En este tomo, tenemos los primeros seis números de la colección. Desde el principio, queda claro que todo gira en torno a la “otra profesión” de Jen. Esa que le costó sangre, sudor y lágrimas y que no tuvo nada que ver con una transfusión sanguínea de su primo. Todo comienza un día tranquilo en el que Paine & Luckberg S. R. L., la importante firma de abogados para la que trabaja nuestra protagonista, decide que, tras un año de trabajo, no han obtenido los beneficios suficientes que esperaban de ella. Que podríamos traducir como que no estaría mal que utilizase sus importantes contactos en el mundo superheroico para, así, generar más ingresos en la sociedad. Los principios de Jen no son negociables, por lo que se convierte en desempleada, no sin antes dar con un dedo en la mesa para mostrar su desacuerdo por tan injusta situación. Desde luego, nadie querría estar en una misma habitación con un trabajador airado con radiación gamma en la sangre. Y menos con el carácter de Hulka. Pobres diablos…
El primer caso de Jennifer le supondrá un importante beneficio económico, pero también aportará cierta moraleja sobre el complejo sistema judicial, lo irrelevante que son las personas en las grandes empresas y que cualquier abogada que se precie debe saber parar los pies a un grupo de robots cuando no saben lo que hacen. Además, le sirve de impulso para emprender un proyecto tan esperanzador como abrir un bufete muy especial en el que no falta de nada. Y es que la actual situación personal de Jen aportará un elenco de personajes de nuevo cuño de lo más interesante.
Pero si hay algo que demuestra Soule en sus recientes trabajos en la Casa de las Ideas, es que conoce bien a los personajes y su pasado. Por lo que llega el momento de rebuscar entre la inmensa galería superhéroes olvidados para sacar algunos del limbo creativo. Así, se incorpora Patsy Walter, más conocida como Gata Infernal, amiga de borracheras de Jennifer. Una chica que tuvo de suegro a Satán y que en un estado de embriaguez es capaz de desarticular un piso franco de IMA. Sin duda una chica de arnas tomar. Con tales talentos, es normal que acabe trabajando como investigadora para su amiga, pese a que el negocio no marcha demasiado bien. Pero las respuestas a todas las plegarias llegan desde Latveria con amor. ¿O era con humor?
En la segunda parte del tomo, tenemos una saga centrada en el expediente azul, un caso lleno de misterio en el que Jen lleva trabajando mucho tiempo. Se trata de una demanda interpuesta por un tal George Saywitz a un grupo de héroes y villanos entre los que se encuentra Hulka. En la lista de demandados encontramos nombres de fallecidos como el Dr. Druida y una serie de personajes que han ido cayendo en el ostracismo en los últimos tiempos: Wyatt Wingfoot, con el que Jen mantuvo hace tiempo una relación, aunque la lista de los que se ha acostado con Hulka es bastante larga; Herman Shultz, el Conmocionador, que no pasa por su mejor momento, aunque tendrá el placer de cenar comida china con una vengadora; Tigra, una exvengadora sexy, semidesnuda y peluda, que más se puede decir; Mónica Rambeau, otra vengadora, aunque esta llegó a ser líder hasta que un malvado editor decidió deponerla; Vibro, otro villano de segunda nacido en la colección de Iron Man durante los años ochenta; y Kevin Trench, que merodeaba las calles como Vigilante Nocturno, pero ahora está alejado del oficio.
En el apartado gráfico tenemos dos partes bien diferenciadas. La primera mitad del tomo está dibujada por Javier Pulido, que si bien no es uno de sus mejores trabajos para Marvel, sí que contribuye a fomentar esa comedia de situación tan proclive gracias a la expresividad de sus rostros, un perfecto complemento a los diálogos inteligentes, presentes de manera constante. Sin embargo, en la segunda mitad llega el horror con Ron Wimberly. Estamos ante un dibujante que no tenía el placer de conocer, y me gustaría que hubiese seguido así para el resto de mis días. Afortunadamente, la calidad del guión nos distrae lo suficiente para que nuestros ojos no sufran demasiado, porque mirar esos esperpentos durante mucho tiempo tiene que ser perjudicial para la salud. Una auténtica pena, porque el arranque de la serie es genial y a medida que avanza todo parece indicar que mantiene el nivel, pero con esa abominación de dibujo, difícilmente llegará muy lejos.
A pesar de sus defectos, este tomo presenta un inicio de colección con mucha fuerza; uno en el que vemos a una Hulka auténtica, divertida, pero, sobre todo, la abogada de color jade que necesitaba el Universo Marvel. Ya sabéis, el verde le pega a todo.