13 días por el sur de Inglaterra. Día 9: Oxford

Por Tienesplaneshoy @Tienesplaneshoy
Oxford fue una ciudad que nos encantó. Es conocida por su carácter universitario (al igual que Cambridge) que invade la ciudad y, por supuesto, acorde con esto, el “más” de Oxford es contar con la universidad más antigua del mundo. Aunque nosotros llegamos a ella siguiendo una ruta de 13 días, esta ciudad suele ser una de las visitas que realiza la gente desde Londres, ya que está muy bien comunicada con la capital y a poca distancia.

Aquella mañana partíamos de Strattford Upon Avon, el lugar de nacimiento de William Shakespeare y que habíamos visitado el día anterior. Tras tomar el desayuno, en poco tiempo, estábamos dentro del vehículo camino de la ciudad, a la que se tarda en llegar, más o menos 1 hora de reloj.
Llegamos bastante temprano, sabíamos que hacer el check in no sería posible, así que dejamos el coche en el Park and Ride. Desde el autobús que cogimos en el Park and Ride y que nos llevaba al centro de Oxford, las casitas adosadas iban dando paso a la entrada a la ciudad. Un lugar monumental donde pasaríamos todo el día.
¿Qué ver en Oxford? 
Eso preguntamos en la oficina de turismo, lugar en el que en esta ocasión sí que cogimos un plano, previo pago de su importe, que sinceramente, al final, tampoco nos ayudó demasiado. Nos sirvió más todo lo que llevábamos apuntado.

El casco histórico de Oxford es bastante pequeño, lo cual hace que casi todos los puntos visitables estén muy cerca unos de otros.
Pues empecemos por la tradición universitaria de la ciudad. Ciudad que alberga hoy en día 38 colleges y nos vamos a centrar en uno de ellos.
Christ Church College

En este college se encuentra otro de los “más” de Inglaterra, la catedral más pequeña. Y es que ésta era una de las capillas de este espectacular college. De hecho, hoy en día es el único templo del mundo que es catedral y capilla privada a la vez.

El horario del college es hasta las 5 pero la catedral cierra las 4.45 pm. En nuestra visita, presenciamos un acto de danza en interior de la catedral que nos resultó bastante chocante, lleno de plasticidad y estética que causaba bastantes contrastes con el interior de la iglesia.

Este college siempre ha estado vinculado con la aristocracia, son muchos los ministros que han salido de entre sus paredes. Además, ha sido un lugar elegido por algunas películas como decorado, La Brújula dorada es una de ellas, pero es por otra por la que más acude la gente allí, Harry Potter, ya que el famoso comedor de Howards está en este lugar y es visitable.

En los alrededores del college encontraréis los amplios jardines que son unas explanadas verdes desde donde se aprecian buenas vistas, tanto del college, como de la catedral y otros colleges cercanos, entre ellos el Corpus Christi.

Bodleian Library 
Un conjunto de edificios que conforman la importante biblioteca de Oxford. En su visita se llega al Old Schools Quadrangle, un recogido patio dónde se puede ver The Tower Of Five Orders y que pretende describir "las reglas de los cinco órdenes de la arquitectura", que propuso Vignola.

Y justo enfrentada a ésta, la Divinity School. Construida en el s.XV para impartir teología, está considerada una obra maestra del gótico inglés, tiene un techo espectacular. El precio por entrar a verla es de una libra y está permitido sacar fotografías. Esta sala apareció como enfermería en Harry Potter en alguna ocasión.

Raddcliffe Camera
Una de las imágenes simbólicas de Oxford. Data del s.XVIII, de forma totalmente circular se encuentra en el centro de la plaza con el mismo nombre, siendo la protagonista absoluta que cautiva y apresa las miradas de todos los que por allí pasamos. 

St. Mary the Virgin Church
Subir al campanario de la Iglesia de Santa María de Oxford puede ser tu auténtica perdición si vas justo de tiempo en tu visita (no era nuestro caso) pero desde arriba las vistas que obtienes de la ciudad son maravillosas y cuesta separarse de ahí tras el esfuerzo de subir los escalones (127 ni más ni menos). El precio fue de 3 libras pero nos pareció un mirador estupendo y para nosotros es un imprescindible. A parte del propio valor que tiene el antiguo campanario, tanto por su antigüedad, como por su estética.

Las vistas desde arriba de la plaza Radcliffe, de la cámara con el mismo nombre y los colleges y el resto de edificios que la rodean nos atrapó durante bastante rato en las alturas.

Además, es de vital importancia el papel de esta iglesia en la Universidad de Oxford, ya que fue la primera sede de ésta, allá por el s.XIII.

Carfax Tower
Nada más escribir el nombre de esta torre que se encuentra en la esquina de High Street con Corn Market, no hacemos más que acordarnos cómo nos pasamos 15 minutos bajo el reloj que hay en su fachada esperando a que diera la hora para grabarlo con el vídeo. Y justo 1 minuto antes nos sonó el teléfono y cuando quisimos empezar a grabar ya había terminado.

Por lo visto es una torre a la que se puede acceder para tener vistas sobre la ciudad, nosotros, tras la experiencia en el campanario de la iglesia anterior, estábamos tan satisfechos que no quisimos más panorámicas y nos conformamos con ver lo que es la torre desde fuera. Esta construcción es parte ruinas de la antigua iglesia de San Martín, construida en el s.XIII en el centro de la ciudad y que se mantuvo de pie durante seis siglos, hasta que decidieron demoler parte de ella para facilitar el tránsito por la ciudad. Así se quedó este símbolo y una copia del reloj que toca las campanas cada cuarto de hora.
Hay otra torre en la ciudad que resulta ser la más antigua de todo Oxford, se llama Saxo Tower

Puente de los suspiros de Oxford
Aunque su verdadero nombre es Hertford Bridge, dicen que tiene un alto parecido al Puente de los Suspiros de Venecia. Cruza la calle New College Lane. Su finalidad fue comunicar los dos edificios que se encontraban a ambos lados de las aceras y que pertenecen al Hetford College.

