En el momento en el que te convertís en madre se suma una responsabilidad enorme: educar a los hombres y mujeres del futuro. Ahora, ya no solo importa el impacto que hacemos nosotros en el mundo, sino también el que harán los pequeños.
Tengo herramientas que me inculcaron mis padres. La frase que más me quedó fue: “nadie te puede quitar lo que sabés, lo que aprendiste, lo que viviste. Eso es lo que te vamos a dar, la posibilidad de estudiar, de vivir en paz y entender que lo más importante es ser una persona buena”.
Hoy los chicos están expuestos a muchos mensajes, estereotipos formados por nosotros, los adultos, por la televisión, las propagandas y el acceso al mundo globalizado. La información es excesiva y los modelos que impone la sociedad no siempre concuerdan con los valores y enseñanzas que queremos para los más chicos.
Como mamá de varones, intento dejarles, entre otras, estas enseñanzas:
- Que mostrar las emociones hace bien, porque son naturales y cuando las entendemos las podemos manejar.
- Que llorar por dolor, ya sea físico o del alma, te libera y no es ni de nena ni de nene.
- Que todos tenemos derecho a hacer lo que deseamos, sin importar la edad o el género.
- Que lo mejor de hacer deporte es el camino: moverse, compartir, salir al aire libre, comprometerse con un equipo, con una meta y que ganar o perder son cosas que pasan.
- Que puede ser lo que quiera en esta vida: desde médico y maestro jardinero hasta cocinero, astronauta o profesor de física cuántica.
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