Esta nueva novela breve de Echenoz nos cuenta la historia de un grupo de amigos enviados a una guerra que sólo iba a durar “quince días” y duró casi cinco años. Fue la primera guerra tecnológica de la historia. La ciencia dominando al hombre como si fuera un pelele. De forma paralela a la vida en el frente, 14 nos narra el transcurso de la vida en la villa de la que partieron los cinco amigos junto con casi todos los hombres en edad de luchar. Esta narración paralela permite al lector establecer vínculos entre los personajes y nos acerca una historia de amor a tres entre dos hermanos y una mujer.
La pregunta que despeja la incógnita es por qué. ¿Por qué Echenoz se embarca en un proyecto narrativo sobre la Gran Guerra y elige para ello un formato y una extensión de relato en vez de optar por abordar la gran novela francesa que en el fondo parecer que pretende ser? No tengo la más remota idea, pero, ciertamente, lo más brillante del libro es su brevedad, porque obliga a que la prosa se precipite ágil y de este modo la narración gana en intensidad.
El libro tiene una cosa magistral; la capacidad de abordar un tema complejo con muy pocos elementos. Algo que el escritor francés consigue encuadrando al ser humano dentro del reino animal como una especie animal más, una cualquiera. De hecho, apenas se detiene en desarrollar un perfil psicológico para los personajes, pues la novela reflexiona sobre el ser humano y sus consecuencias. Al comienzo de la obra, Anthime, el protagonista, pasea con su bicicleta por los alrededores del pueblo y de repente escucha el tañido de las campanas. En ese momento, no sólo cambia su mundo, sino el mundo entero. A partir de entonces, los hombres libres que montan en bicicleta por el campo caminarán en fila india hacia un matadero industrial. Del repicar de las campanas nace esta historia, una más dentro de las miles que acontecerán en las trincheras, en la retaguardia y en los pueblos que quedan atrás.
14 es por lo tanto una obra que atesora el valor de contar un hito histórico, infinitamente narrado, de manera distinta y original. 14 es una obra que te hace sentir la cercanía de las balas y el olor de los gases, una obra que da a gusto leer, pero también una obra que resulta en sí misma, con su título numérico, una incógnita que no sé en qué medida he conseguido despejar.
“Y así, parecía restablecerse el silencio cuando un casco de proyectil rezagado surgió, sin que se supiera cómo ni de dónde, breve como una postdata” (p. 65)
14, de Jean Echenoz. Anagrama, 2013 [Traducción de Javier Albiñana]