Hoy vamos a completar la teoría expuesta en la entrada anterior, Cómo planificar y revisar las escenas para lograr máxima efectividad, con los 12 consejos adicionales sobre las escenas literarias que ofrece Jack M. Bickham y que nos resultarán muy útiles a la hora de planificar, escribir y revisar nuestras escenas.
Los 12 consejos de Bickham
1. Recuerda que no sólo hay un objetivo principal de la historia y unos objetivos secundarios para los personajes, sino que cada escena posee también su propio objetivo. De modo que el consejo que nos da Bickham con respecto a este último es Asegúrate de que el objetivo de la escena es relevante para la pregunta dramática que plantea la historia. No asumas que la relevancia es obvia. Dilo en “voz alta”.
2. Relacionado con el punto anterior, no basta con que el objetivo de la escena sea relevante, sino que, además, debes hacérselo ver al lector, así como mostrarle que también lo es para el protagonista: Muestra con claridad (bien a través del pensamiento del personaje o bien porque éste lo diga de viva voz) que tu protagonista considera de vital importancia lo que está a punto de ocurrir en la escena.
3. Necesitamos un antagonista fuerte, no un pelele con el que nuestro protagonista pueda lucirse. Recuerda que la función del antagonista es poner difíciles las cosas a nuestro personaje principal, plantearle obstáculos y, por tanto, conflictos, que son el alma de la historia. Con respecto a este personaje, Bickham nos aconseja: Comprueba que has provisto con suficiente profundidad al personaje antagonista, de manera que éste encuentra justificada su oposición al protagonista. No coloques simplemente a alguien que está ahí para oponerse sobre la base de unos principios generales y abstractos.
4. No desperdicies el tiempo del lector ni le invites a peder su interés por tu historia con largos párrafos introductorios que le aburran. Plantea el conflicto de la escena desde el principio y mantén al antagonista fuerte en su posición: Verifica que tu antagonista establece su oposición en la primera parte de la escena y que nunca flaquea con respecto a ella. Es decir, no le des un respiro a tu protagonista.
5. Introdúcete en la mente de los dos personajes de manera que conozcas lo que piensa cada uno y puedas observar la escena y todas sus aristas desde arriba. Así tendrás una visión privilegiada de lo que está ocurriendo y te resultará más sencillo ponerlo sobre el papel: Traza mentalmente una planificación para los dos, de manera que aunque no le cuentes al lector lo que están pesando, tú sí sepas lo que pasa por la cabeza tanto del protagonista como del antagonista. Este conocimiento te ayudará a imaginar nuevos ángulos del conflicto a medida que éste se va desarrollando.
6. Recuerda que, para Bickham, toda escena debe acabar con un desastre final. Aunque yo no estoy totalmente de acuerdo con ello, veamos lo que nos dice el autor de Scene and Structure al respecto: Mientras buscas el desastre final de la escena, nunca optes por la primera idea que te venga a la mente. Lo último que deseas es que el lector la adivine, así que busca de 6 a 8 posibles desastres que puedan funcionar adecuadamente tanto para la escena como para el desarrollo de la historia y elige el menos predecible.
7. El antagonista debe esforzarse por poner la zancadilla constantemente al protagonista y desviarle de su objetivo. No temas este tipo de estrategia, creyendo que la historia se te irá de las manos y tomará caminos enrevesados de los que no sabrás cómo salir. La solución para ello es obligar a tu protagonista a mantenerse firme en su propósito: el de lograr el objetivo de escena que se había propuesto: No tengas miedo a que el antagonista intente hacer que tu protagonista se salga del tema como una de sus tácticas de oposición. Simplemente asegúrate de que el protagonista reitera su objetivo de escena.
8. Utiliza los diálogos para incrementar el conflicto: No dudes en utilizar de vez en cuando diálogos contrapuestos como recurso para construir una escena. Este tipo de diálogos pueden definirse como una conversación dentro de la historia que el antagonista no entienda o ante la que se muestra indiferente. Tanto el protagonista como el antagonista experimentarán este tipo de diálogos como algo conflictivo.
No obstante, ten en cuenta que ese recurso no puede sustituir una y otra vez al conflicto genuino a lo largo del capítulo. El diálogo contrapuesto debe utilizarse sólo de forma ocasional, sobre todo cuando quieres transmitir cierta información al lector a través de una conversación y no mediante un sermón del personaje.
9. Cuenta con la posibilidad de que tus personajes realicen algún acto irracional durante la escena: A la hora de construir el conflicto de la escena y planificar el desastre final, recuerda que la gente no siempre es racional, en especial cuando se encuentra en una situación de estrés.
10. Sé cauto con el final de la escena. Ten en cuenta lo que depara la trama tras esa escena y plantea un final adecuado a ella: Revisa que el impacto de la escena que has escrito no resulta demasiado grande para lo que la trama requiere después.
11. Relacionado con el punto anterior, Bickham nos aconseja que, aunque la escena debe ir incrementando la tensión a medida que se desarrolla, su final no puede llevarnos a un punto de no retorno: Presta atención al modo en que la escena va incrementando la tensión, pero asegúrate de que nunca llegas a alcanzar el Armagedón.
12. Mantén tensos a tus personajes a lo largo de la escena. No les des un descanso, ni siquiera un respiro. Procura que experimenten esa tensión que estás creando y se sientan perturbados por ella: Nunca permitas que tus personajes se relajen o se sientan cómodos en una escena.
Despues de estos 12 consejos adicionales sobre las escenas literarias, y de toda la teoría sobre ellas que hemos venido explicando en esta serie de entradas, Jack M. Bickham aún nos dirige unas últimas palabras en relación con la estructura de la escena que pueden servirnos muy bien como resumen: Espero que ya comprenderás con claridad cómo se construyen las escenas y cómo éstas conforman el componente esencial de la acción dentro de la estructura de una novela. Espero, también, que hayas visto cómo las escenas tienen, a su vez, una estructura interna y que son ellas las que impulsan la historia hacia adelante con la misma fuerza narrativa que hace que la respuesta siga al impulso y el efecto a la causa. Como escritores, debemos entender que los principios estructurales son los mismos línea a línea, escena a escena y capítulo a capítulo, y que la ley que gobierna a todos ellos es la de causa-efecto.
Hasta aquí hemos llegado en la entrada de hoy. Si te ha gustado y te parece interesante para compartir en las Redes Sociales, te agradecería que lo hicieras. Muchas gracias
Referencia: Scene and Structure, Jack M. Bickham.
Fotografía: Daria Nepriakhina, StockSnap.io.
Suscríbete