- No pienso quedarme más tiempo del necesario.
- Señorita Burdock, es usted una persona insurgente, bastante diría yo.- Dudo que sea la persona adecuada para llamarme así.- Yo dudo que usted me conozca lo suficiente como para acusar.
El silencio fue largo, intentaban averiguar lo que pasaba por la mente del otro pero eso era algo imposible, ni ellos mismos sabían que ocurría en la propia. El ambiente se iba tensando a cada minuto que pasaba.
Logan observaba la escena a través del ventanal de su despacho contiguo a la sala de reuniones. No soportaba ver ese panorama y decidió interrumpir. Se levantó lentamente de su silla de piel azul oscuro y se acercó a la puerta, no era su mejor idea pero tenía que hacer algo, el ambiente entre esos dos empeoraba.
El ruido de la puerta, al cerrarse tras la entrada de Logan, sonó bastante claro. La mirada de Jeff y este se cruzaron, Logan si que no tuvo problemas para saber que pasaba por la mente de su amigo.
- Siento interrumpir, ¿no han terminado la reunión?
- No Logan, pero puedes quedarte. -La voz de Jeff sonaba casi en un susurro, no parecía el jefe que anteriormente aparentaba.
- A ver, sé que no debía haberos vigilado y mucho menos haber interrumpido pero lleváis aproximadamente diez minutos callados. No se que os pasa, pero parecéis enemigos y ni siquiera os conocéis.
- Él me retuvo aquí, no era yo la que deseaba un extra de reunión. -Con Logan allí se encontraba más tranquila -Lo siento, pero es verdad.
- Si usted no hubiese salido fuera no hubiese decidido que necesitaba una buena regañina.
- Deja de llamarme por usted, no estamos con más gente y suena lejano.
- Tal vez eso es lo que quiero, quiero estar lejos de ti.
- ¿Y qué he hecho yo para merecerme que desees estar lejos de mi?
Logan no hablaba, solo observaba la escena, estaba claro que se conocían y que indirectamente se lanzaban la misma pregunta, esperando a que uno de los dos reconozca que sabe quien es el otro pero eso no sucedería, ninguno pensaba dar el primer paso. La furia ardía en los ojos de Jeff y Gin, había algo más, esa furia no puede existir por verse una sola vez no era solo eso estaba seguro.
- ¿Eres capaz de preguntarme eso? Empezamos por tu destrozo en el ordenador que,por cierto, sigo sin encontrar la causa ni el correo que dijiste que lo había estropeado.
- Tal vez es que no eres tan buen informático como para encontrarlo.
- O tal vez me estás mintiendo. Después necesito una explicación de la desaparición de Kate, ¿o es qué sigue de baja? Una baja por cierto bastante larga y que la ha dejado incomunicada.
- Chicos -Logan notó una tensión bastante alta y decidió entrar al trapo- ¡Chicos sentáos! No se cuál es vuestro problema pero de este modo no conseguiréis solucionar nada.
- Tampoco quiero solucionar nada, porque YO-NO-TENGO-NADA -grita Gin.
- Bueno guapa, siéntate. -La voz de Logan sonó lo suficientemente seria para que Gin obedeciese.
Logan había sacado a Jeff de la sala, ahora estaba ella sola dentro de esa enorme habitación, sola, en su estado natural pero por primera vez odiaba sentirse así. La soledad en ese justo momento le asustaba, cada minuto le parecía una eternidad. Se levantó y caminó en torno a la mesa color cerezo que recorría la sala a su vez, iba observando cada detalle que le llamaba la atención. El florero estilo marroquí azul, la chimenea... “¿Chimenea? ¿Qué pinta una chimenea en una oficina?” Se sentó de nuevo, estaba intentando evadir la verdadera pregunta que le consumía poco a poco pero era algo imposible de conseguir. “¿Y si tal vez, si sabe quién soy?” No tenía respuesta. Se levantó decidida a volver a su despacho no aguantaba un minuto más sola pero justo en ese momento entró Jeff.
- ¿Y Logan?
- Ha ido a tu despacho a investigar tu ordenador, es su trabajo, son mis órdenes. Yo no soy lo suficientemente bueno ¿no? -a Gin le pareció una sonrisa lo que asomaba de los labios de Jeff.
- No quería decir eso, estaba enojada y …
- No importa Burdock, solo quiero saber qué incluía el correo que recibiste, si es que te dio tiempo de visualizar algo.
- No, -miente- no recuerdo nada, solo que estaba a nombre de Kate.
- Y la recibiste el mismo día que ella cogió “una baja”.
- Sí.
- Bueno, si recuerdas algo más por favor avisame... Últimamente ocurren cosas bastante extrañas -el final fue casi inaudible.
- Vale, te avisaré.
No se despidió ni preguntó nada respecto a la última aclaración, tampoco le hacía falta ya ella sabía que estaban sucediendo. Vuelve al despacho y coge su bolso, todavía es pronto para ir a recoger a Lavinia sin embargo necesita estar sola.
Camina sin rumbo fijo, no sabe a donde quiere ir solo quiere sentarse y estar sola, necesita aclarar ideas. Llega al parque en el cual quedó unas semanas atrás con Ian. Se acercó al verde césped que estaba alrededor del lago a observar los cisnes y de repente lo vio, era el mismo cisne otra vez, se acercaba a ella no obstante, no tenía nada que darle hoy. Cuando llegó a la altura de ella alzó la mano y el cisne se dejó acariciar, abrió las alas durante un segundo el tiempo exacto para poder volver a ver las rayas negras de sus alas y después desaparecer al lado de muchos otros cisnes.
Decide marcharse pero cae de su bolso un sobre, lo recoge, es él que recibió el día de la desaparición. Sin más preámbulos le da la vuelta y lo rasga por la parte superior y saca de él una pequeña hoja, se siente culpable pero no soporta más la espera le da la vuelta y lo lee:
“No te preocupes, el juego todavía no ha empezado esto sólo es el comienzo. Alea iacta est”
*Alea iacta est: La suerte está echada.