Alice’s Shop
Muy cerca del Christ College, si salís por la puerta de éste y giras a la derecha, justo saliendo de los jardines, encontraréis la tienda dedicada a Alicia en el País de las Maravillas, abierta ya en el s.XIX como tienda de caramelos. La dirección exacta es Aldate 8. En el interior está prohibido sacar fotografías. Dicen que Lewis Carrol se inspiró en esta tiendecita y en los jardines de Christ College para escribir su fantástica novela.

Y es que no podemos olvidar que la protagonista Alicia, también está basada en una Alicia real, que era hija de un compañero del College donde Lewis Carroll ejercía de profesor.

Todos estos puntos se encuentran unos cerca de otros, en un casco urbano lleno de bicicletas, estudiantes y turistas. Un movimiento en el que aquel día nos quedamos ensimismados.
De nuevo, como cada día, las nubes abrieron las compuertas y soltaron su agua, era la señal, hora de comer. Ya no nos molestábamos en mirar el reloj, esperábamos a la lluvia y aprovechábamos su presencia para refugiarnos a comer. Elegimos una cadena de comida asiática que para sobrevivir fue aceptable y, además, estaba en High Street, un lugar céntrico que desde la segunda planta nos ofrecía unas vistas muy animadas.
Antes de irnos de la ciudad pasamos por el mercado cubierto de Oxford pero, como suele ser nuestro sino, cuando entrábamos por la puerta apagaban las luces.

En un día se puede disfrutar bastante a gusto de la ciudad de Oxford, destino que por cierto nos encantó.
Una vez visitados los puntos que os comentamos y callejeado por unas y otras vías, nos disponemos a coger al autobús que nos lleva al Park and Ride donde está estacionado nuestro vehículo y, de ahí, acercarnos ya al hotel.

El alojamiento elegido en Oxford fue Five Miles Guest House. Las críticas no eran malas por internet pero qué deciros… pues más o menos lo mismo que con otros anteriores, que resulta suficiente para una noche y que, al menos, este alojamiento se lleva un “más” de todo el viaje, bueno de todo este viaje y el resto de los que hemos hecho… “ el lavabo más pequeño de la historia de ¿Tienes planes hoy?”. Esta Guest and House es un poco como ir a la casa del pueblo de una abuela. Habitación normal tirando a pequeña y todo lo relacionado con el baño diminuto. Con respecto al desayuno, ojalá fuera como el de las abuelas en el pueblo, en este caso fue simplemente normal. 
Lo positivo, el aparcamiento gratuito y la línea de autobús que te conecta con el centro de forma directa y en pocos minutos, que nosotros no usamos, y la atención que es correcta.
Tras un rato acomodándonos en el liliputiense alojamiento, serían más o menos las 7.30 u 8 cuando nos fuimos en busca de un lugar en el que cenar.

Cosas del destino, la carretera que une el centro de Oxford con la zona residencial en la que nos alojábamos contaba con diferentes opciones de restauración. La propietaria del alojamiento nos había recomendado un par pero no nos habíamos quedado con los nombres. Joes Bar and Grill fue el elegido.
Nos llamó la atención porque desde fuera se veía que había bastante gente, toda con aspecto de ser de la zona. El local, a través de la cristalera, parecía muy bien decorado y, encima, todo apuntaba de que iba a tener en poco tiempo música en directo. Con todo eso.. ¿A quién le importaba qué se comía?
Lo cierto es que para entrar había gente esperando. Nosotros nos pusimos en la cola y nuestras esperanzas se vinieron abajo cuando a los dos chicos que llevábamos delante les decían que sin reserva no había mesa disponible.
Lo más que les ofrecieron fue la terraza, algo que, la verdad, por muy buena que fuera la temperatura en el Sur de Inglaterra en verano, por la noche no era lo que más nos apetecía y parecía que a ellos tampoco. Se fueron. Y nos tocó….

Básicamente, la conversación fue la misma (pero con inglés de supervivencia)… no había sitio. Pero nosotros mostramos interés en esperar si nos daban un tiempo aproximado. La verdad que fue una conversación muy curiosa porque de lo poco que creímos entender fue cómo se refirieron a nosotros como: “son europeos”... Y al poco tiempo, tras entrar y salir varias veces a la entrada, uno de ellos (eran dos los que atendían) nos dice muy amablemente que tenemos una mesa preparada, añadiendo un “lucky guy” y una sonrisa al que no escribe. Nuestra cara de conquista y simpatía lo decía todo.
Es un local muy agradable, con una atención exquisita, muy animado, bien decorado y, algunos días de la semana, música en directo, lo cual le da un encanto especial. La cena, 40 libras los dos: costillas, ensalada y un postre británico, llamado Eton Mess que nos encantó, impresionante.

Tras la animada noche en Oxford, cenando y disfrutando de la música, nos dispusimos a ir al hotel, que estaría a unos 4 minutos en coche.
El día siguiente se cerraba nuestro tour con coche por Inglaterra, nuestra intención era visitar Windsor y dejar el coche en el aeropuerto de Stansted (donde lo recogimos), para irnos desde allí a Londres (nuestra segunda visita a esta ciudad) a pasar 3 días. 
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