Al mercado de San Ildefonso no se va a hacer la compra, por mucho que se ubique a escasos metros del antiguo emplazamiento del primer mercado de abastos cubierto de Madrid, en la plaza de San Ildefonso. En su nueva vida, el espacio ya se ha puesto de moda entre público de todo tipo por su concepto de street food market, inspirado en ubicaciones similares en Nueva York, Londres o Bangkok. Vamos, lo que en España conocemos por tomarnos unas tapas y unas cañas pero en lugar de pulular por los sitios buscando las especialidades, los “productos exclusivos” están al alcance de la mano a “precios no excluyentes”, nos cuenta David Delgado, director del mercado. No hemos tardado en recomendarlo a quien nos ha preguntado y hoy, os doy una lista de razones de por qué comer en el Mercado de San Ildefonso:
- Por los huevos camperos rotos con patatas y tartar de atún de Granja Malasaña: el mercado por dentro se divide en 18 puestos con productos listos para comer, cinco en la planta baja y el resto, en la planta superior. Empiezo con este plato de un puesto de la planta alta porque fue sin duda mi favorito, por la preparación, la calidad de los ingredientes y el precio. Cuesta 6€, que parece mucho pero la cazuela es bastante contundente sin ser pesada (o esa sensación me dio a mí). En el puesto sirven huevos camperos de Galicia, rotos, fritos, en tortilla o a baja temperatura combinados con jamón, atún rojo, trufa, espárragos, bacalao…
Y justo al lado, en DP Tapas, hay cazuelitas de guisos y tapas tradicionales como arroces, pollo en pepitoria, carrillera o cremas frías o calientes. - Por el marisco y los ibéricos: el mercado ajusta mucho los precios albergando en los puestos directamente a productores o a pequeños emprendedores “comprometidos con la materia prima de calidad”. Así, se pueden encontrar raciones de seis ostras gallegas por 12€ en La Lonja de San Ildefonso, gambas de Huelva deliciosas en Va de Gamba (la ración de 12 por 6,8€ en su tradicional papel de estraza) o langostinos ¡de Medina del Campo! (sí, en serio) de cultivo biológico con originales rebozados en Frit&Go.
Del jamón y el embutido al corte, se encarga Arturo Sánchez… Qué jamón, en serio…
En el apartado de materia prima al natural, no hay que olvidarse de las conservas, ahumados y encurtidos de Don Bocarte y Ahumados Domínguez. - Por las croquetas y las verduras: dos puestos consecutivos con una factura excelente. David nos explica que la idea es tener platos y productos nacionales, preferentemente, aunque se hagan guiños a cocinas internacionales. “Es una manera de diferenciarnos”, afirma.
Así, las croquetas de La Croquetería están elaboradas con leche de la Sierra de Guadarrama y productos de la tierra (jamón ibérico de bellota, pollo de corral, queso Picón, boletus del monte Abantos, morcilla de Burgos, lacón gallego o cecina de León) y son suaves y jugosas… Las de jamón están de muerte.
Los chicos de MyVeg, especialistas en verduras y vegetales de Navarra, cuentan con deliciosas preparaciones en las que ha asesorado David Yárno (chef con una estrella Michelín del Molino de Urdániz) y con ensaladas originales de la mano de Florette. Probamos unas alcachofas de Tudela con sal, limón y lascas de parmesano que se comió Guille en su mayor parte… Madres cuyos hijos no comen verduras… - Por las brochetas “hijaputa”: se llaman así, lo prometo, porque pican. Y pican de verdad, eso también lo prometo pero de un modo muy original. No se explicaros, será por la mezcla de pimientas pero no es ni el picante mexicano ni el indio, no quema pero chincha. Mola. No son las únicas de La Brochette, porque las hay de inspiración japonesa, mexicana, criollas, camperas, morunas, de champiñones. Cada brocheta cuesta alrededor de 3,5€. El puesto cuenta con el apoyo de la tienda de especias Black Pepper & Co, que se encarga de esos aliños especiales. Si quieres replicar estos adobos en casa, las especias se venden en bolsitas para llevar.
- Por las hamburguesas, los cucuruchos y el queso: bajamos a pie de calle para recrearnos con tres tesoros. En la puerta, como reclamo para el paseante, los chicos de Arturo Sánchez venden ibéricos en cucuruchos, para que los puedas picotear mientras sigues de compras por Fuencarral.
