12 Años Esclavo, y dos horas de gran cine

Por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

El que haya ganado el premio a mejor película no le quita meritos a lo hecho por Cuarón con su obra ‘Gravedad’. Hay que entender que representa la opinión de la mayoría de un grupo o asociación que consideró tener más valor que el resto por manejar un tema aún sensible para la mayoría de la sociedad norteamericana.

Es notable el cuidado con el que se evita juzgar el papel de la mayoría blanca en aquellos terribles tiempos donde la esclavitud era una constante. Les aseguro que esta cinta si estuviera denunciando las atrocidades cometidas sin presentar un lado amable de los esclavizadores blancos, entonces sería apartada de cualquier reflector por la otra mitad de la población conservadora que no quiere ni tan siquiera sentirse culpable de una realidad cometida hace dos siglos.

Tampoco hay que darse golpes de pecho, porque la película tiene una calidad que no se puede discutir. Apartándonos de los aspectos políticos o de imagen que lleva un premio de mejor película hay que aceptar la realidad que ’12 Años Esclavo’ es superior a ‘Gravedad’. No tendrá los efectos visuales, ni el nivel de complejidad tecnológica, pero de que tiene un libreto que a ratos raya en lo poético, junto con actuaciones que merecidamente recibieron premios; pues eso no se puede discutir.

La película esta basada en la autobiografía de Solomon Northup, por lo que su desenlace esta lejos de ser la ficción a lo que cualquiertoda historia dramática producida por Hollywood nos tiene acostumbrados. En esta cruel realidad se desarrolla el guión de John Ridley, que a ratos contiene unos diálogos dirigidos a la audiencia como si se tratara de una discusión con personas de esta época. Los acentos de los protagonistas podrán confundir, pero las ideas sobre libertad e igualdad son fuera de tiempo. Aunque a ratos me distraen, comprendo que tales sentimientos tan bien resaltados por actores son lo que le da fuerza a una película a lo largo de su narración, además de ser la causa de haber ganado una estatuilla dorada.

Mis respetos a Chiwetel Ejiofor y Lupita Nyong’o por ser capaces de interpretar el sufrimiento y el dolor, sin rayar en ser víctimas indefensas a las cuales desprecias por su conformismo. Tal equilibrio lo obtienes cuando el director Steve McQueen enmarca los hechos con la vida de una sociedad que acepta el orden de las cosas. Con tan pocas escenas, presenciamos una nación dividida que tiene dos formas de trato hacia un sector de su población, a diferencia del libreto que te lo recalca, McQueen no tiene el lujo de decirlo con palabras, más no se le olvida en remarcarlo con la ambientación de las escenas.

Desde el inicio vemos a Solomon (Chiwetel Ejiofor) abandonado, una característica que se dedica el director a establecer a lo largo de su película: primero encerrado en una habitación a oscuras con su sombra de compañía, luego abandonado por sus compañeros al no compartir sus ideas de libertad y terminado con una escena brutal donde el hombre está colgando mientras el resto de sus compañeros sigue con sus actividades. Sin necesitad de aclaración o echarle alcohol a la herida, McQueen a través de su lenguaje de director deja en claro las adversidades que su protagonista tuvo que superar con un estilo sereno, calmado y para mi sorpresa algo contemporáneo.

Si no fuera por el elenco de reconocidos actores, jamás tuve la sensación de que era una película de época ensamblada. Por lo general los vestuarios, escenarios y hasta los mismos actores delatan los intentos fallidos por reproducir un periodo de tiempo que es reservado para el museo. Ni los acentos ficticios de los personajes me distrajeron de la historia de Solomon, y eso es digno de reconocimiento.

Es por eso que me temo llegar único problema que por fortuna se presenta al final y que tiene el nombre de Brad Pitt. No entiendo por qué, lejos de su participación como productor, permite McQueen que Pitt sea un auténtico aguafiestas. Cada palabra que salía por su boca era como ácido que brotaba a través de la pantalla. Su caracterización es errónea porque se compara a un surfista recién llegado de la playa, sus diálogos se escuchan falsos y de propaganda barata.

Es triste que cuando todos los actores estaban perfectamente en sintonía con interpretaciones modestas que no llamen la atención, porque créanme que era demasiado fácil distraerse con Sherlock (Benedict Cumberbatch) y Neo-Magneto (Michael Fassbender) con todo y sus escenas dramáticas; y vienes de presenciar escenas desgarradoras de parte de Chiwetel Ejiofor y Lupita Nyong’o; para luego toparte con el aguafiestas de Brad Pitt predicando ideas progresistas comparables a nuestros tiempos. Pues, como que ahí tenemos un error. Por fortuna el desenlace permite olvidarnos minutos después de la presencia desagradable, logrando cerrar una historia de sobrevivencia digna de los premios que ha ganado.

Me hubiera gustado un mayor reconocimiento para Chiwetel Ejiofor, después de todo es gracias al sudor del actor que estamos dispuestos a continuar mirando tanta injusticia. Respecto a Lupita Nyong’o; pues estaba difícil que alguien le quitara su premio. Quien lamentablemente ni nominación alcanzó fue Michael Fassbender, que con cada película se acerca a un proyecto que lo lleve a ser de los privilegiados, ahora sí que es cuestión de tiempo para que lo veamos con su premio.

Nos guste o no, los premios Oscar representan el prestigio de una organización. Al final ’12 Años Esclavo’ tiene un contenido maduro, con impacto y hasta sentido social que otras películas nominadas ni tan siquiera se acercaban. ”Gravedad” jamás tuvo posibilidad alguna de ganar el premio de ‘Mejor Película’ al tener un libreto amateur respaldado por un excelente director de cine, los premios que se llevó lo reconocen.

Ahora sí, que estoy de acuerdo con la distribución de fama, aún cuando la vox pópuli diga lo contrario.