11 de febrero: mis mujeres matemáticas

Publicado el 10 febrero 2017 por Eliatron
El 11 de febrero se celebra el Día internacional de la mujer y la niña en la Ciencia. El objetivo es ayudar a
a visibilizar el trabajo de las científicas, a crear roles femeninos en los ámbitos de la ciencia y la ingeniería y que promuevan prácticas que favorezcan la igualdad de género en el ámbito científico.

Y una de las formas a través de las que se ha decidido actuar es publicando en los blogs de ciencia posts sobre mujeres científicas. Este es el caso de lo que estás leyendo.
Voy a hablar de las dos mujeres matemáticas que son referencia personal.
Cuando me llegó esta iniciativa la verdad no sabía a quien elegir. Hay muchas mujeres matemáticas cuya vida y obra son apasionantes. Concretamente, una de mis favoritas es Sofia Kovalebskaya. Pero realmente yo llegué a ella después de ser matemático y no supuso ningún cambio en mi concepción de la ciencia.
Así que me puse a pensar en mujeres matemáticas que de verdad hayan tenido una repercusión personal en mi vida. Y de pronto surgieron no una sino dos: mi madre y mi esposa. A ellas les quiero dedicar este post.
He tenido la gran suerte de que en mi casa, desde pequeñito he oído hablar de matemáticas. Mis padres estudiaron matemáticas y me transmitieron su amor por los números y por la docencia. Es cierto que yo siempre he tirado más por mi padre en cuestiones matemáticas, pero sin duda mi madre ha sido fundamental en mi vida. Siempre con una sonrisa, siempre con palabras de comprensión hacia mis dudas. Siempre empujándome hacia adelante. Siempre ayudándome a levantar. Siempre ahí. Siempre. Es cierto que, en honor a la verdad, también ha estado mi padre haciendo lo mismo. Pero el amor con que una madre te mira y te besa cuando consigues un logro personal académico... no tiene precio.
Quizás mi madre no es una científica de renombre. Pero para mí, su ejemplo ha sido fundamental para decidirme a estudiar matemáticas y a dedicarme en cuerpo y alma a ellas.
Pero, como diría mi abuela, es ley de vida que los hijos abandonen el nido para crear su propia familia. Y es en este punto donde aparece la segunda mujer matemática de mi vida: mi esposa.
Con ella compartí años de estudio de la carrera. Con ella compartí muchas alegrías y alguna lágrima. Con ella compartí ilusiones y esperanzas cuando acabamos. Con ella aprendí a escribir matemáticas (LaTeX lo aprendí gracias a ella). Con ella viví momentos increíbles en mi vida matemática: una tesina, una estancia de 3 meses en Alemania, una Tesis doctoral. Ella me ha aguantado veranos enteros estudiando para hacer artículos sin una mala cara. Con ella pasamos momentos difíciles cuando yo estaba trabajando en Madrid y ella estaba en Sevilla preparando oposiciones. Han sido muchos fines de semana sin poder salir, mucho sacrificio juntos. Pero el resultado ha merecido la pena.
Ahora ella me ayuda en mis clases del MAES y yo a veces voy a sus clases a dar charlas de matemagia. A la hora de comer, a veces ella me pregunta por algo que han hecho sus alumnos y que le ha sorprendido y yo hago hasta un GeoGebra para ayudar. Otras soy yo el que pregunto porque sé que esos años estudiando oposiciones han hecho que tenga muchos más recursos de los que muchos compañeros nuestros tienen. Es a ella a quien acudo en primer lugar.
Quizás mi esposa no sea una matemática de renombre. Pero para mí, su ejemplo está siendo clave para seguir todos los días adelante y sintiendo que las Matemáticas merecen la pena.
Quien sabe si sin mi madre me hubiese dedicado a las matemáticas.
Quien sabe si sin mi mujer las hubiese abandonado en momentos difíciles.
Lo cierto es que en mi vida, ellas han tomado partida.
Quizás no salgan en los libros de historia, pero en mi vida están en el cuadro de honor.
Tito Eliatron Dixit 
 
Esta entrada se ha publicado originalmente en Tito Eliatron Dixit.
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