Básicamente es pensar en que queremos gastarnos el dinero que invertimos. Esto nos va a permitir calcular cuánto tenemos que ahorrar o que rentabilidad debemos exigir a nuestras inversiones y a qué plazo queremos invertir. ¿Estamos ahorrando para la jubilación o simplemente intentando sacarle una rentabilidad a corto plazo a nuestro capital? También es primordial conocer nuestra tolerancia al riesgo así como nuestras expectativas de rentabilidad (no podemos obtener una rentabilidad del 6-7% si invertimos en deuda pública).
De las respuestas a estas preguntas dependerá el tipo de fondos que seleccionaremos: renta variable, renta fija, mixto, etc.
Aquí puedes ver las diferentes categorías y en que activos invierte cada una de ellas
3. Diversificar entre fondos de inversión
“No poner todos los huevos en la misma cesta” es uno de los mejores consejos que podemos seguir a la hora de invertir en cualquier tipo de activo. Invertir en fondos de inversión no se resume en elegir los mejores productos dentro de las diferentes categorías que existen en el mercado. Se trata de construir carteras equilibradas en función del riesgo, horizonte temporal y expectativas de rentabilidad que queremos asumir.
4. Saber en qué invierte
No todos los fondos de renta variable o de renta fija invierten en los mismos tipos de activos. Un fondo invertido en acciones japonesas no tendrá la misma rentabilidad-riesgo que un fondo de acciones alemanas. Incluso, dentro de una misma categoría de fondos, existen fondos de características muy distintas. Sólo leyendo el folleto del fondo, sabremos cual es su política de inversión.
5. Analizar cómo se ha comportado
Por supuesto, la rentabilidad pasada obtenida por un fondo no garantiza sus resultados futuros. Pero analizar cómo se ha comportado el fondo en comparación con los demás fondos de su categoría y con un índice de referencia nos puede ayudar. Nadie sabe qué fondos serán los más rentables, pero sí podemos evitar aquellos que han conseguido sistemáticamente malos resultados.
6. Conocer el riesgo que asumimos
Conocer las características de riesgo de un determinado fondo es fundamental para entender su posible evolución: categorías de fondos que han sido volátiles en el pasado siguen siéndolo en el futuro. Pero la volatilidad sólo mide el comportamiento pasado del fondo. Para tener una idea del posible riesgo futuro del fondo, conviene examinar la propia cartera del fondo, su distribución de activos, su diversificación geográfica o por sectores...
7. Estudiar su estrategia
No todos los fondos invertidos en un mismo tipo de activo se gestionan de la misma manera ni asumen los mismos riesgos. Cada fondo tiene su propio estilo de inversión e invierte en diferentes activos, independientemente de que pertenezcan a la misma categoría.
8. Invertir en fondos que han sido consistentes Resultados puntuales no garantizan que el fondo esté bien gestionado. Hay que comprobar si esa rentabilidad se ha conseguido de forma consistente en el tiempo. Estos son los fondos que hay que buscar, podrán obtener rentabilidades negativas en el corto/medio plazo, pero los gestores sabrán cómo recuperarse de esas pérdidas y obtener rentabilidades positivas en largo plazo
9. Comprobar quién lo gestiona
Los resultados de un fondo dependen, en gran medida, de las decisiones del equipo de gestor. Por lo que conviene saber quien lo forma y desde cuando tiempo lo hace. 10. Conocer las comisiones
Todas estas comisiones quedan registradas en el folleto entregado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, por lo que son públicas y pueden (deben) consultarse libremente antes de contratar cualquier fondo. Si bien es importante conocer estas comisiones, hay que tener en cuenta que existen fondos de inversión con comisiones bajas pero que en realidad son caros porque la gestión que hacen del dinero de los partícipes es mínima y nula y que existen fondos de inversión con comisiones máximas y con unos resultados pésimos.
11. Dejar de mirar las rentabilidades diarias
Este es uno de los consejos más importantes. El mercado de valores tendrá días, semanas, meses e incluso años de rentabilidades negativas. Si no podemos asumir estas pérdidas, probablemente no deberíamos haber invertido en ese tipo de activo. Al invertir en fondos (sobre todo, fondos de renta variable) estamos buscando rentabilidades en largo plazo y no en el corto plazo. 12. Invertir periódicamente
Sólamente a través de asesores independientes que no tengan conflictos de interés a la hora de ofrecer cualquier producto podemos obtener recomendaciones acorde a nuestros objetivos. Además, un asesor independiente realizará un seguimiento continuo sobre la evolución de nuestra cartera. 14. Ser más conservador a medida que alcanzamos nuestros objetivos
A medida que alcanzamos el objetivo para el cual estamos ahorrando, debemos ser más conservadores puesto que el tiempo que queda es menor y podemos perder gran parte de nuestro patrimonio si no adaptamos nuestra inversión Una cartera de inversión tiene que ser dinámica y que varía en función de los mercados financieros y a medida que uno se acerca al objetivo de inversión.
15. Empezar a ahorrar ya
Retrasar el momento de empezar es una excusa (todos tenemos hipoteca o diferentes gastos). Cuanto menos tiempo me queda para alcanzar el objetivo para el cual estoy ahorrando, menos puedo ahorrar. Cuanto antes empecemos, más tiempo tendremos, más podremos ahorrar y más fácil será crear ese patrimonio. Retrasar 5 años el comienzo de nuestro ahorro puede suponer que dentro de 20 años tengamos 40.000 € menos