Y si estos pinchitos te atraen, la siguiente esquina es de los quesos de Poncelet, una maravilla para ratones en el que puedes encargar tu tabla o llevarte tu selección a casa.
El remate de esta planta lo ponen las hamburguesas de Gancho Directo, que desde Pozuelo vendieron sólo en 2013 más de 75.000 hamburguesas. Aquí ofrecen hasta diez variedades elaboradas con panes caseros (de mollete y rústico gratinado con queso y cebolla) y carne de vacuno y buey en piezas de 200 gramos. El precio oscila entre los 7€ de las más clásica hasta algo más de 10€. - Por la cerveza artesanal de Mahou: David se recrea al explicarme cómo es la cerveza especial que sirven en las cañas del mercado. La pido, claro, y está realmente buena. Es una cerveza de burbuja fina, sin CO2 añadido, suave, que viene sin pasteurizar, tiene un mes de caducidad y a la que se traslada desde barriles de 3.000 litros a las tres barras del mercado con un sistema de frío permanente para que no se estropee. La caña es doble y cuesta 3€. Y tiene un peligro, entra demasiado bien.
Y al que no le guste la cerveza, en el puesto de Taninos hay una selección muy especial de vinos de pequeños productores, con uvas poco corrientes o con vermú gallego petroni destilado de albariño y con un toque de absenta. - Por ¡El Café!: qué bueno está este café de Cultura Café, qué broche para la comida. El capuccino no necesita azúcar porque al calentar la leche, la caramelizan sin quemarla y gana sabor. Utilizan una mezcla de cafés de Colombia, Brasil y Etiopía que está increíble. Es carete, eso sí, que los cafés con leche cuestan más de 2€.
- Por cómo se come y los precios que tienen: a veces, entrar en un sitio de este tipo puede abrumar un poco. Uno no sabe por dónde empezar. Lo ideal es elegir primero un hueco apropiado para los comensales en las mesas altas centrales o en el patio y desde ahí, partir a por la bebida en la barra y la comida en cada puesto. Todos son comercios independientes, se paga en el momento y se repite las veces que se quiera. ¿El precio? Pues barato no es pero caro tampoco. Como el concepto es muy de tapeo y de compartir, si se va en grupo se prueban más cosas a mejor precio. Pero vaya, que por 20-25€ por cabeza, cena uno muy bien y cosas muy ricas incluso yendo en pareja.
- Por lo bonito que es el sitio: estética industrial y callejera, el objetivo es sentirse en una plaza cubierta del barrio de Malasaña o en un parquecillo al aire libre (en el patio ajardinado). El efecto se busca con techos con vigas metálicas, ladrillo y tuberías vistas combinados con lámparas traídas de París, letreros de neón o un espectacular árbol de cuerdas de 8 metros. El proyecto general corresponde al Grupo Nivel 29 que se ha asesorado por la firma Cousi Interiorismo, estudio autor de Tenconten y otros locales de éxito en Madrid, que han apostado aquí por una estética industrial con un techonado de vigas metálicas.
- Por el espacio secreto: en la última planta se ubica el espacios sorpresa, un espacio cambiante dedicado a la realización de showcooking y coctelería de vanguardia o a ser escaparate de productos de temporada.
- Por el ambientazo: público de todo tipo lo llena noche sí noche también, sobre todo los fines de semana. Aunque las edades son dispares, lo más habitual es encontrar gente que vuelve de compras de las calles aledañas o los que toman algo antes de darse a la noche malasañera. Mucho ambiente. Si quieres disfrutarlo con tranquilidad, escápate a comer a mediodía, que está casi vacío y es un gustazo.
- Por lo que nos queda por descubrir: aunque David asegura que los puestos están ahí para quedarse y que no esperan apenas rotación, lo cierto es que el mercado tiene una carencia importante de componente dulce que estoy segura solventarán prontito… Habrá que descubrir cómo.
¿Qué os parece esta propuesta? ¿Es original o ya tenéis el formato mercado muy visto?
Los datos: Mercado de San Ildefonso. CalleFuencarral, 57. Horario: de 10:00 a 24:00 de domingo a miércoles. De jueves a sábado el horario de cierre se prolonga hasta la 1:00 horas.