasan en México.

8. El cine

Soy cinéfila muy mala onda. He llegado a pensar que es una enfermedad. Pero lo que más echo de menos son los cines VIP que existen en México. Son salas pequeñas en dónde los asientos se reclinan (como si fueras en primera clase en un avión) y puedes pedir servicio de comida a tu lugar: desde unas palomitas, un Gin Tonic, una crepa, nachos, un hot dog ¡hasta sushi! Y uno ve su película reclinado en asientos de piel con un mesero atendiendo sus necesidades golosas. ¡Un lujazo como pocos!

9. Decir “popo”

Ríanse ustedes pero una de las cosas que mas me divertía en mis vistas de jovenzuela a España era escuchar por televisión que los pañales era para el culo del bebé. Y la palabra caca y tetas me sonaban espeluznantes. Aunque ya me he acostumbrado, en casa prefiero llamarle “culete” y aunque ya digo caca lo de “tetas” como que no me va…En México se dicen “chichis” o el término americano que suena de lo más pijo “bubbies”. Critter se reía porque me preguntaba por qué sus primos hacían popo y tenían pompis y ella hacía caca y tenía culo. Preguntas filosóficas.

10. El himno nacional y las banderas

De pequeña odiaba los lunes porque tenías que llegar puntual a al escuela porque siempre había “saludo a la Bandera”. De hecho, si eras de las ñoñas podrías pertenecer a la escolta que eran “los mejores promedios” que tenían derecho a cargar la bandera y pasearla por el patio en paso redoblado. Echo de menos ese respeto pero sobre todo cantar el himno. Siempre que vuelvo a México me encantan las banderas enormes que han puesto en diversos sitios y cuando hay viento esas banderas ondean y algo en mi pecho se ensancha. No no soy nacionalista ni nada de eso pero simplemente son símbolos que hasta que vives fuera no te das cuenta de lo importante que se vuelven.

11. Dejar la traducción simultánea

Está claro que aunque me he convertido en la hija bastarda de Paulina Rubio y tengo tonadita de española no hablo en vosotros pero utilizo términos españoles como “tío”, “guay” y el famoso “coger”. En México sería “guey”, “está padre” y ¡jamás se coge más que en casa! En México se agarra todo. Nada como volver a casa para hablar en tu idioma que aunque es español existen demasiadas mexicanadas que es imposible traducir. Por lo cual sentarse en una mesa a las cuatro de la mañana a “echarse unos tacos de pastor con toda la banda de cuates brindando con Boing es lo más chido que puede pasar”.

Todo esto es lo que extraño…y más…pero claro cuando estoy de éste lado del charco no “extraño” si no que “echo de menos mogollón” aunque mi hermano abra mi cuenta de Instagram y se destornille de risa mientras lee todos mis comentarios con “tonadita española” y se burla de mi diciendo que he perdido mi identidad.

¿Será?…