15 citas de “el secreto de oli”

Publicado el 04 febrero 2015 por Luisasantamaria

El secreto de Oli

  • La diferencia entre lo imposible y lo posible, Morgan, radica en la determinación.
  • Aquel hombre me olía a chamusquina. Y también, a chistorra. Y pocas veces me equivoco cuando huelo a chistorra.
  • Tú eres un niño, y a los niños siempre se les perdona todo. En cuanto a mí, ya chocheo. Antes tenía un lanzagranadas aquí abajo, y ahora tengo una bellota arrugada que, a veces, ni siquiera me encuentro.
  • A Sara se le erizó la piel. El último comentario le había parecido tan siniestro como halagador.
  • Tras casi cuatro meses de, a priori, irracionales elucubraciones, una luz se formó en el caso de Verónica Salas cuando Sara hizo dos importantes descubrimientos: el primero de ellos le aceleró el corazón; el otro, la atemorizó.
  • Al fijarse en los dos perfectos senos que destacaban en la camiseta, a la altura del pecho, pensó en lo rápido que había crecido y en la sensualidad que desprendía por cada poro de su piel.
  • Su piso era cómodo, agradable y práctico, decorado en colores suaves y minimalista en su mayoría, pero no estaba pensado para defenderse ante un ataque sorpresa desde dentro. Ni siquiera tenía los cuchillos a mano.
  • Había oído a algunos mayores hablar sobre el «remordimiento de conciencia», pero, si eso era lo que le estaba pasando, no le habían advertido de lo mucho que dolía.
  • Los muñecos quieren ser felices junto a su compañero y dormir abrazados a él, aunque hayan pasado horas metidos en un oscuro armario o se les estén cayendo las piezas.
  • El problema no es tener mariposas en el estómago, sino no saberlas colocar en formación de combate.
  • El pastor alemán era grande, pero mayor aun era el miedo que Charly provocaba.
  • Ciertamente no era una buena detective, pues, de haberlo sido, se hubiera percatado de que alguien la estuvo siguiendo durante todo el camino de vuelta a casa.
  • Cualquiera con un poco de sentido común diría que somos unos tarados. Posiblemente sea la verdad.
  • Orgulloso, levantó la cabeza y endureció la mirada. Acababa de elaborar el plan perfecto.
  • Se sentía absolutamente desamparada. Cerró los ojos y entonces deseó morir.

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