Revista Solidaridad

1190 gramos de alma de superviviente para luchar por la vida

Por Iñaki Iñaki Alegria @InyakiAlegria

1190 gramos de alma de superviviente para luchar por la vida

Se cae el cielo y rezo por la Luz

Las lágrimas celestiales se derraman por la tierra de Gambo. Las manos alzadas de los pabellones protegen los frágiles cuerpos ingresados ofreciendo refugio. Son los cuerpos sin músculo sostenidos por el gran alma de las madres y trabajadores del hospital de Gambo que durante día y noche ofrecen la leche terapéutica, antibióticos y cuidados que necesitan,
Cae el cielo pero la actividad, refugio y asistencia humanitaria continúa en Gambo.

Fatuma llega bajo el diluvio, se confunde su sudor con las lágrimas. Nos encontramos en la entrada del hospital, aparece todo teñido de sangre, es en este preciso instante cuando la rapidez de las comadronas y el personal de enfermería desafiando bajo las aguas atienden con profesionalidad y seguridad el parto inminente a pie de entrada.
Entre las piernas de Fatuma asoma ya la pequeña cabeza de una nueva vida que quiere llegar bajo la lluvia y unos dos meses antes de tiempo. Silencio.

Tan solo se oye la caída libre de las gotas celestiales contra la tierra encharcada.

El agua bautiza el pequeño cuerpo del recién nacido que se desliza entre el canal de la vida. Silencio absoluto. Llora el cielo el silencio de la nueva vida.

Una bocanada de aire a presión insuflada por la comadrona llena de aire los nuevos pulmones y el llanto del recién nacido contagia la alegría de los acompañantes. Hay vida pero no hay tiempo para perder.

Con urgencia es trasladada a la unidad neonatal y acompañada de soporte de oxígeno e incubadora.

La báscula marca 1190 gramos de alma de superviviente para luchar por la vida.

Rezo para que no caiga la luz. La nueva vida necesita sobrevivir con oxígeno e incubadora para llegar al fin a vivir.

En Etiopía, primero sobrevives, luego los más afortunados llegan algún día a vivir.


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