En este libro que nos ocupa, entrelaza una vez más presente y pasado, de tal forma que ambas historias nos intriguen a partes iguales y estemos a la espera de ver como lo hará esta vez para unirlas. Por un lado, vemos como nuestro caso empieza en el momento en que Mats Sverin desaparece después de ir a visitar a una vieja amiga, Annie, que había vuelto a casa (la isla de Graskar, o comúnmente conocida como la isla de los espíritus (sí, lo sé, suena inquietante)) por primera vez en muchos años.
En los flashbakcs vamos viendo rescoldos del pasado de la isla, años atrás cuando una mujer al casarse con el farero se ve obligada a trasladarse y convivir en ella con él y su compañero del faro como única compañía... o eso pensaba ella. Esta historia me ha resultado un tanto perturbadora, a niveles distintos de cómo lo hizo la novela anterior, aunque supongo que ahí está parte de la gracia. No os contaré más porque lo mejor de este género es dejar que te vaya sorprendiendo página a página y cuanto menos sepáis mejor.
En definitiva, en "Los vigilantes del faro" encontramos a nuestros personajes de siempre, más humanos que nunca. Damos con un caso inquietante y que nos mantendrá en vilo hasta el final. Camilla no ha bajado el ritmo, sigue consiguiendo sorprendernos y guiarnos con maestría a lo largo de la narración, sabiendo coordinar pasado y presente para generarnos la máxima inquietud en su justa medida. Totalmente recomendable una vez más.